¿Qué es y qué no es negociación?
Una verdadera negociación nunca es un acto improvisado. Es el resultado de muchas etapas previas que se pueden denominar como conversaciones o diálogos.
Una negociación es, por definición, un proceso sistémico reservado, que atraviesa múltiples fases. No se puede estar negociando e informando a la vez, porque lo único valedero es el resultado que hayan podido construir las partes. Ese sí es el que se comunica para obtener los apoyos necesarios, para suscribirlo o rechazarlo.
La historia de Venezuela ha presentado en el tiempo buenas negociaciones, que luego fueron tristemente rechazadas por el país. Solo para mencionar dos importantes: el rechazo al acuerdo logrado por Alejo Fortique, establecido para la delimitación de Venezuela con la Corona inglesa en Guyana, que fijaba como el límite con este país el río Moruco, en lugar del Esequibo. La otra, el Tratado Pombo Michelena, que establecía las fronteras entre Venezuela y Colombia, muy favorable para nuestro pais, pero que fue rechazado por no incluir a San Faustino. Las consecuencias: perdimos en ambos casos miles de kilómetros cuadrados de territorio, por culpa de los intransigentes de ayer.
Hoy, con las conversaciones que se están llevando a cabo en Dominicana, producto de la presión internacional sobre el gobierno de Maduro, vemos cómo surgen los pájaros agoreros que condenan a priori una eventual negociación, al aludir que no va a producir ningún resultado, salvo el de perpetuar a Maduro en el poder. Olvidan que fue precisamente la presión internacional la que obligó a De klerk a negociar con Mandela quien, al igual que Leopoldo, estaba preso pero, eso sí, por muchos más años. También fue la presión internacional la que logró que los militares de Myanmar negociaran con Aung Suu Kyi.
Pero el Gobierno también se las trae al hablar de conversaciones informales previas y exagerar su contenido, al pretender decir que se estaba negociando y con ello sembrar dudas en la oposición.
Una regla de oro en toda verdadera negociación es el silencio de las partes hasta tanto no se logre un eventual y posible acuerdo. No hacer esto es la mejor manera de lograr que la negociación no prospere.
La negociación es un camino para tratar de lograr resolver un problema sin tener que recurrir a la guerra que, además de no resolver el conflicto, lo conduce inexorablemente, después de años de lucha y muertes, a sentarse en una mesa para negociar la paz y ver entonces qué solución se le da al problema.
Preocupa mucho que haya personas inteligentes condenando a priori una eventual negociación, que es precisamente el resultado de la creciente presión internacional. Los paises que la impulsan no van a dejarse engañar por las palabras sino que querrán cerciorarse de que los actos confirmen lo que haya podido negociarse.