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Terrible obsolescencia

Venezuela ha despilfarrado, regalado, birlado…se han robado más de un millón de millones de dólares norteamericanos en un lapso de diecisiete años.

Se dice fácil, pero es la bonanza económica más grande que ha disfrutado país alguno en la región latinoamericana. Hoy, después de despilfarrar las vacas gordas y matar la gallina de los huevos de oro, nos tendremos que comer las vacas flacas.

Toda esta barbárie comenzó por aquel famoso “millardito” escamoteado al BCV después de pontificar que las reservas “adecuadas” de Venezuela tenían una magnitud finita. Si no pensamos en la mala intención, debemos rendir un recuerdo ferviente al señor Antonio Estrada Bertorelli, quien en su espacio publicitario de la Plaza Venezuela mantuvo por mucho tiempo la aleccionadora frase: “Dios perdona, la ignorancia no”.

Luego vinieron todos aquellos opacos “fondos” y el terrible tratamiento impuesto por un absurdo “control de cambios” que terminaron en la más pavorosa corrupción sufrida por ningún país.

Las consecuencias son muchas, difíciles de ordenar, demasiadas para que se puedan analizar en un solo trabajo. Una de ellas, que no es la de peor significado, es el atraso tecnológico del país.

Venezuela, gracias a muy diversos factores y promotores, fue una nación que estuvo dotada de muy buena tecnología. Sus empresas, las más importantes, recibieron asesoría técnica y diseños que vinieron de las mejores fuentes del conocimiento mundial. Sus equipos fueron los más avanzados que el factor económico permitió. Siempre tratamos de disfrutar de los mejores adelantos científicos y tecnológicos. Nuestros jóvenes fueron a beber las aguas del conocimiento en las mejores fuentes.

La vida útil de un automóvil se situaba en menos de cinco años, nuestros aviones recibían un mantenimiento generalmente apegado a las prescripciones de sus fabricantes. Las plantas industriales tenían un mantenimiento adecuado. Nuestros profesionales asistían con regularidad a los simposios donde se comentaban y discutían métodos y procedimientos avanzados, éramos amigos del progreso y la novedad.

Hoy, por acción del régimen que nos ha destruido y sus aberrantes disposiciones legales, la obsolescencia es un lugar común en todos los sectores de la sociedad.

Comenzaremos con anotar que la edad promedio de todo el equipamiento nacional, supera los diez años. Los automóviles, con contadas excepciones vinculadas al régimen, se acercan a la duración del desgobierno.

Las mentes de nuestros jóvenes no pueden actualizarse ni entrenarse en los mejores sitios y no analicemos la terrible guerra que le tiene el régimen a nuestros centros de estudios.

Las plantas industriales solo reciben la atención de mecánicos que son custodios ejemplares y orgullosos de sus labores, que están signadas por la escasez o ausencia de repuestos nuevos.

No podríamos ocuparnos del análisis del sector salud. Relativo y fundamental tema del mantenimiento del cuerpo del ciudadano. Tampoco recibe actualización la mente de los venezolanos, somos una sociedad abandonada.

Antes que se nos olvide…nuestros edificios y casas tienen terrible ausencia de mantenimiento y no tratemos la situación de las empresas públicas.

Los años de reconstrucción del páis, serán largos y requerirán el esfuerzo de todos. Comencemos ya.

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@rafael862

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