Tarre
Alfredo Maldonado
No ha sido un nombramiento a la carrera, Gustavo Tarre es un venezolano destacado, de intensa y honestísima carrera política, un intelectual de profunda y muy activa formación, un hombre cordial que ha escalado por su propio esfuerzo por encima de la fama justamente ganada por su padre, aquél agudo y gran cronista de la política y la venezolanidad que fue Alfredo Tarre Murzi.
El nombramiento de Gustavo Tarre como representante de Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA), vuelve a poner a Venezuela en una posición destacada en la dirigencia continental, porque no es otro politiquillo disciplinada y ciegamente partidista, sino un venezolano de amplia formación que no sólo representará a su país y su Gobierno con dignidad y conocimiento a toda prueba, sino que agregará lustre a esa organización que a veces parece que discute mucho y ejecuta poco.
La escogencia del veterano político uruguayo Luis Almagro, izquierdista de tradición y pensador y ejecutivo de honestidad incuestionables en su país, al frente de la Secretaría General de la OEA hace unos años, ya elevó el nivel de protagonismo de la organización y de cumplimiento de sus objetivos, le dio vida nueva a la estructura continental y le amargó la vida a las dictaduras y gobiernos de la región, profundizó y amplió el liderazgo de la OEA y la ha convertido en protagonista, no sólo respecto al caso venezolano que, justo es reconocerlo, ha asumido como misión personal, sino como eficaz coordinador del ensamblaje continental.
Con Gustavo Tarre se fortalece la fuerza de la OEA, y también el protagonismo de esta Venezuela que se enrumba por nuevos caminos de libertad y del orgullo de la salud política. Tarre representará en la OEA a un país que fue hecho pedazos por el Gobierno experto en ilegitimarse a sí mismo, y al nuevo Gobierno de transición que no “se autoproclamó” sino que asumió legítimamente lo establecido por la Constitución de Venezuela.
Un trabajo nada fácil porque en estos momentos los ojos y oídos del mundo están puestos en el país que Gustavo Tarre fue encargado de representar con su talento, su amplia formación, su experiencia y lo que quienes lo conocemos apreciamos en él, su bonhomía y su imbatible honestidad.
Con Gustavo Tarre Venezuela tiene un representante de lujo en Washington justo en el período en que más se necesita un hombre de su capacidad, muy buena noticia para la fe venezolana, otra señal de cambios trascendentales.