OpiniónOpinión Nacional

Violencia política

¿Cómo no protestarante una inflación del 50%, una escasez de productos básicos que supera el 30%, una inseguridad que concierne a todas las clases sociales y que cobró 25.000 vidas solamente el año pasado? ¿Cómo no protestar cuando los poderes públicos han sido confiscados y carecen de legitimidad cuando el período constitucional de las autoridades del Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de Justicia, la Contraloría y la Fiscalía están vencidos y no han sido elegidas nuevas autoridades? Si a esto agregamos la ausencia de espacios institucionales para el debate democrático, pues no solo la asamblea nacional cedió su facultad legislativa al ejecutivo al otorgarle poderes especiales para legislar, sino que la opinión pública está limitada o censurada por las frecuentes cadenas presidenciales y porque los medios radio eléctricos y televisivos de cobertura nacional están en su totalidad en manos del gobierno, la situación es más problemática. A pesar de que todos estos factores conforman un cuadro evidente de irritación y desesperanza social, todavía hay sectores de la oposición que no comprenden la radicalización de la protesta iniciada por los estudiantes y ahora acompañada por otros sectores sociales. Es por esta razón que me atrevo a hacer un ensayo paradigerir y analizarel tema de la violencia como arma política.

La violencia política en la historia

Llegó a mis manos un artículo titulado ¿Por qué la violencia funciona?,el cual eselresumen del libro “Thevalue of violencia” escrito porBenjaminGinsberg, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Johns Hopkins (USA). El artículo del mismo autor me motivó a investigar sobre la violencia y la política y llegué a Einstein y Freud, los pensadores más importantes del siglo XX.

Comienza el artículo de Ginsberg conla frase de Winston Churchill “la historia de la raza humana es la guerra”. Aclara más adelante: “Los seres humanos, y quizás sus ancestros pre-humanos, han estado involucrados en el asesinato y la violencia, como individuos y en grupos, por cientos de miles de años. Y al menos, desde el advenimiento de la historia que recordamos, la violencia y la política han estado íntimamente relacionadas”.

En este sentido, Freud, ensu correspondencia titulada “¿Por qué la guerra?”, dirigida a Albert Einstein en septiembre de 1932, expone: “Pues bien, los conflictos e intereses entre los hombres se zanjan en principio mediante un expediente somero: la violencia, es decir el recurrir a la fuerza impositiva sobre otro u otros». Esto sucede en todo el reino animal que incluye al hombre. Continúa Freud: “Al comienzo, en las pequeñas hordas humanas primitivas, era la fuerza muscular la que decidía (ante un conflicto de intereses referidos a objetos que nose podían o no querían compartirse) a quién pertenecía algo o de quién debía hacerse la voluntad. La fuerza muscular se vio pronto reforzada, aumentada y sustituida por el uso de instrumentos: vence quien tiene las mejores armas o las emplea con más destreza, el más hábil sustituye entonces al más fuerte”.Ginsberg coincide con Freud en que la violencia es parte de la historia del hombre.

Es oportuno describir los tipos de violencia que existen: la violencia física que incluye la guerra, la violencia verbal, la violencia delincuencial, la violencia estructural que ocurre cuando, por ejemplo, el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o no aporta las necesidades básicas a su población, la violencia política, la violencia doméstica, la violencia cotidiana que incluye la ausencia de respeto a normas o leyes o el maltrato en la vida diaria por el entorno como las calamidades que padecemos actualmente los venezolanos, entre otras. Esta aclaratoria es importante porque muchos piensan que la violencia es solo física.

Igualmente, es importante definir el término de violencia política como el medio utilizado para lograr objetivos políticos, al cual se refiere este escrito. El derecho de rebelión, de revolución o de resistencia a la opresión es un derecho reconocido a los pueblos frente a gobernantes de origen ilegítimo o que teniendo un origen legítimo han devenido en hechos o condiciones ilegítimas durante su ejercicio. Este derecho existe desde la antigüedad y fue incluido implícitamente en 1776 en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos como un derecho del hombre al referirse “…que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios…”. En la Constitución de la Revolución Francesa (1789 y 1793) está explícito este derecho en la resistencia a la opresión. Ejemplos de violencia política van desde el genocidio, dictaduras y guerras hasta el hambre, la violación de los derechos humanos y la tortura psicológica, pasando por la insurgencia y el terrorismo de estado.

