¿Podremos seguir exportando?
La preocupación de los países del primer mundo por depender menos de productos foráneos, la idea de consumir local, lo que implica producir en las cercanías, todo lo cual ahora tiene visos de seguridad nacional, no desde la perspectiva militar, sino desde la seguridad alimentaria y sanitaria, es una idea que ha tomado cuerpo y prevalecerá; sin embargo se podrá aminorar la dependencia, pero no evitar del todo. Es posible que ciertos sectores estratégicos se asuman en los países por el aseguramiento de materias primas, insumos y productos terminados críticos para la producción nacional, aun cuando ello implique mayores costos, pero tal control no se podrá ejercer en todo. Por otra parte, la nueva conciencia ambiental adquirida por efectos del Covid 19, también ejerce su influencia y promoverá el consumo de alimentos locales, regionales y preferiblemente orgánicos, por su menor huella de carbono.
Lo que ocurrirá es que los mercados del mundo desarrollados serán más difíciles de accesar dado este reacomodo, así hay que analizar concienzudamente las opciones que tienen los países del tercer mundo frente a esta nueva realidad. Claro que los productos manufacturados, los componentes tecnológicos, las sustancias contentivas de los principios activos para las medicinas, etc., son el foco de la localización productiva, pero seguramente este movimiento también podría afectar a las materias primas y commodities. De esta manera puede ocurrir que la soya y la carne vacuna de Argentina y Brasil, que se exportan mayormente a China y a USA, entren dentro de los rubros que esos países decidan localizar. ¿Qué pasaría entonces?