Relaciones con Israel ¿por qué no?
Han pasado ya cerca de unos 12 años desde cuando el presidente extinto optó, unilateralmente, sin reparo alguno, por la decisión antihistórica (4/2008) de romper relaciones con el Estado nación de Israel y la declaración de persona non grata a todo el equipo de la legación israelí; aberración muy desconcertante en Israel, y el universo judío, tan afín a nosotros, maldiciendo al pueblo de Dios, por la operación “Plomo Fundido” o Conflicto de la Franja de Gaza (12/2008-1/2009), cuando el gobierno israelí mediante una ofensiva aeronaval, previo bombardeo aéreo, hacia objetivos de infrestructura terrorista muy riesgosos para la seguridad nacional de Israel, su vecino, que dispuso la organización Hamás en puertos, cuarteles de policía, depósitos de armas y túneles subterráneos que comunicaban el espacio de referencia, acción que el mundo musulmán tachó de “Masacre de Gaza”.
Venezuela fue, siempre, desde cuando Israel declaró su independencia (5/1948), tras Auschwitz, amiga en etapas cuando vivíamos nuestro primer y efímero período democrático constitucional, que presidía Rómulo Gallegos (2-11/1948); pues la Junta Revolucionaria de Gobierno que presidió Rómulo Betancourt votó a favor de la creación de un Estado judío en Palestina ante una sesión histórica de la Asamblea General ONU durante 11/1947.
Y, aunque la CAIV ha sostenido reuniones asertivas con representantes de nuestra cancillería por el renuevo de las relaciones iplomáticas, aún no se concreta tal decisión pertinente, puesto que el ámbito de las relaciones entre Venezuela e Israel se forjó, incluso, desde antes de la creación del Estado hebreo. Evoquemos episodios de reconocimiento y solidaridad hacia la comunidad judía, tal y como el apoyo que el presidente general Eleazar López Contreras brindó a los refugiados de los “barcos de la esperanza”, que zarparon desde Hamburgo, ante la negativa de otros Estados caribeños de darles asilo, los pilotos de esas naves, Caribia y Kögestein, se disponían a retornar para Alemania. Pero, el fin de tales pasajeros –unos 219 judíos- en ese caso habría sido cruel, pues serían trasladados a los campos de exterminio (Auschwitz) instaurados por el nazismo. Felizmente, se les autorizó a quedarse en Venezuela, sobreviviendo gracias a nuestra solidaridad por aquella época; hecho que podríamos entender mucho mejor, hoy día, cuando millones de coterráneos salen del país como refugiados y consiguen los brazos abiertos que nuestra patria ofrecía a refugiados de otras naciones en el pasado. Asimismo, es oportuno destacar el aporte que patriotas judíos dieron a la causa de la independencia y creación del Estado venezolano por la protección que deron al Libertador al alojarle en Curazao la familia Ricardo De Sola y otros muchos episodios de venezolanos de origen judío que apoyaron el nacimiento de la República.