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Socialismos posibles e imposibles

Por “socialismo” se entiende el ejercicio de una democracia ampliada, que no solo abarque el área política, sino también las áreas económica y social, y que de este modo dé contenido real (y no sólo expresión formal) a la tríada de valores definidos por la Revolución Francesa: la libertad, la igualdad y la fraternidad (solidaridad). Valores que, desde luego, se complementan y se condicionan recíprocamente: sin igualdad (o equidad) no hay libertad auténtica, y a la inversa.

El socialismo requiere que el proceso económico, en sus aspectos fundamentales, sea controlado o regulado por la voluntad y los intereses mayoritarios del pueblo: asalariados y clase media laboriosa. La acción del Estado y la nacionalización de empresas básicas puede ser un medio eficaz y legítimo, pero no es el único ni siempre el más recomendable. La regulación pública sin expropiación, así como la democratización de la empresa por mecanismos de cogestión y autogestión, o su adquisición por fondos sindicales, pueden ser alternativas eficaces y de impacto menos conflictivo. Así lo ha demostrado el único socialismo verdadero y exitoso que hasta ahora exista en el mundo: el que se está configurando lentamente, con avances y retrocesos, en el área de los países nórdicos: Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Finlandia, y de esa zona hacia el sur.

Algunos de mis lectores se reirán, porque en los mencionados países la gran mayoría de las empresas son privadas y en ellos siguen existiendo multimillonarios y hasta millardarios. Pero lo que no hay son indigentes, ni sectores en pobreza ni al margen de la seguridad social. Y es la única parte del mundo donde sigue efectivo el poder sindical, a la vez que las empresas privadas son reguladas con verdadera eficacia.

¿Capitalismo esclarecido, evolucionado, reformado y humanizado? ¿O socialismo en su etapa inicial, todavía en pañales? Yo no tengo dudas en cuanto a declararme a favor de la segunda fórmula. Ni siquiera Karl Marx, difamado por derechistas ignorantes como presunto predicador de una violencia revolucionaria universal, jamás habló de una línea divisoria precisa entre el capitalismo y el socialismo (es más, casi nunca utilizó la palabra “capitalismo” sino se refirió a “la burguesía” o “el capital”). Incluso en el socialismo dictatorial, más blanquista que marxista, de Lenin, Trotsky y Stalin, nunca se pretendió que el socialismo pudiese existir antes de que el capitalismo haya agotado sus posibilidades históricas. Lenin creyó que Rusia no podría llegar al socialismo si el Occidente industrializado no se le adelantara y la tomara de la mano. Stalin tuvo inmensas dificultades para hacer aceptar su novedosa teoría del “socialismo en un solo país”. Fueron Jruschov y Breznev, mediocres burócratas post-estalinistas, quienes primero se apartaron de la certeza marxista de que, antes de que el socialismo sea posible, debe agotarse el ciclo capitalista, y comenzaron a otorgar diplomas de “socialista” a cualquier dictador del Tercer Mundo que se pusiera a su servicio. Chávez y Maduro son los últimos y más deplorables de esa serie histórica.

Conclusión: con bases en la historia de las ideas socialistas y de las realidades sociohistóricas del siglo XX, defendemos la tesis de que: a) la transición del capitalismo al socialismo es indeterminable e indefinible (es un proceso gradual que puede durar siglos); b) todo verdadero socialismo es una ampliación de la democracia y sin democracia no hay socialismo; c) el modelo europeo nórdico es el que en los siglos XX al XXI más se está acercando al socialismo en su verdadero sentido y dimensión.

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Un comentario

  1. «lo que no hay son indigentes, ni sectores en pobreza ni al margen de la seguridad social»: Es decir, los desesperados en quienes abundan la Necesidad (que los convierte en fáciles mendigos, a disposición de los caudillos justicieros), la Ignorancia (que los hace creer el discurso idiota de la riqueza de origen silvestre, de la cual se apropiaron los ricos y que debe ser repartida a los pobres) y, muy importante, el Resentimiento (convencidos de que las condiciones miserables en que sobreviven son responsabilidad exclusiva y premeditada de quienes tienen MÁS que ellos, lo que justifica cualquiera medida que expropie, confisque, invada, la propiedad privada -empresas, viviendas, vehículos, etc-, para el reparto equitativo y redentor, que por supuesto realiza el líder, comandante o padrecito, a quien se hipotecan de por vida y a menudo por generaciones. Boersner no señala los crímenes cometidos por Lenin, Trotsky y Stalin, a nombre de ese Socialismo (que todavía se expresa en Cuba y en esta sucursal del castrismo), ni en torno a la conducta irresponsable y nada ciudadana (demográfica, social, económica, político-promiscua) de esas masas Lumpen, conducta que refuerza y multiplica el problema que representan para cualquier país, y su condición de tierra de cultivo fértil para las semillas de la Demagogia y el Populismo.

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