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Nuevo intento de adiós a los “candados del amor” en París

La lucha de París para acabar con los «candados de amor», que las parejas cuelgan para expresar su idilio en los puentes que atraviesan el Sena, se ha reforzado con una nueva campaña que insiste tanto en la seguridad como en el respeto al patrimonio.

La iniciativa prevista por el ayuntamiento parisino, según ha anunciado el primer teniente de alcalde, Bruno Julliard, contempla la instalación este verano de paneles y marcas viales sobre varios puentes, pero sobre todo en el Puente Nuevo.

Después de que el famoso «Puente del Arte» sufriera el derrumbamiento de una de sus rejas en 2014, la alcaldía quitó las 70 toneladas de candados que este tenía, e instaló en su lugar unas barreras de cristal que impiden la posibilidad de colgar cualquier artefacto.

Pero esto no fue de impedimento para que los enamorados siguieran declarando su amor, por ello mudaron su tradición unos 400 metros más lejos, en el Puente Nuevo, y la han expandido a otros, como el del poeta Leopold Sedar Senghor o el del Arzobispo, situado frente a la catedral de Notre Dame.

Hecho que no deja indiferentes a los vendedores ambulantes, quienes ven posibilidades de negocio con los candados y siguen animando a la gente para que los compren.

Uno de ellos, Hamza, declaró a EFE que «no hacen daño a nadie»: «Estos puentes son de piedra y sólidos, no hay peligro. Que el ayuntamiento deje a las personas expresar su amor como quieran. Hay turistas que vienen desde muy lejos ya con su candado grabado para colgarlo aquí».

La campaña de disuasión con signos y pancartas, en inglés y francés, intentará persuadir a los amantes con consignas como «No a los candados, París le da las gracias» o «Declare su amor de otro modo».

Otras medidas serán tomadas a partir de septiembre, en una reunión con los equipos técnicos y arquitectos del patrimonio en la que se evalúe cómo impedir que se vuelvan a instalar.

«París es una ciudad muy romántica y particularmente el Sena y sus puentes, pero hay que proteger también el patrimonio. Uno puede declararse de otra forma que con candados» opinó Julliard.

Los candados, en su opinión, no solo tapan las vistas sobre el Sena, «una de las más bellas del mundo según la Unesco», sino que su peso plantea problemas de seguridad.

María y Ángel, dos madrileños que pusieron su candado del amor durante su visita en París, no comparten del todo esa decisión.

«Si es por algo estético no estoy de acuerdo. Al contrario, creo que tiene más encanto con ellos. Pero si es por seguridad y preservación me parece bien», manifestó para EFE la pareja, y que apostó porque las autoridades cambien las rejas «cada cierto tiempo como hacen en otras ciudades».

No se conoce muy bien el origen de esta tradición que prolifera en muchas capitales, aunque en París se puso de moda en el año 2008, a raíz de la novela «Ho voglia di te» (Tengo ganas de ti) de Federico Moccia, en la que los personajes principales colocaban un cerrojo en el «Ponte Milvio» de Roma para inmortalizar su amorío.

Algunos de quienes se dejan llevar por esa moda, como una pareja de Ciudad Real que este fin de semana descubre la capital francesa, dicen hacerlo «un poco por inercia».

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