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Tendencias para el negocio financiero en 2019

En los últimos años, han surgido nuevos actores que han cambiado el mercado financiero. Las compañías de créditos online han sido la vanguardia de este proceso, impulsadas por un uso innovador de las tecnologías digitales, que ha disminuido el riesgo de las operaciones.

Para 2019, los expertos en finanzas señalan el desarrollo de dos vías: La de los elementos que ya están en el mercado, y de los que se prevé su consolidación, como las anteriormente citadas empresas de créditos online; y los nuevos fenómenos que, también derivados del desarrollo de las tecnologías de la comunicación, van a empezar a ser imprescindibles en la configuración del negocio financiero: la inteligencia artificial y el big data y el blockchain.

El eje común de todas las nuevas tendencias va a ser el mismo: dar servicios a los usuarios en tiempo real, preferentemente a través de sus dispositivos móviles. La clave va a estar en la personalización, en la que el big data posibilitará una mayor segmentación de los usuarios, al tener más elementos de juicio sobre ellos, además de una mayor capacidad de predicción de sus patrones de consumo. La tendencia es que en un futuro cercano se podrá dar el servicio que más necesita nuestro potencial cliente en el momento más oportuno.

Otro rasgo que va a cobrar importancia es el de la descentralización de los procesos financieros, o dicho de otro modo: la progresiva eliminación de los intermediarios. Aquí es donde entra en juego el blockchain. Derivado del desarrollo de las criptomonedas, como el bitcoin, y con una complejidad tecnológica que de momento lo aleja de los grandes flujos financieros, el blockchain va a procurar los cimientos para crear algo así como un gigantesco libro de cuentas en donde todos los actores de un sistema financiero dado se corresponsabilicen de la seguridad y la fiabilidad de las transacciones globales.

Los movimientos de capital en el futuro no los controlará un banco, sino que se producirán en un entorno de red en el que cada actor individual tomará el control de su actividad financiera y, a la vez, garantizará la actividad de los restantes miembros de la misma manera que ellos protegerán la suya.

No obstante, con las nuevas oportunidades de negocio surgen nuevos retos y, especialmente, nuevos riesgos como los ataques cibernéticos y los robos de identidad. Ante este peligro, la respuesta también se encuentra en la tecnología: un buen ejemplo de ello es el establecimiento de sistemas más seguros de verificación de firmas. Cualquier comprador por Internet ya está familiarizado con sistemas que combinan las contraseñas con la introducción de códigos de rápida caducidad que los bancos envían por sms en el mismo momento de la operación. Sin embargo, el futuro parece que vendrá de la implementación de sistemas de reconocimiento biométrico: el reconocimiento digital de la huella dactilar y el de la cara.

El nuevo marco institucional

Sin duda, el aspecto tecnológico va a ir acompañado, tiene que ir acompañado, de un marco regulatorio e institucional que proporcione incentivos y seguridad para intervenir en el mercado de capitales con igualdad de oportunidades. 2019 va a ser importante en este sentido dentro de la Unión Europea pues en este año, previsiblemente, concluirán dos grandes proyectos: la unión bancaria y la unificación del mercado de capitales, El CMU por sus siglas en inglés.

Para lograr dichos objetivos, sobre todo en lo que respecta a la unificación del mercado de capitales, se han tomando medidas que impulsen la participación de las PYME y los pequeños operadores en el mercado de capitales. Para ello, por ejemplo, se ha cambiado el régimen de acceso de las pequeñas empresas a los fondos de capital de riesgo.

Además, se ha ampliado la oferta de posibilidades de inversión y ahorro para pequeños inversionistas. Un ejemplo son los nuevos requerimientos de acceso al Producto Paneuropeo de Pensiones.

Así mismo, dar más acceso exige un esfuerzo paralelo que garantice y dé estabilidad y fortaleza al sistema financiero, un reto ineludible desde que en 2008 se desataron las turbulencias que ocasionaron la quiebra de Lehman Brothers. Para acercarse a tales metas se han tomado medidas concretas como la reforma del marco de titulizaciones, y, asimismo, se han establecido nuevos requerimientos para el tratamiento de los activos improductivos en los balances bancarios.

Pero para que este entramado regulatorio funcione, tiene que ser integrado en un proyecto ambicioso de reformas, que incluyan la creación de un único fondo de garantía de depósito y la armonización de las leyes locales de mercados de capital. Sobre esto último, los expertos están señalando un riesgo creciente. Los comportamientos regulatorios de los distintos estados están diferenciándose en lugar de converger.

La actuación de Estados Unidos, muy laxa y permisiva con los bancos extranjeros en su territorio, contrasta con la actitud de otros estados europeos cuya legislación pone trabas continuas a operadores y actores exteriores y trasnacionales.

Esto, obviamente, dificulta el proceso de armonización que hasta ahora había sido propulsado por el miedo común a los embates de 2007-2008. La lejanía de aquellos tiempos va diluyendo tal temor y acentúa las tendencias unilaterales que ponen en peligro los entornos financieros comunes y abiertos.

El objetivo deseable es, por el contrario, construir un edificio institucional fuerte y estable que estimule y aliente la actividad de todos los actores del negocio financiero y que proporcione seguridad jurídica sobre los servicios y productos que surgen de la revolución digital. Habrá que esperar a 2020 para ver cuál de los dos escenarios se consolida.

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