La Constitución y el acto de juramentación, pilares de legitimidad democrática

El foro «La Constitución y la Juramentación» destacó la relevancia de estos elementos como cimientos de legitimidad, cohesión social y continuidad democrática en Venezuela. Los juristas Tulio Álvarez, Nelson Chitty LaRoche y Juan Carlos Apitz reflexionaron sobre el impacto de los recientes eventos políticos en el país, subrayando cómo las irregularidades en los procesos constitucionales y electorales han afectado gravemente la confianza en las instituciones.
La Constitución como eje de legitimidad
Los panelistas coincidieron en que la Constitución, como norma suprema, establece las formas y principios fundamentales para garantizar el equilibrio de poder y la soberanía popular. Según Tulio Álvarez, el acto de juramentación debe ser la culminación de un proceso transparente que refleje la voluntad del pueblo y respete la legalidad. Sin embargo, denunció que el 10 de enero de 2025 no cumplió con estos requisitos, marcando un «acto de quiebre» en la tradición democrática venezolana.
Juan Carlos Apitz señaló que el artículo 231 de la Constitución exige que la juramentación sea realizada por quien haya sido legítimamente electo, algo que, afirmó, no ocurrió en este caso. Criticó la falta de transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), que no ha publicado resultados definitivos de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, lo cual viola tanto la Constitución como las leyes electorales.
La juramentación: más que un acto protocolar
Nelson Chitty subrayó que la juramentación no solo valida legalmente al gobernante, sino que también refuerza la confianza en las instituciones y la cohesión social. Al omitir las formas esenciales, el acto pierde legitimidad y erosiona los principios republicanos. Según Chitty, la ruptura del hilo democrático que se consolidó el 10 de enero no es un hecho aislado, sino el resultado de años de acumulación de irregularidades y abusos.
Los expertos enfatizaron que los rituales formales tienen una dimensión simbólica y educativa. Como señaló Álvarez, «las formas son esenciales para educar el proceso político y limitar el poder», recordando que estas reglas no solo estructuran la relación entre gobernantes y ciudadanos, sino que también fomentan el respeto por la legalidad.
Consecuencias y perspectivas
El foro también abordó las implicaciones del actual escenario político. Los participantes advirtieron que el régimen busca consolidar un modelo autoritario y represivo mediante reformas constitucionales que, más que resolver la crisis, refinarían los mecanismos de control y exclusión. Apitz afirmó que esta estrategia es similar a la aplicada en 2017 con la Asamblea Nacional Constituyente, la cual sirvió para fortalecer el aparato represivo sin abordar las demandas del pueblo.
Finalmente, los panelistas llamaron a la sociedad civil a resistir cualquier intento de normalización de un sistema que no respeta la soberanía popular. Destacaron que el liderazgo opositor y los ciudadanos tienen la responsabilidad de defender los principios democráticos y no ceder ante farsas electorales o diálogos engañosos.
El foro dejó en claro que la Constitución y el acto de juramentación no son meras formalidades, sino pilares fundamentales para la legitimidad del poder y la cohesión de la nación. En un contexto de profunda crisis política, económica y social, estos elementos se convierten en herramientas clave para restaurar la democracia y garantizar un futuro más justo para Venezuela.
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