El Dr. Ginsberg, al referirse en su artículo específicamente a la violencia como instrumento político, describe los criterios de distintos pensadores en torno al tema; donde, a pesar de las diferencias entre ellos, todos coinciden en que la violencia tiene un papel en la vida política, algunos papelessubordinados, otros ocupando un lugar primordial.

Ginsberg añade: “La gente dice que los problemas no deben resolverse por el uso de la fuerza, que la violencia, como se dice no es la respuesta. Este axioma apela a nuestra sensibilidad moral. Pero, sila violencia es o no la respuesta, depende dela pregunta”. Más adelante dice: “Grupos violentos solo pueden ser derrotados por los enemigos que utilizan una fuerza superior contra ellos.Ocasionalmente, un régimen inmerso en la violencia puede ser enfrentado con éxito mediante medios pacíficos, pero esos son casos excepcionales.

Un ejemplo muy comentado sobre una victoria pacífica contra el opresor es el caso del dictador Augusto Pinochet. Al respecto, Ginsberg explica que esasituación se dio gracias a cinco años de manifestaciones chilenas que socavaron la economía, loque permitióqueactuaran los militares yle solicitaran a Pinochet que devolviera el poder a los civiles. Otro ejemplo, es la llegada al poder de Barack Obama en los Estados Unidos. El autor expresa que un negro pudo llegar a la presidencia de ese país después de la lucha por los derechos de los negros y de protestas violentas, durante varias décadas.

Mucha atención se ha dado a las medidas pacifistas que implementaron Mahatma Ghandi para enfrentar a los ingleses y Martin Luther King Jr. en su lucha por los derechos de los negros en los Estados Unidos. Sin embargo, Ginsberg cataloga las huelgas, boicots o demostraciones que ellos utilizaron como hechos de todo menos no-violentos. Más bien, fueron planificados para generar una respuesta violenta en el otro, lo que generaría una opinión pública favorable a las víctimas de la violencia y en contra de las autoridades gobernantes. Los seguidores de Gandhi se exponía a recibir palos y los de King eran entrenados para recibir golpes. Como ejemplo está lo que ocurrió en 1965 con el ataque de las autoridades locales a los negros en el puente Edmund Pettus, Alabama, que fue denominado el “Domingo Sangriento”.

Ginsberg explica que cuando la disidencia confronta los tanques no tendrá éxito, pero añade “que los dóciles nunca serán los dueños de la tierra”. Concluye: “Generalmente hablando, la fuerza solamente puede ser derrotada por la fuerza”.

A este tenor, MassimoDesiato (fallecido el año pasado), filósofo, quien fuera profesor de la UCABy un estudioso del caso Venezuela, en una entrevista que le hizo Elvia Gómez para El Universal, en el año 2009, comentó que hay “violencia y violencia”. Con esto se refería,por ejemplo, a que no era la misma violencia la de los alemanes a la de los aliados,durante la segunda guerra mundial. Él comentó: “Pero no se puede decir que la violencia del nazi era igual a la violencia del aliado – norteamericano e inglés –porque el aliado buscaba finalizar en la libertad. Ahí la violencia cobra otro sentido.”

¿Cómo derrotar la violencia del estado opresor o evitar los conflictos políticos?

Es interesante recurrir a las ideas que Albert Einstein y Sigmund Freud intercambiaron a propósito de la guerra en las primeras décadas del siglo pasado para intentar contestar esta pregunta.

