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Que ellas hablen

Durante la celebración del Mes de la Mujer, hemos venido hablando en los últimos artículos sobre la experiencia de Alimenta la Solidaridad (AS) y Caracas Mi Convive (CMC) en el rol de liderazgo de las mujeres a través del Programa de Liderazgo Femenino. Queremos que sean ellas mismas quienes compartan ese universo de vivencias que las llevó de su casa a la comunidad, un tránsito marcado por el autodescubrimiento personal y la vocación de servicio.

Milagros, 34 años, líder de Nuevo Horizonte, conoció el trabajo de Caracas mi Convive acompañada de su pareja, hace cuatro años, y allí se puso en contacto con el primer comedor de Alimenta la Solidaridad en la comunidad. La experiencia, nos cuenta, fue natural, ¿cómo no interesarse en un sistema de apoyo a los niños en medio de una la tragedia económica que vivía el país? Pero lo que descubrió en el comedor fue mucho más allá que la atención de los niños, se encontró de frente con la solidaridad en medio de la crisis, el verdadero hilo que mantenía unida a su comunidad.

Para Noelvis, 36 años, líder de La Vega, la oportunidad llegó de la voz de una madre y vecina que la invitó a uno de los comedores de AS. Allí descubrió que el trabajo era mucho más que la alimentación infantil, había todo un programa de formación a los padres, un lugar para aprender y compartir experiencias, otras historias que ayudó a los vecinos a unirse mucho más frente a las dificultades, “¿cómo no enamorarse de esta experiencia?”, se pregunta cuando recuerda sus primeros pasos como líder en su comunidad.

Milagros y Noelvis se reconocen a sí mismas como líderes y lo hacen sin falsas modestias; en ambas hay un elemento en común que vale la pena resaltar: entendieron su importancia después de haber tenido la oportunidad de trabajar con otros en la solución de sus problemas y, sobre todo, después de participar en el Programa de Liderazgo Femenino.

Milagros nos cuenta que en principio le costaba hablar en público, una timidez que encubría con formas ásperas al momento de tratar con otras personas, reconoce con cierto pudor. Fue en el Programa de formación de Liderazgo Femenino donde aprendió a manejar esa agresividad, donde comprendió la importancia de aprender y entender de los problemas con todos sus matices y complejidades, donde conoció y utilizó las herramientas, dentro de una formación constante con otras compañeras que, con el paso del tiempo, se convirtieron en verdaderas “hermanas de vida”.

Noelvis nos cuenta que el programa de formación le dio herramientas para abordar de manera más asertiva los problemas cotidianos en su comunidad, le ofreció una seguridad que no conocía, una “inteligencia emocional” que ha sabido reconocer y desplegar en el trabajo con sus vecinos; ha sido un espacio, nos dice, de crecimiento personal donde se ha encontrado con oportunidades para aprender a perdonar para seguir adelante, un perdón que le ayuda agradecer lo que se tiene y aprovechar todas las oportunidades que recibe.

¿Existe un liderazgo propiamente femenino? No hay coincidencias en sus respuestas.  Para una de ellas es indistinto, tanto hombres como mujeres se apoyan en la búsqueda de soluciones a los problemas; para la otra, el liderazgo, cuando lo ejerce la mujer, se enfoca más en la formación y en el compartir de los saberes. Pero más allá de la diversidad en sus opiniones, hay un rasgo común en ellas, una nueva conciencia que se ha despertado tras la oportunidad que recibieron para desplegar sus capacidades. Ambas aspiran a seguir luchando, trabajando, quieren tomar estas oportunidades y aprovecharlas.

Noelvis dice, con firmeza, que desea seguir abriendo espacios en su comunidad para que todas ellas sean escuchadas. Milagros reconoce que ahora quiere formarse más en “política”, una vocación que ha nacido en su pecho cuando ha entendido la importancia que tiene el liderazgo en sus comunidades.

El cambio que Venezuela necesita está aquí, en estas nuevas generaciones de líderes que solo necesitan la oportunidad para desplegar toda la confianza en sus capacidades e iniciar el camino del auto conocimiento que las ha llevado a trabajar por los demás, convencidas en la importancia de los valores de la solidaridad, el emprendimiento y la democracia.

A todas ellas, nuestro agradecimiento.

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