Rodrigo Cabezas, más allá de los odios

Es Rodrigo Cabezas el nuevo preso político del régimen que oprime Venezuela, Rodrigo al que solo señalan por ser ex Ministro de Finanzas de Hugo Chávez, un hombre formado y militante de izquierda, posición ideológica que defiende bajo sus principios y convicciones, en un intento empeñado de demostrar que Nicolás Maduro y su sistema de gobierno no poseen ninguna definición ideológica, son en esencia una brutal dictadura, sin apego ideológico de izquierda o derecha, debate que a mi modo de ver está profundamente devaluado, considerando que la pertinencia actual de las necesidades de la población venezolana se encuentran ubicadas en definirse entre democracia o totalitarismo, claramente el 28-J la población en cascada aposto a la democracia.
Ahora bien, quienes intentan linchar a Rodrigo Cabezas, acaso ¿pueden creer que él no ha hecho introspección y balance personal de su desempeño en los cargos políticos que ocupó en el gobierno de Hugo Chávez? Se equivocan en su totalidad, de forma consciente ha asumido la carga de sus errores y ha actuado en consecuencia para empinarse sobre ellos, no evadiendo sus responsabilidades, su decisión firme y transparente ha estado en convertirse en una voz resonante dentro de todos los miembros de los equipos políticos del PSUV, y dirigentes que acompañaron la mal llamada revolución del siglo XXI, para decirles que nos equivocamos, y es la hora de liberarnos de complejos, de atavismos ideológicos para intentar salvar el país del desastre colosal que hoy padecemos todos los venezolanos.
Sin lugar a dudas el país vive momentos de intenso dolor en la marcha constante hacia el aclamado cambio político y social, y es tarea de todos los ciudadanos ocuparnos de ello, lamentablemente, se han mezclado con expresiones destempladas de odio y rencor vinculadas a la persona de Rodrigo en la mala hora de su detención, se puede aceptar y comprender que hayan desavenencias y hasta opiniones contradictorias respecto a lo que han expresado, pero resulta mezquino no reconocer los aportes de compromiso y firmeza al país, esa firmeza es precisamente la que se reclama hoy, cuando existe un sin número de dirigentes supuestamente opositores que reman hacia el sostenimiento de la dictadura de forma abierta.
Hacer balances de cuanto apoyo le queda al PSUV, creo que no es muy funcional, partiendo de la claridad de las diversas manifestaciones sociales, no obstante la labor de quienes abrigamos equivocadamente desde una u otra posición las banderas de la falsa revolución, es hablarles con esa precisión certera a los que igual apoyaron a ese proyecto desde sus inicios –les guste o no hay que hablarles– para quizás se permitan aceptar una histórica realidad oculta en una falsa admiración a Hugo Chávez, en su chantaje de incalculable dimensiones destructivas al país en todos los campos.
Desmontar la ideologización en las bases del PSUV, ha sido una tarea en su mayoría solitaria, encarnada por los propios ex dirigentes, como un aporte para el cambio, y en esa marcha no hemos encontrado unos a otros, para crear ambientes de trabajo con sectores importantes de la oposición tradicional, con muchos tropiezos y estigmizaciones, siendo para el alto mando del PSUV las voces disidentes de los traidores y para los sectores más dominantes de los partidos tradicionales de oposición; los infiltrados, que intentan desplazarlos en búsqueda de cargos y oportunidades, sin embargo nada de eso ha importado, la prioridad es el país y se debe insistir en anular la mezquindad y ceguera, que no permite apreciar que en la vida no todo es bueno o malo; blanco o negro, existen múltiples matices que a su vez se constituyen en grandes oportunidades para todos.
El valor del mensaje de María Corina.
María Corina, sobre quien se ha tejido un manto de radicalismo, construido desde las instancias del propio régimen en concordancia con los rivales internos de la propia oposición, la misma que hoy le sirve al madurismo, ha dado quizás el mayor ejemplo, no de reconocimiento a Rodrigo, porque no se trata de él en lo personal, sino de la posibilidad de establecer un país diferente donde el odio no sea el motor de guía.
El odio debe acabar, como hay que poner fin a la mezquindad de entraña, que genera desenfrenados de venganza, que terminará por diluir aún más los valores sociales, al propiciar la aniquilación de acuerdos fundamentales dentro de todos los segmentos sociales, es la madurez la que tendrá que imperar y mostrar otras actitudes que construyen y acerquen, es por ello que las expresiones de María Corina adquieren una enseñanza trascendental, porque no se trata de olvidar, o generar impunidad en el país, sino de demostrar que es capaz de perdonar y de acercarse a acompañar la firme determinación de transformación del país, así lo demuestra cuando trasmite esos sentimientos en medio del dolor a una familia y a un pueblo con todos sus presos políticos, augurando un mejor destino en unión lejos de discordias inútiles.
De manera que sigue María Corina en medio de todo este caos social y político, cumpliendo un papel histórico incuestionable, señalando que nunca todo es perfecto, pero desconocer lo bueno es de almas pequeñas.
De manera que a Rodrigo Cabezas, le ha correspondido la honrosa tarea de ser el diferente, el que reconoce los errores y se aparta, y a su vez se involucra en los sectores que luchan por cambiar la nación, él además no lo ha hecho por un cargo, o por un espacio protagónico, su mayor desempeño es el de educar y lo lleva con profundo altruismo, hoy en su cárcel que lamentamos dolorosamente sabemos que la historia le dará el papel que él supo labrarse, y habrá también un recuerdo de desprecio para quienes hacen del odio una manera muy equivocada de actuar.
Venezuela nos necesita a todos y en ese propósito nos podemos encontrar.