La intención de Einstein al escribirle a Freud, además de invitarlo a participar en un intercambio de ideas en la Liga de las Naciones y el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual en París, era manifestarle su inquietud por la guerra. Él estaba preocupado y quería saber cómo se podían evitar los estragos de la guerra. Además, deseaba conocer la opinión de Freud sobre el comportamiento violento del hombre y su deseo de poder y sobre la posibilidad de crear un consenso internacional o cuerpo legislativo y judicial para dirimir los conflictos entre naciones. Aquí, Einstein se preguntó ¿cómo una institución formada por humanos y con un poder insuficiente podría hacer cumplir sus veredictos? Einstein escribe: “el derecho y el poder van inevitablemente de la mano, y las decisiones jurídicas se aproximan más a una justicia ideal que demanda la comunidad (en cuyo nombre e interés se pronuncian dichos veredictos) que a una justicia real, y ello siempre en la medida que ésta tenga un poder efectivo para exigir respeto a su ideal jurídico”, poder lejos de ser alcanzado. Los enfrentamientos acontecidos en las primeras décadas del siglo XX eran para Einstein la evidencia del fracaso de muchos esfuerzos en este sentido y por eso creyó que pudieran existir factores psicológicos.

Freud, en su respuesta, cambia la palabra poder por violencia y habla de derecho-violencia en lugar de derecho-poder. Freud describe como, desde sus orígenes, el derecho se genera en forma civilizada a partir de la violencia. Para encontrar el camino de la violencia haciael derecho, él parte de que la violencia del más fuerte puede ser reducida y vencida por la unión de varios débiles y esa unión se puede constituir en una oposición a la violencia del fuerte. Escribe: “Vemos pues, que el derecho no es sino el poder de una comunidad”. Sin embargo, Freud afirma que este cambio es una respuesta violenta como la ejercida porel que era el más fuerte, pero hay una diferencia: que no es la violencia de uno solo sino de una comunidad que tiene un interés compartido. Pero para que esta unión de muchos se transforme en derecho no puede seruna unión circunstancial y para un solo propósito, sino que debe ser una organización mantenida en el tiempo para que se establezcan vínculos que serían la base de ese nuevo poder. Freud señala: “Pienso que con esto ya está dado todo lo esencial: el vencimiento de la violencia mediante la trasferencia del poder a una unidad mayor, que se mantiene cohesionada por lazos afectivos entre sus miembros”. Esta situación, a su vez, genera nuevas discrepancias, ya que Freud alega que no es posible evitar la resolución violenta de los conflictos de intereses en una comunidad y entonces se repite el ciclo que permite,en el tiempo, que el derecho evolucione como se observa en la historia de la humanidad.

Para Freud algunas guerras se justifican: “por otra parte, no es posible condenar todas las clases de guerra por igual; mientras existan reinos y naciones dispuestos a la aniquilación despiadada de otros, estos tienen que estar preparados para defenderse y, por consiguiente armados para la guerra si quieren subsistir”. Pero culmina: “Somos pacifistas porque nos vemos obligados por razones orgánicas”.

Termina Freud reconociendo que existen pocas probabilidades de éxito en la idea de eliminar las tendencias agresivas de los hombres, pero agrega: “todo lo que promueva el desarrollo de una cultura que no se funde en la represión pulsional sino en una educación racional de lo pulsional trabaja también contra la guerra”.
 
Asimismo, según Freud, “las relaciones de mutua dependencia derivadas de la necesidad y fines comunes, de recíproca comunidad que produce la convivencia en un mismo territorio, son favorables a la terminación de tales luchas…”. Concluye que una comunidad se mantiene unida o cohesionada por la presión de la violencia o por los lazos de identificación. En el caso de los países totalitarios comunistas, la sociedad se mantiene cohesionada por la fuerza.

Finalmente, Freud apoya la creación de La Liga de las Naciones pero con la condición de que sea una instancia superior efectiva que disponga del poder suficiente para hacer cumplir sus decisiones.

