Tiempos difíciles
Vivimos tiempos difíciles en los que lo que más escasea es la certidumbre. Sin embargo, no por ello debemos dejarnos llevar solo por la emotividad.
Es evidente que el país va mal, en ninguna otra parte del planeta se ven multitudes de personas haciendo desde tempranas horas de la madrugada colas para adquirir los productos regulados que lleguen durante el día. Tampoco es normal que en pleno siglo XXI mueran niños por desnutrición o que personas de cualquier edad con un trasplante de órganos, no encuentren los medicamentos necesarios para superar el rechazo. Es inadmisible que decenas de detenidos hacinados en un retén policial mueran quemados. Pareciera absurdo que los jóvenes, profesionales e, incluso, personas comunes y corrientes tengan que abandonar el país porque, en promedio, sus ingresos mensuales no llegan a superar los 7 dólares.
Así podríamos seguir enumerando las dificultades que, a diario, tiene que enfrentar la inmensa mayoría. Pero, aunque parezca prácticamente imposible superar los obstáculos que se presentan, los venezolanos parecen disponer de una capacidad de resiliencia admirable y quienes se quedan han decidido luchar con los escasos medios a su disposición para reconquistar la democracia, las instituciones y todo lo que configura lo que se denomina la Libertad.