Vivir con propósito

El propósito de vida es más que un simple objetivo; es una dirección trascendental que da sentido y plenitud a nuestra existencia. Revaluar y refrescar nuestro propósito no es solo una necesidad, sino un acto de sabiduría. Es vital abrirnos al cambio y redescubrir lo que Dios desea para nosotros en cada temporada de nuestra vida.
Dios a través del profeta Jeremías (29:11) nos revela un versículo que se convierte en el fundamento de una vida con propósito: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Dios siempre tiene para nosotros pensamientos de bien. Nuestra vida no es un hecho al azar; Dios nos ha creado con el propósito universal de tener comunión con Él. Y con un propósito personal, específico, para cada uno, cuyo fin ulterior es darle gloria a su nombre y revestirnos del carácter de Cristo.
Este propósito no está allá lejos, en el futuro desconocido, sino que cada día tiene un propósito particular que es como un ladrillo que agregamos a la construcción de nuestra vida. A este respecto el pastor y escritor Max Lucado, en su obra “Gran día cada día”, nos exhorta a encontrar propósito incluso en los días difíciles, recordándonos que en cada día podemos encontrar una promesa de Dios que nos guíe a obrar de acuerdo a su voluntad. Él afirma que, al descubrir la promesa divina de cada día, podemos tener un gran día todos los días, sin importar lo que enfrentemos.
Por otra parte, el famoso escritor cristiano, Rick Warren, en su libro “Una vida con propósito”, plantea que llevar a cabo el propósito para el que fuimos creados nos lleva más allá de la mera supervivencia y el supuesto “éxito” del mundo; pues, vivir con propósito nos conduce hacia una vida de significado. La vida que estábamos destinados a vivir desde el principio de la creación. Él destaca que el conocer nuestro propósito nos provee del entendimiento del significado de nuestra vida. Además, simplifica nuestras decisiones, porque cuando sabemos a dónde vamos y conocemos el camino no andamos ciegos sino que caminamos con la certeza de que somos guiados hacia una existencia plena y con sentido.
Un propósito verdadero conecta nuestros valores más elevados con los talentos que hemos recibido, el intelecto que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida y la imagen de quien anhelamos llegar a ser. Como señala la psiquiatra Marian Rojas Estapé, la felicidad no proviene de lo que poseemos, sino del sentido que damos a nuestra vida. Este propósito se convierte en el motor que nos impulsa a vivir con pasión, lejos de la amargura.
Hay un llamado universal de todo ser humano a conocer a su Creador. El propósito más elevado para cada individuo es establecer una relación íntima con Dios, nuestro Creador. Esta conexión se inicia al conocer a Jesucristo, quien nos reconcilia con el Padre, y se profundiza al permitir que el Espíritu Santo guíe nuestros pasos. El evangelista Juan (17:3) nos afirma esta verdad ineludible. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”
El papa Juan Pablo II en su Encíclica Evangelium Vitae (1995) destaca que la vida humana tiene una dignidad incomparable, ya que está llamada a la comunión con Dios en conocimiento y amor. Esta vocación sobrenatural resalta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En Redemptoris Missio (1990) el Papa enfatiza que la misión de anunciar el Evangelio es una manifestación del propósito de Dios en el mundo y en la historia. Cada cristiano está llamado a participar en esta misión, reflejando la voluntad divina y contribuyendo al plan de salvación de Dios para cada ser humano.
Además, en el documento de exhortación apostólica llamado Familiaris Consortio señala que la familia cristiana tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, siendo una expresión viva y una realización histórica del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo por la Iglesia. Todas estas reflexiones subrayan que el propósito de la vida de cada cristiano está intrínsecamente ligado a la comunión con Dios, la participación en la misión evangelizadora y la vivencia del amor en todas sus dimensiones. En pocas palabras, la irreemplazable tarea de ser luz del mundo y sal de la Tierra.
También el reconocido pastor y escritor Joel Osteen enfatiza la importancia de confiar en los planes de Dios, incluso cuando no comprendemos completamente su propósito. Él afirma que, aunque no entendamos todo lo que atravesamos, debemos mantener la frente en alto, sabiendo que Dios tiene el control y un plan con propósito para nuestra vida. Osteen nos recuerda que, aunque no siempre comprendamos el tiempo de Dios, debemos confiar en que Él cumplirá su palabra en el momento adecuado. Esta confianza nos permite vivir con esperanza y determinación, sabiendo que Dios tiene planes de bien para nosotros.
Samuel Olson, el más reconocido e importante líder cristiano de Venezuela, ha enseñado sobre la relevancia de alinearnos con los pensamientos de Dios. Él destaca que, al conocer los pensamientos de revelación descritos en la Biblia, somos capacitados para vivir creyendo en las promesas divinas. Vivir conforme al plan de Dios nos otorga visión y paz, incluso en tiempos de incertidumbre. Al confiar en que sus caminos y pensamientos son más altos que los nuestros, encontramos propósito y dirección en cada paso que damos. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor.” Isaías 55:8.
Profundizar en el conocimiento de Dios nos alinea con su plan, transformando nuestra existencia y proporcionándonos un sentido profundo de vida y una misión clara. Esta relación no solo nos beneficia personalmente, sino que también influye positivamente en quienes nos rodean, al reflejar en nuestra conducta el amor y la sabiduría divina. El pastor Olson señala que, al conocer los pensamientos de Dios, somos guiados por caminos inimaginables que nos llevan a cumplir sus propósitos, impactando nuestra vida y la de los demás de maneras profundas y significativas.