Ginsberg expone en su ensayo que una vía para resolver o minimizar este tipo de conflictos políticos sería seguir las ideas de los neokantianos que postulan que a medida que exista un número mayor de países con democracias liberales que se inclinen menos a la guerra, habránmenos posibilidades de conflictos entre miembros de una misma nación o entre países. Sin embargo, el autor termina indicando que esta vía también necesita una dosis de violencia para llegar a situaciones estables.

Otra vía para resolver este problema, según Ginsberg,sería el caso en el que se logreuna especie de “convenio Hobbesiano” que podría alcanzase pacíficamente cuando no exista antagonismo entre las naciones o estados de un país y da como ejemplo la unión de los 13 estados americanos queforman Los Estados Unidos de Norteamérica y los países de la Europa Occidental que conforman la Comunidad Europea.

Sin embargo, Ginsberg finaliza así: “Por lo tanto, nos guste o no, la violencia a menudo es la respuesta a nuestros problemas políticos”.

La transformación del pacifismo de Einstein

En un trabajo de Diego H Mendoza, físico y profesor de la UniversidadNacional de San Martín (Argentina), titulado “Entre el pacifismo y la energía nuclear (1930-1955)”, el autor describe la transformación de Einstein de un pacifismo radical, en la segunda década del siglo pasado – manifestado en múltiples ocasiones,entre la cuales instó a los científicos a rechazar la cooperación en la investigación de instrumentos de guerra y apoyó a la Liga de las Naciones – a escribirle al Presidente Roosevelt, durante la Segunda Guerra Mundial, con el fin de alertarlo sobre la conversión del uranio en fuente de energía que podría ser utilizado, por los alemanes,en la fabricación de la bomba atómica.

Este cambio de conducta tuvo su primera manifestación en Bélgica en 1933, cuando alertó a los belgas sobre el peligro nazi,al decir: “si yo fuera belga, y dadas las actuales circunstancias, no me negaría a prestar el servicio militar; por el contrario, entraría en dicha organización con alegría y pensando que de esa manera contribuiría a salvar la civilización europea”. En 1935, en un diario, Einstein argumentó sobre la organización supranacional (o La Liga de las Naciones) lo siguiente: “sin embargo, este curso de acción no puede ser ya más recomendado, por lo menos para los países europeos”. Y agregó: “Hoy, sin embargo, debemos reconocer que varias naciones poderosas hacen imposible para sus ciudadanos adoptar una posición política independiente”.

En 1940, firmó un telegrama, dirigido a Roosevelt, junto con otros 16 científicos, en donde declaraban que los Estados Unidos debían procurar asistencia a los aliados, en la segunda guerra mundial.

Algunos responsabilizaron a Einstein, de hecho no fue así, por la fabricación de la bomba atómica. El más adelante afirmó que el haber firmado la carta a Roosevelt había sido el gran error de su vida y pasó algún tiempo defendiéndose de las acusaciones. Ante el armamento de los países regresó a ser el pacifista radical. En algún momento sostuvo: “La aniquilación universal se perfila con nitidez creciente como término del proceso […] Si no se es realista la idea de un gobierno mundial, entonces la única visión realista de nuestro porvenir, es la aniquilación total del hombre”. También pidió al presidente Truman la conmutación de la pena de muerte sentenciada a Julius y Ethel Rosenberg por haber transmitido información sobre la bomba a los rusos. También se unió al “movimiento Pugwash” para promover el desarme nuclear.

Podríamos decir que laconocida frase de Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” se aplica en esta ocasión.

El caso venezolano

En Venezuela existe la violencia política ejercida desde el estado y por el gobierno para perpetuarse el poder. Todos los ejemplos de violencia los han sufrido los venezolanos:amenazas verbales, violación frecuente de los derechos humanos, desaparición de las libertades, interpretación perversa del derecho y la violencia física, cuyo ejemplo emblemático, lo constituye la golpiza que le dieron los diputados del gobierno a los diputados de la oposición en la Asamblea Legislativa, que llegó al punto en que algunos diputados de la oposición tuvieron que ser ingresados alhospital. Más aun, el gobierno ejerce la violencia política como estrategia electoral, muy bien descrito por María Eugenia Díaz en el número 5 del volumen 26 de 2009 de VenEconomía.

