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Y ahora… el 10 llega

 Américo Gollo Chávez.

Desde los tiempos primeros esperó el hombre que algo mejor viniera. Ello ocurrió después de la  destrucción del Paraíso,cuya inmensa responsabilidad compete a Eva. Antes de ese hecho, el más importante después de lacreación, Dios mismo de sus manos, de su voluntad había establecido el  CLAP (Comidas, carnes, leches, aguacates,  alimentos, aliños,  papas, pescados, plátanos…) solo que sinmediadores, gestores, intermediarios, evitaba el riesgo de corrupción y extravíos, y su control de calidad era absoluto, era también su hechura. Dios no había jamás incurrido en errores, hasta que cometió uno irreparable,  la creación del hombre, pues, dispuso para él el libre albedrio como su equipaje. Y qué grave es para el Poder, la Libertad.  Le hace mucho daño, tanto que dispuso la muerte como castigo a todo aquel que de su vida asume la libertad  y hace de ella  su  primer y esencial valor para vivir. Y tal y tan verdad es este aserto, que el dios  delos judíos guió  a Moisés para que estatuyera y precisara las obligaciones, derechos y deberes de cada quien y todos, a fin de que  la libertad fuera perfecta si estaba presa en un marco  de restricciones muy severas, quiero decir, demarcada por reglas inequívocas  para su ejercicio.

Eliminó Dios  el CLAP que de postres tenía mieles, frutas, exquisiteces angélicas, dulces en multitud  de colores, olores  y sabores y el primer sistema de orquestas que presagiaba el modelo del maestro JA Abreu. Turpiales, paraulatas, canarios y cientos de vocesmás conformaban la música. Todo eso se acabó de un plumazo, bueno no exactamente si, como alguna vez,  se firmaban los decretos con plumas, pero valga la imagen, quedó guardada como en la primera gaceta escrita en letras indelebles pero que no  se ven ni nadie tiene  acceso a descifrarlas, por nacidas de la divina idea, y las ideasdivinas  preexisten pero no se interrogan y, entonces,  concedió por revelación a Moisés las palabras en ley  para  grabarlas, y así andan en los diez mandamientos…que de cumplirse no tendríamos necesidad de Estado, autócratas, ni demócratas, ni de amos ni de esclavos,  y no habría embusteros ni  ladrones, delinques  ni jueces, ni miedos ni chantajes. Y, cómo ponerlo en dudas,  las relaciones de pareja e hijos serian de equilibrio.

Pero, en algunas  almas quedó la esperanza de regresar al Paraíso y volver a la vida de existir sin hacer nada. Vivir sin más. El castigo de Dios más que la muerte misma es el trabajo  constante  para vencerla. Y,se piensa, se anhela el Paraíso en donde, sin mucho esfuerzo, disfrutar  el placer infinito de contemplar a Dios  sin hacer nada. Contemplar.   El único trabajo, que allí hubiere sería el de no pensar y ahí está la solución a todo cuanto pasa. Si nadie piensa nunca pasará nada. Y en esa decisión de impedir pensar, el  único pecado imperdonable, resolvió Dios su paz. Nunca más nadie tendría la duda a cuestas y por siempre jamás entraría Él  en  ira, no tendría por  qué crear diluvios, destruir ciudades, descalabrar por confusión, la más eficiente forma de inhibir,  a Babel… y, al fin,  habría exterminado a Satanás.

Mas la cuestión es cómo regresar paraíso, qué camino escoger, quien llevaría las riendas para no extraviarse, caminar en giros sin andar. Antes, sencillo era todo. Los judíos tuvieron a Moisés. El único que  conocía el espacio  de la tierra prometida y el tiempo para llegar a ella.  Los demás, el rebaño, caminaban tras él.  Los detalles del caso en La Torá muy bien contado están.  Razón y Fuerza. Voluntad y decisión.  Y  su más alto  sentido, su inmanencia,  la tierra  prometida quedaba aquí  y no el más allá y su diseño y el cómo  de Dios no es el asunto. Hacerlo y defenderlo es de ellos,  esa  es lacuestión  y eso, no se sí bien cumplido, es el hoy de Israel.  Los otros con el sudor al hombro, el agua al cuello, la muerte encima, el sufrimiento o la conformidad  dejaron su destino en otro. Por razones de lengua  el Mesías fue llamado. No solo quien  guía, sino quien lo hace todo, es como poner el paraíso en sus manos de regalo perpetuo, sin más ni más  y así nació el más grande de todos los monumentos de la palabra a la abulia y al ocio.

Padre nuestro que estás en los cielos… danos el pan nuestro de cada día y perdona nuestras  deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores….

No se por qué  me viene a la  memoria para abordar mi espacio y mi tiempo aquel recuerdo. ¿Será algún  parecido o a Dios se le ocurrió en el  mundo  hacer más paraísos? Este  asomo de hipótesis resuelve para siempre la cuestión de las  etnias, las lenguas y otras formas  de existencia.  Tal vez Venezuela sea uno de esos paraísos. Hubo aquí ríos inmensos, de la tierra si se “sembraba un dedonacían miles de  manos”, me dijo en Santa Bárbara un sabio campesino.  Aguas dulces, frescas,  inmaculadas do los dioses, serafines, arcángeles  bajaban a tomar  de sus aguas para colmar sus ansias.   Talla feracidad de los suelos que, de ellos sin esfuerzos,  brotaban los regalos como del Catatumbo las luces de su Rayos.  En lugar de bajar el maná de los cielos lo esparcíamos hasta alcanzar los diversos  espacios y alimentar y cubrir el universo.   Se compraba lo inútil  y muchísimo más lo innecesario. Con arrogancia a lo caro, lo llamaban barato. Pero hay una tragedia en cada paraíso. La caída.  La gula  devoró la abundancia. La ignorancia dispuso el  horizonte a sus espaldas. El ocio  en  despilfarro hizo del tiempo estático y nadie se enteraba qué pasaba.  Y cuando así las cosas se suceden la humana especie, si lícito es llamarla de tan piadoso modo, se convierte en masa. La miseria se aposenta en el alma y se le acaba al ojo la mirada.

