Venezuela, en desesperada huida hacia adelante
Venezuela no se equivocó cuando con tono chicanero se atribuyó una victoria que no esperaba en el debate de la Organización de Estados Americanos (OEA). Había logrado tiempo. Lo hizo al costo extraordinario de haber firmado junto a EE.UU. una moción en la cual el régimen admite que hay que buscar un diálogo, es decir que existe la crisis. La desesperada huida hacia adelante del experimento chavista puede admitir semejante revés y revestirlo como un triunfo con la coartada de que no habrá inmediatamente sanciones, como pretendía el secretario general del organismo, Luis Almagro.
Para todos es claro que el gobierno de Nicolás Maduro está frente a un abismo. Que la región no pretenda, por ahora, empujarlo al vacío es una oportunidad de alcance limitado si es que no se produce algún cambio. Como los tiempos se están agotando, la pretensión ideal es que no sean las circunstancias las que acaben imponiendo una modificación del cuadro. Pero nada parece desmentir a los escépticos.
La resolución de la OEA, finalmente aprobada e impulsada por Argentina con apoyos inmediatos de EE.UU. y Brasil, llama en términos apenas formales a un diálogo interno. Esa levedad torna improbable que la iniciativa alcance algún destino concreto. La realidad del último semestre, desde que en diciembre la oposición ganó el control del Congreso, ha convertido en abstracta cualquier alternativa de coexistencia interna por la decisión del régimen de desacreditar a la disidencia y usar al poder judicial que ha colonizado como un filtro absoluto del legislativo.
Un dato de esa vocación por el portazo se notó ayer cuando el oficialismo demandó a la directiva del Parlamento para procesarla y removerla con el argumento de que habló con la OEA sin autorización: “usurpación de funciones”, brama el madurismo sin medir las palabras, horas después, apenas, de suscribir la resolución dialoguista.
La misma frustración ha marcado la convicción de parte de la variada dirigencia opositora que apostó a avanzar en el revocatorio constitucional del mandato de Maduro para llamar a elecciones generales y abrir un nuevo capítulo.
Marcelo Cantelmi
