Revocatoria de licencias petroleras, lesivo y discordante

De entre sus tantas excentricidades que caracterizan al presidente Trump, ahora pretende dar tiro de gracia a la economía venezolana, que comienza a retomar gradualmente su rumbo, gracias a las operaciones que desde 11/2022 lleva a cabo Chevron mediante el mejoramiento del crudo de la Faja Petrolífera del Orinoco, a través de la empresa mixta Petropiar (Chevron/Pdvsa) por la producción del crudo Merey, tras haberle agenciado a Pdvsa algo más de unos USD12835 millones durante el lapso octubre-noviembre 2024; algo más de un 18 por ciento de lo recibido por igual lapso durante 2023. No obstante, por razones estrictamente políticas -internas de Venezuela- ha anunciado sus pretensiones de revocar la licencia que su antecesor Joe Biden concediera a la transnacional Chevron en 10/2019, lo cual nos perjudica igual que a Chevron, empresa desligada de toda tendencia político-partidista. Pero, Trump aduce nexos Maduro/ Biden, político del partido demócrata y vicepresidente durante la administración Obama. Por otra parte, según Trump está el cuestionamiento de las elecciones presidenciales del 28-J porque Maduro no presentó las actas, pues no fueron elecciones libres ni inclusivas y su juramentación el 10/1 para proseguir en la detentación del ejercicio presidencial 2025-2031 y con un TSJ no autónomo a disposición suya para la toma de decisiones o fallo ante casos específicos.
Por tanto, sin actitudes sumisas y por el provecho económico de la nación, el régimen debería reconsiderar sesudamente su actitud y proceder sin reserva alguna de acuerdo con los cánones procedentes que el caso amerita, pues no se trata de un chantaje o coacción, sino de desarrollo y restitución de una democracia alternativa, tal y como se llevara a cabo hasta la década 1980-1990.