La mayor transgresión a las leyesde este gobierno se observa en el arribo al poder delactual presidente de Venezuela, quienaccedió alapresidencia inconstitucionalmente porque no podía ser candidato siendo vicepresidente y por ser elegido de forma ilegítima ya que detenta dos nacionalidades (al menos, el gobierno hasta ahora no ha podido demostrar lo contrario), siendoentonces un presidente ilegítimo.

Ante esta situación ¿no tienen los venezolanos el derecho a protestar?

Por otra parte, la mayor violencia del gobierno, patentizadaen la desproporcionada represión,torturas y asesinatos contra las manifestaciones de estudiantes desarmados, desde el 12 de febrero, ha reafirmado este derecho. Lo acontecido en las últimas semanases un ejemplo realmente escandaloso de la violencia como arma política, ejercidapor el gobiernocon el único fin de permanecer en el poder, a costa de cualquier precio o circunstancia.

Al momento, hay 29 muertos, 365 heridos, 1.530 detenidos y 48 casos de violaciones a los derechos humanos (torturas) debidamente documentados. La difusión internacional de esta conducta ha permitido develar laausencia de democracia bajo este gobierno de Venezuela.

El venezolano se siente humillado ante esta conducta terrorista y violadora de los derechos humanos del gobierno. El neurocientífico Nicholas Wright, quién trabaja en los determinantes biológicos de la conducta política, afirma que la mente dispone de un instinto natural para rechazar la injusticia y la humillación que se deriva de ella, por lo que el ser humano está dispuesto a pagar altos costos para rechazarla. Es posible que la sociedad venezolana se haya yapercatado, de una manera colectiva, de la injusticia que existe en el país y de la humillación que practica el gobierno en forma cotidiana. Es decir, ya el venezolano dispone de esa extraordinaria herramienta mental ytan poderosa como es sentirse víctima de la injusticia y la humillación. Esto es unaexcelente motivación emocional para la lucha que se ha manifestado en las protestas de calle, en las últimas semanas, que a la vez es consecuencia de un convencimiento individual de la realidad venezolana, en lugar de responder a un líder en particular. Un ejemploes la salidaa la calle, espontánea y pacífica, de los ciudadanos la noche del 17 de marzo para rechazar la militarización de Chacao y Altamira.

De la misma manera, es probable que se haya alcanzado la masa crítica. Según encuestas recientes (Gallup, Datos, Datanálisis y la encuestadora mexicana “Gabinete de Comunicación Estratégica”), la mayoría opositora al régimen se estima entre 56% y 64% de la población, según la encuesta.

Se puede establecer que en este mes de protestas, el gobierno ha quedadoal descubierto y estásujeto al descrédito internacional por su actuación ante las protestas y su conducta totalitaria, lo que ha sido objeto de repudio de organismos internacionales (Naciones Unidas, Comunidad Europeo y Congreso de los Estados Unidos). La protesta se ha extendido a otros sectores sociales (sociedad civil y representantes de algunos partidos políticos) y a los estados más populosos del país. Los valientes y creativos estudiantes, muy bien organizados, entraron al camino del no-retorno.

A la luz de lo expuesto, no es menos cierto que a la población venezolana no le ha quedado otra vía que la de protestar en la calle hasta lograr cambios en la política que garanticen la libertad y la democracia.

Sin embargo, siempre se debe tener en cuenta la conclusión de Ginsberg en su ensayo: “La protesta pacífica casi siempre fallará cuando no tiene condiciones de desplegar una fuerza mayor que la del adversario”. Esa fuerza es la masa organizada, capaz de canalizar esa energía y emoción de la calle con aguda precisión hacia el objetivo deseado.

Nuestra libertad es responsabilidad de todos.

Irene Pérez Schael
@IPerezSchael

Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de analitica.com, no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio de comunicación, ni a su editor, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal
Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba