Vida con estilo

La firma Kenzo recreó un plató de cine que sirvió de pasarela

La firma Kenzo recreó el pasado domingo un plató de cine que sirvió de pasarela para la presentación de su nueva colección y el rodaje de un corto de la marca, en un homenaje a la histórica relación de las artes que más se influyen entre sí.

En el último desfile de esta Semana de la Moda, la amplia sala de un centro de congresos de fotografía sirvió de plató, pantalla y pasarela para las propuestas de hombre y mujer de Kenzo, donde los modelos caminaban al tiempo que un grupo de actores actuaba y las pantallas reproducían en vivo la película.

La historia, llamada «La boda de mi hermana», recreaba una escena familiar con Carol Lim y Humberto Leon, diseñadores de la firma, como protagonistas de sus propios recuerdos de juventud.

Una reivindicación cultural que no guardaba sin embargo mucha relación con la propuesta de la ropa, presentada en dos actos, primero la línea masculina y después la femenina.

Para ella, colores pastel y ricos estampados en seda brillante, con un pequeño estampado de florecitas que coloreó vestidos combinados con jerséis de punto para un look más moderno.

La parte más cinematográfica de la colección, que recordó a los look rockabilly de los 50, fueron unas camisetas de algodón personalizadas con ilustraciones de la marca y combinadas faldas lápiz de piel, en una clara apuesta comercial.

Para él, Kenzo recuperó una silueta tradicional que actualizó mediante estampados gráficos y pantalones pitillo, o tiñendo las trencas en tonos vibrantes, como el azul turquesa.

La moda hombre tuvo también un guiño vintage con pantalones de talle alto, anchos cardigans y cazadoras estilo bomber en piel con efecto desgastado.

Horas antes de Kenzo y recién aterrizada desde Londres en su primer desfile en París, la icónica firma inglesa Dunhill demostró que sus anhelos de adaptarse a los nuevos tiempos empiezan a dar resultados.

La dirección de la marca contrató el pasado mes de julio a Mark Weston, ex número dos de la línea masculina de Burberry y uno de los responsables del boom creativo de la casa inglesa en los últimos años, con la idea de dar a Dunhill el mismo impulso.

Weston ha revisado los archivos de la casa, especialmente las siluetas de los 70 y principios de los 80, acortando los pantalones que se llevaron flojos y con corte boot-cut, es decir recto en la pierna pero suficientemente amplio para que quepa una bota.

Los botines, con tacón bajo, ayudaron a crear una estética más juvenil, casi rockera, junto a pantalones de piel y americanas largas con las que versionó la clásica sastrería de la casa.

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