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Soluciones

Es decir, la fuente es la encuesta tal o cual. Les sirve a los candidatos a cualquier cosa para decir que van ganando fácil, que la gente ya no tiene qué pensar en ningún otro. «Estoy arriba en las encuestas y la tendencia es irreversible», palabras de moda por muchos años en esta Venezuela de hoy. Sirven para imponer un producto, para establecer quién es la más bonita o, en el peor de los casos, si un gobierno está quebrado en su gestión.

Las tres últimas encuestas que hemos visto tienen un marcador de 2 a 1 en contra del gobierno. Consultores 21 y Keller arrojan resultados realmente negativos para el oficialismo. Hinterlaces, por el contrario, lo mantiene en cotas de aprobación con sustanciales diferencias en varios renglones. No obstante, más allá de encuestas, sondeos, tabulaciones de datos y resultados porcentuales, lo que se ve y se siente en la calle apunta a una situación cuyo horizonte no es nada halagador, pues no se ven soluciones a corto plazo. Se dice a cada rato que el país está cansado de los diagnósticos y que estamos en tiempos de medidas y soluciones. Es decir, mirar hacia adelante. No es tan fácil. Al gobierno le corresponde gobernar. Y en materia de opiniones, en toda la variedad, es posible que algunos expertos hagan énfasis en ese aspecto de las soluciones, independientemente de que el gobierno escuche. No obstante, da la impresión de que no lo hace.

La economía, por ejemplo, está haciendo aguas por todas partes. A las puertas de una recesión, si acaso no estamos ya. La inflación incontrolable, el bolívar no vale más que una piedra y cuidado si vale menos, el flujo de divisas hacia importaciones tanto públicas como privadas en caída libre, desabastecimiento penoso, escasez de productos que por momentos hacen pensar que estamos en Irak en plan de cruzar el desierto. Y hay más. Desempleo real cerca del 60%, pues la buhonería no entra en las cifras oficiales. Las empresas privadas casi paralizadas y muy por debajo de su capacidad de producción. El país depende de las importaciones hasta para comer de allí que, ante la crisis de divisas, no esté funcionando con normalidad ningún sector de la economía nacional. No hay oferta de boletos aéreos, faltan muchos renglones de medicamentos, ni hablar de repuestos para vehículos solo por mencionar algunos puntos. No hay ni papel para libros o facturas. No hay materiales para embotellar agua o refrescos. Si estamos en plan de echar el cuento de lo que todo el mundo sabe, sin ni siquiera entrar en diagnósticos, el paso siguiente sería el de las soluciones.

Pero, como es fácil concluir, es el ámbito más difícil. Especialmente cuando las soluciones posibles que son de un carácter general contradicen las propias líneas maestras de quienes tienes la obligación de meterle mano a este patuque histórico.

Ya veremos.

(Imagen referencial – LaPatilla.com)

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Un comentario

  1. Sospechoso que Elides Rojas NO incluya el gravísimo factor de las constantes amenazas a la Libertad de Expresión, la más reciente de las cuales le puso las garras a El Universal, y manoteó a más de VEINTE articulistas, cuyo crimen es no adaptarse al Pensamiento único, dañino y súper anacrónico de la franquicia castrista que destruye a Venezuela. Eso también cabe en cualquier diagnóstico.

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