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¿Radicales?

Williams Caballero López

Algunos se afanan en autodenominarse como “radicales”, pero qué significa este término en verdad. Un radical es una persona que no utiliza en su totalidad su capacidad de raciocinio, de análisis y menos reflexiona sobre sus actos como la del resto de personas que lo rodean.

Un radical es una persona que no acepta la divergencia, no que admite que los demás opinen diferente, que no le gusta debatir porque rechaza cualquier argumento que no sea el propio.

El radicalismo es el hermano del extremismo. Ser radical es no tener empatía con el resto, no reconocer los propios errores y creerse superior a los demás.

Radicales son los comunistas que matan por sus ansías de hegemonía a la libertad de pensamiento. Radicales son los fascistas que, al igual que los rojos, exterminaron a todo aquello que percibían como amenaza a su dogma político.

Radical es el fundamentalismo islámico que se inmola con el simple placer de eliminar a todo aquello que sea diferente a ellos y a sus creencias religiosas y sociales.

¡Señores! Venezuela no necesita más radicales, nos basta y nos sobra con el radicalismo marxista que se apoderó del Palacio de Miraflores y se empeña en sostener la usurpación sobre las penurias de millones de venezolanos.

No es hora de hombres o mujeres radicales. ¡No!

Es el momento de hombres y mujeres valientes, y esto significa que la corrección, que la humildad, que el reconocimiento del otro son factores esenciales. Uno no es valiente por la bravura de sus actos o discursos, uno es valiente cuando reconoce errores, cuando escucha críticas, cuando piensa antes de actuar y asume las consecuencias de sus acciones.

Prefiero un movimiento de ciudadanos valientes a uno de personas radicales. El radicalismo es sinónimo de desenfreno, irresponsabilidad, locura e improvisación, y el país está para lo diametralmente opuesto.

Como demócrata respeto a aquellos que optan por llamarse radicales, pero solo espero que esta definición sea simplemente un movimiento propagandístico y no una expresión real de un pensamiento político, porque de serlo sería catastrófico admitirlo.

Y aún peor sería que el calificativo de “radicales” sea empleado como una estrategia para socavar la imagen del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, en un afán extemporáneo de “candidaturitis” o de “egoísmo insanos”.

A través de estas líneas llamo a la rectificación, no seamos radicales sino valientes. No seamos intolerantes sino compresivos. No allanemos el camino de la división sino que facilitemos la cohesión y el trabajo en equipo de quienes estamos luchando por el mismo objetivo: Un mejor mañana para Venezuela.

@wcaballerolopez

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