Al ser masa en su desesperación de asidero le queda la esperanza. Y crece y crece y crece más y más  la Esperanza según  crece más  y más su miseria. Diríase con exactitud matemática, a mayor miseria crece exponencialmente hacia el infinito la esperanza, y la esperanza de la masa está en su panza que, de no poder llenarla, entones, en el más allá lo espera el paraíso. Eso tiempo ha fue descubierto. Los chamanes, los sacerdotes, los políticos, fueron los primeros descubridores y conocedores de este comportamiento y sabios asumieron sus oficios. Dotaron la esperanza de discursos sencillos. La pobreza, por ejemplo se convierte en bienaventuranza, así dijo una iglesia que a fin de cuentas en eso lomismo dicen todas, bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos será el reino de los cielos, y elpolítico hábil, acercó la esperanza, bienaventurados los pobres, la pobreza es bienaventuranza,  es malo ser rico y elsufrimiento es parte del camino para alcanzar el sueño de existir sin ser, vivir sin hacer nada.

La otra ruta para alcanzar la meta,  más que llegar a la tierra prometida,se propusieronhacerla en cada instancia, espacio, tiempo donde estaban o  al lugar donde, por circunstancias, emigraban. Su mayor descubrimiento  fue asumir entre ellos los mandatos de Moisés, por intuición  o por razón lo hicieron, y hacer del trabajo la sustancia,   el maná  ya no viene del cielo, está en las manos y para abonarlo y crecer bien pudieran, crearon el capital.  El principio sencillo, amar a dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo y  nadie a Dios ama si so se ama a sí mismo.  Y el sí mismo del hombre está en sus hechos, es el hombre lo que  sus hechos son. Y los hechos reclaman preservarlos, cuidarlos, abonaros y aumentarlos para que no se estanquen y en sí mismos se agoten hasta hacerse nada.  Fueasí como nació la propiedad  privada. La fuente  del reconocimiento de sí mismo.  Saber de sí lo propio y de ese único modo saber lo que es propio del otro y  acordarse para seguir la marcha.

Quienes optaron    por este camino  han  construido el mundo. Tropiezos, desacierto, errores, crímenes incluso, muchos son pero la rectificación ha sido hecha y sus  conquistas, sus logros y sus triunfos son inmensamente superiores a sus yerros, sean dos ejemplos, la democracia en la política y compartir  con los dioses la inmensidad sin limes  del universo y en lo ínfimo comprobar que en su seno también la infinitud tiene su espacio y  sus reglas del juego.  Los otros, losprimeros según narro loshechos, esperan, no se si yo entre ellos,  la llegada del Mesíasy el mesías, analfabeta o genio, ignaro o sabio,  no solo predica la esperanza  de saciar la barriga sino el sofisma que al  no satisfacerla,la felicidad llegará cuando se homologue la miseria e idénticos en ella seamos todos.  Más lo peor de todo no está en ello, hay algo más perverso, crear la falsa consciencia al miserable,  dijo un viejo en aparente contradicción de  términos, de que sumiseria, su hambre sus angustias,  se las impuso el Otro, quitándoles lo que por ley de dios y de la vida era de ellos. El deseo de recuperar lo perdido y la justicia que supone ello, devinieron en odio y el camino más próximo, la destrucción del otro. El terror es el arma y la  razón ha muerto. El mesías

Me tocó a mí, no se si a usted, existir viviendo muy a medias, medio viviendo a medias  en este lugar único, tal vez del mundo único,  colmado de  mesías enanos. Aferrados están y yo con ellos, creo  me sumo al rebaño, esperando al Mesías que llegará en  enero, el día diez.  De entre  ellos divididos, sus garras amelladas por sus tantos fracasos y arañarse entre ellos,  conservan sus lacayos con promesas,  mientras  de frente a ellos, frente a ellos, el amo, la tiranía de  gigantes, tan grandes como los enanos han  ayudado a ser.  Dicho de más sencillo modo, la fuerza del gigante no nace   él sino ella debilidad de los enanos.

El diez de enero empezará otra etapa. Maduro va a caer. El mundo  democrático lo asfixia. Y si, por si algo falla en sus  detalles y  al tirano aún queda un hueco por donde aire se cuele a su nariz, desde el más allá, desde el norte alto cielo, intervendrá  un misil.  El  Vaticano canonizará a José Gregorio. Las calles, los barrios, los escuelas, los  bares, los místicos y los profanos, las prosti, las monjas y los curas,  los brujos y los sabios, los capitales  idos volverán y sus trabajadores retomarán  sus nichos, todos, sin que quede  uno fuera, marcharemos gozosos a donde nos lleve la nueva estrella. La libertad ha vuelto gritarán.

Que  sencillo es el mundo con mesías.  Llegan siempre  a un sitio más atrás del recorrido. De todo mesías el mayor triunfo es  siempre ir hacia tras, buscando el paraíso, culpable el otro de haberlo mal perdido. De tan macabro juego hay un solo principio y modo conocido de salir de lo trágico. David es el ejemplo. La sabiduría y la fuerza en el exacto punto bien unidas.  La honda de David y el sitio exacto donde a la piedra  clava el ojo. La razón y la fuerza en magistral estilo, logran que los enanos mesías y sus socios gigantes, en esencia lo mismo, sean vencidos. De lo contrario, los enanos y los gigantes  se mantendrán unidos como hasta ahora ha sido.

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