Una lección para todos
Por Rafael Venegas
Estos resultados constituyen la respuesta contundente de los pobladores de ambos municipios a la represión, la arbitrariedad y el uso abusivo del poder. Es la respuesta serena y firme de la gente, sometida por más de tres meses a un brutal cerco represivo que ha dejado muertos, heridos, torturados y detenidos; a la destitución arbitraria e ilegal de sus respectivos alcaldes y a una alevosa campaña mediática orientada a descalificar y criminalizar al movimiento de protesta. Es la derrota, por ahora parcial, de una política de Estado que intenta implantar el terror y la desmoralización para impedir que el malestar que embarga a la mayoría nacional adquiera cuerpo social, se articule orgánicamente y se haga conciencia política, clamor popular en demanda de cambios.
Se trata de una categórica lección para un régimen que se niega a escuchar el reclamo del país frente a la carestía, la escasez, la inseguridad y la crisis de los servicios públicos; frente a la ineptitud, la demagogia y la corrupción. Una lección para un régimen que, vistos los resultados, tendría que proceder a liberar a los alcaldes destituidos de ambos municipios y al resto de los detenidos como consecuencia de las protestas; tendría que cesar en su empeño represivo, absolutamente inútil a sus propósitos de acuerdo con el veredicto electoral registrado; y que debería disponerse a rectificar sus erráticas políticas que solo profundizan aún más la grave crisis. Pero no debemos hacernos ilusiones con este gobierno hambreador y represivo.
También es una lección para los impacientes y cortoplacistas. Para quienes convocan a la irracionalidad y el abandono de los espacios y consideran excluyentes la protesta de calle con la participación electoral. Para los pseudorradicales que subestiman al pueblo, desconfían de su fuerza, su inteligencia y disposición de lucha, pretendiendo sustituir su voluntad política por la acción aislada y contraproducente de los pequeños grupos; al tiempo que intentan, engañosamente, pasar de contrabando sus propios intereses en nombre de los intereses del pueblo o de la nación venezolana.
También es una lección para la MUD, para que entienda, más allá de las poses declarativas, que la protesta de calle no solo no se opone a la participación electoral, sino que puede contribuir a potenciarla, en la medida en que ayuda al desenmascaramiento del régimen, favorece su desgaste y pone en evidencia la inviabilidad de su proyecto y la ausencia de voluntad política para rectificar el rumbo. Para que entienda, definitivamente, que una política de acumulación de fuerzas no es solo acumulación creciente de votos, sino el fruto de un esfuerzo de todos los días y en todos los terrenos, acompañando a la gente en sus reclamos cotidianos, fundiendo el descontento popular con un proyecto político de cambio.
No me atrevo a afirmar que la crisis de la sociedad venezolana tendrá un desenlace electoral, pero sí sostengo que dicho desenlace pasa por forzar al máximo la ruta electoral, articulando con perseverancia y paciencia una sólida mayoría nacional apropiada de una conciencia y un proyecto de cambios. Allí llegaremos, eventualmente, como producto de las contribuciones de muchos, de los esfuerzos concurrentes del movimiento sindical, gremial, estudiantil y comunal, de los partidos y las ONG’s, de las individualidades y luchadores populares, sembrando la certidumbre y la esperanza allí donde hoy impera el desencanto y el desasosiego.