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Qué pena con la visita

Cuando alguien nos va a visitar en nuestras casas lo primero que hacemos es asear lo mejor posible todos los rincones de las áreas a las cuales el visitante tendrá acceso, siendo uno de las zonas más importantes el baño.

Si un amigo de nosotros nos visita y pasa al baño y lo encuentran en un estado lamentable, éste se llevará un terrible concepto de quienes habitan en nuestra casa. En pocas palabras pasaríamos pena.

Y ustedes se preguntarán la razón por la cual empiezo este artículo hablando de los baños, bueno porque los centros de aseo públicos hablan mucho de un país y de una sociedad.

He visto con horror como los baños públicos en aeropuertos, terminales terrestres y navales  se encuentran en un estado lamentable; lo cual posee un impacto tremendo en aquellas personas que nos visitan e incluso en nosotros mismos como venezolanos.

Los baños públicos, tanto los de Damas como Caballeros, eran un pizarrón público donde leíamos toda clase de frases, proposiciones y hasta insultos, no obstante ahora más allá que un grafiti escatológico, los baños son una de las expresiones más tristes de la realidad venezolana.

Tal vez sea entendible la falta de insumos como papel o jabón, debido a la terrible escasez e inflación que golpea a la economía nacional,  pero lo que es inadmisible es el estado cloacal de unas instalaciones que deberían estar pulcras.

Así como un baño limpio o sucio habla mucho de los propietarios de una casa, así mismo los baños públicos dicen mucho de las sociedades. Y es tan triste, que los venezolanos estemos perdiendo la sensibilidad sobre lo aseo, lo correcto y lo sano.

Es preocupante que nos dé igual el estado de todo lo que nos rodea, y no simplemente me refiero a los centros de lavabo sino a todo; nos acostumbramos a las calles rotas, a las alcantarillas sin tapas, a las tuberías con borbollones de aguas blancas o negras, a la delincuencia, nos habituamos a vivir en el caos y el caos pasó a ser la normalidad.

¡No! ¡No! Me niego, como ciudadana, como venezolana, a adaptarme a lo malo. Y sé que muchos venezolanos piensan igual. Estamos hartos que la calidad de vida de la ciudadanía se esfume como si fuese una ilusión banal; que la educación sea minimizada, que la vida misma sea subvalorada.

Aunque no lo crean, esta realidad reafirma la grave situación humanitaria que vivimos los venezolanos; y tal vez sea cierto lo que se dice, que una de las razones que movió a Michelle Bachelet para elevar el informe que elevó fue que al llegar al suelo venezolano, al entrar a un baño en el aeropuerto de Maiquetía, lo que se encontró fue una imagen dantesca.

Sé que vivimos tiempos muy amargos, pero cada uno de nosotros puede, como ciudadanos, ser un agente de cambio positivo y evitar que la desidia, el desastre y el ostracismo nos devoren como sociedad.

Aportemos nuestro granito de arena por Venezuela, ayudemos a mantener limpia nuestras ciudades.

@malemalaver

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