Al hablar de propósito es necesario considerar minuciosamente los talentos con los cuales hemos sido provistos. Cada persona ha recibido talentos únicos de parte de Dios. Descubrirlos es esencial para cumplir con el propósito que Él tiene para nuestras vidas. De tal manera que es imprescindible hacer el trabajo necesario para conocer nuestras capacidades. Cada don recibido no es solo para nuestro beneficio, sino para glorificar a Dios y edificar a otros. El apóstol Pablo afirma al respecto en su epístola a los Romanos (12:6). “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, usémoslos”…
En sus profundas enseñanzas, el pastor Olson enfatiza la importancia de reconocer los talentos que Dios nos ha dado y utilizarlos para la gloria de Dios, sabiendo que separados de Dios nada podemos hacer y que Él nos va instruyendo paso a paso. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”Juan 15:4-5.
Nuestros talentos son herramientas que, cuando se usan con propósito, pueden transformar vidas. Esto incluye desde habilidades artísticas y académicas hasta cualidades como la empatía y el liderazgo. Al poner nuestros dones al servicio de Dios y del prójimo, cumplimos con el mandato divino de amar y servir. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. Col. 3:23.
El cantante y pastor costarricense Danilo Montero, en su prédica “El favor de Dios te capacita”, señala que Dios frecuentemente usa a personas que no parecen tener capacidad; pero, conforme esas personas se disponen a rendirse a Dios, Él las transforma en vasos capaces por medio de su Espíritu Santo.
La Biblia nos ofrece numerosos ejemplos de individuos que, al utilizar sus talentos, impactaron significativamente a su entorno. David, por ejemplo, tenía un talento excepcional para la música. Con su arpa y sus canciones, Dios lo usó para traer calma a la vida del rey Saúl. Y miles de años después cada uno de sus salmos impacta la vida de los que los leen y se convierten en lluvias de bendiciones. David nos enseña que nuestros talentos pueden ser utilizados por Dios para bendecir y marcar la diferencia en la vida de otros.
La Biblia nos llama a hacer todo como para el Señor, con excelencia y dedicación. Ser diligentes en el uso de nuestros dones refleja nuestra gratitud hacia Dios y nuestro compromiso con su obra. La parábola de los talentos nos recuerda que Dios nos ha dado dones y habilidades especiales para que los usemos en su servicio. Esta enseñanza nos muestra que Dios espera que seamos diligentes y fructíferos con lo que nos ha confiado.
Añadido a esto, hay algo más allá del propósito individual que es un tesoro para Dios y constituye un pilar fundamental del reino de Dios manifestado a los hombres. Se trata del propósito de construir familia. La familia es el diseño divino para la humanidad, el lugar donde aprendemos a amar y ser amados. Cada miembro tiene un rol único que contribuye a la unidad y el bienestar del núcleo familiar. En el seno familiar se forman los valores que nos guiarán en la vida. Es allí donde se cultivan la fe, la integridad y el amor incondicional. Una familia sólida no solo beneficia a sus miembros, sino también a la sociedad. Los valores que se cultivan en el hogar se palparán en la sociedad.
Por otra parte, Jesús enseñó que el mayor mandamiento es amar a Dios y al prójimo. El servicio desinteresado es una expresión tangible de ese amor. Desde el buen samaritano hasta Jesús lavando los pies de sus discípulos, la Biblia está llena de ejemplos que nos enseñan la importancia de servir. El servicio nos conecta con Dios, nos ayuda a comprender la entrega de Cristo y nos convierte en mejores seres humanos, llenándonos de compasión por los otros. El servicio nqos llena de gratitud y nos permite ser parte de la restauración de quienes más lo necesitan. El impacto del servicio no se limita a la vida propia sino que las semillas que sembramos al servir a otros, son la certidumbre de los frutos que cosecharemos en generaciones futuras.
Para concluir, un propósito definido requiere dar pasos concretos. Es vital establecer metas alcanzables dentro de nuestra cotidianidad, las cuales estén alineadas con la voluntad de Dios expresada a nuestra vida y con los talentos que hemos recibido de Él. No pensemos que debemos dar pasos gigantes ante los cuales nos sentimos impotentes y sin capacidad; por el contrario, es importante avanzar paso a paso con perseverancia y obediencia a la Palabra de Dios. Cada acción, por pequeña que parezca, nos mantiene en el camino diseñado de antemano por Dios para vivir de acuerdo a Su propósito.
Te invito a responder las siguientes preguntas, en cuyas respuestas podrás tener una visión clara de dónde te encuentras con respecto a tú propósito.
1. ¿Sabes cuál es tu propósito de vida?
2. ¿Qué áreas de tu vida están alineadas con tu propósito?
3. ¿Qué talentos has dejado de usar para la gloria de Dios y el servicio a otros?
4. ¿Estás trabajando en el desarrollo de tus talentos. Buscando la excelencia en su práctica?
5. ¿Cómo puedes empezar a fortalecer tus relaciones familiares o tu vida de servicio?
Un propósito definido nos da dirección, paz y gozo para enfrentar cada día. Cuando conocemos a Dios, usamos nuestros talentos para su gloria, construimos una familia fundamentada en Su amor y aprendemos a servir al prójimo. De esta manera, nuestra vida adquiere una dimensión de eternidad.
Este es el llamado de Dios para todo ser humano: Vivir en comunión con Él para cumplir su propósito.
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