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El presidente ecuatoriano marca distancia de Correa

Reyes Theis

@reyestheis

“Nicolás Maduro no es Chávez”, se queja parte del chavismo descontento con la terrible crisis en Venezuela y en Ecuador, sus ciudadanos podrían decir algo similar, aunque por otras causas: “Moreno no es Correa”.

Lenín Moreno, el nuevo mandatario ecuatoriano, que llegó de la mano de Alianza País y de Rafael Correa, marcó distancia de su predecesor sin esperar mucho tiempo. Tampoco transcurrieron muchos días para que Correa mostrara su furia y arrogancia por lo que considera desplantes de su pupilo.

Más que al caso venezolano, las diferencias evidenciadas en los últimos días por el mandatario ecuatoriano y Correa, recuerdan la historia del presidente de Colombia Juan Manuel Santos y su predecesor, Álvaro Uribe Vélez.

Santos venía de ser el ministro de la Defensa de Uribe (2006-2009) y este lo postuló como el candidato del partido de la U. Una vez en el poder, Santos mostró una independencia de criterio que irritó al exmandatario paisa, quien terminó montando tienda aparte, formando un nuevo partido: Centro Democrático y convirtiéndose en el más férreo opositor de su antiguo delfín.

Una de los hechos que más irritó a Rafael Correa fue la decisión de Lenin Moreno, de crear una entidad que investigara la corrupción y con apoyo foráneo. La decisión del Presidente estuvo relacionado con los señalamientos que han surgido desde Brasil sobre el caso Odebretch, que ha salpicado a diversos gobiernos de Suramérica. Por supuesto, Correa se sintió que la búsqueda de hechos ilícitos se centraría en su gestión que duró 10 años (2007-2017).

El expresidente lamentó que “se nombren oficialmente comisiones ad hoc, y, más aún, se pida ‘ayuda’ a organismos internacionales, claudicando en lo avanzado todos estos años en cuanto a institucionalidad y soberanía se refiere”, en referencia a la juramentación del  Frente por la Transparencia y Lucha Contra la Corrupción, que tendrá apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los acercamientos de Lenín Moreno a figuras  de la oposición y que adversaron duramente a Correa, también ha molestado al expresidente.

Foto: Telesur
Foto: Telesur

El polémico exmandatario ha señalado a Moreno de devolver  a la organización indígena Conaie, un edificio que Correa había instruido quitarles por presuntamente usarlos para fines políticos en contra de su Gobierno. «Entrega sede por 100 años a Conaie, otro innecesario desaire a mi gobierno. Estrategia de ‘diferenciarse’ no solo es desleal, es mediocre», se quejó Correa a través de la red social Twitter.

También Correa fustigó el acercamiento de Moreno con Cinthia Vyteri, excandidata presidencial y con Dalo Bucaram, también exaspirante, quien además es hijo del expresidente Abdalá Bucaram.

Con Vyteri, Moreno se reunió para conseguir apoyo para la lucha antidroga. «La política antidrogas existe, yo la dirigí personalmente… resulta que ahora no sirve y empiezan a recoger todo lo que dice la oposición», bramó Correa, según reseña de El Universo.

Sobre Bucaram, el expresidente acusó a Moreno de cederle la Corporación Nacional de Electricidad. Correa alertó: «A los Bucaram es claro que les han dado CNEL”, declaró a Telesur.

Señaló además: “Lo que hay son desacuerdos normales en un proceso democrático. Lo que me asusta es cuando se pasan ciertas líneas rojas. Usted puede llamar al diálogo a muchas personas, pero yo no puedo olvidar que esos Gobiernos desaparecieron a nuestros jóvenes. Usted ya sabe con quién se sienta a la mesa. Está legitimando el pasado”.

Dalo Bucaram desmintió la aseveración del expresidente: “Lo que ha existido es un diálogo en el que hemos coincidido con muchas propuestas, como enfrentar la crisis de drogas, económica, de corrupción… La idea es concertar para el bienestar del país. No se trata de pactos, lo mismo decían cuando conversé con Correa en el 2007 y que supuestamente me había entregado un ministerio”, aclaró a El Universo.

Moreno ha dejado en claro sus intenciones de diálogo y acercamiento con todos los sectores del país para generar la reunificación.  “El diálogo continúa. Seguimos empeñados en reconciliar al país. Para el odio, no cuenten conmigo”, indicó en Twitter.

Pero Correa insiste que sus señalamientos: “Imagínate que yo vuelva en el año 2021, que no es mi intención, y lo primero que hago es decir que no habrá diálogo con los corruptos y le echo lodo a Lenín. ¿Qué necesidad tengo de eso? Actuaré como tenga que actuar sin necesidad de deslegitimar lo anterior (…) Aquí hay una estrategia muy clara de diferenciación y yo también quiero dejar muy claro que me quiero diferenciar del actual gobierno porque no estoy de acuerdo con lo que están haciendo”.

Pero hay más, las diferencias no se centran solo en el estilo y en los acercamientos con la oposición, los resultados de la gestión anterior también ha traído diferencias y es que en enero de 2017 Correa – aún en funciones- aseguraba que  “en lo posible vamos a dejar la mesa servida al Gobierno que venga para que pueda gobernar de mejor manera…”, pero el presidente Moreno ahora dice que “no hay tal mesa servida”, en un país, que según medios locales, tiene un déficit fiscal de 7,3% del PIB.

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