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Trump no planea disculparse ni retirar su acusación de espionaje contra Obama

El presidente de EEUU, Donald Trump, no planea retirar la acusación de que su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, ordenó espiar sus comunicaciones durante la campaña presidencial de 2016 ni tampoco disculparse, según adelantó su portavoz, Sean Spicer.

Así lo dijo Spicer en su rueda de prensa del lunes, a pesar de que el director del FBI, James Comey, aseguró en una audiencia en el Congreso no tener información que apoye las acusaciones de Trump contra Obama.

Trump lanzó su acusación contra Obama el pasado 4 de marzo a través de Twitter y todavía no ha presentado ninguna prueba para respaldarla.

«No tengo información que apoye esos tuits», dijo Comey el lunes en la primera audiencia pública en el Congreso sobre la supuesta injerencia rusa en los comicios estadounidenses de noviembre, en alusión a los mensajes de Trump en Twitter en los que acusó a Obama de haber ordenado intervenir sus comunicaciones.

«Ningún individuo en Estados Unidos puede ordenar la vigilancia electrónica de nadie, tiene que pasar por un proceso de solicitud», explicó el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), quien agregó que el Departamento de Justicia tampoco tiene constancia de ninguna prueba que pueda respaldar las acusaciones de Trump.

Por su parte, al asegurar que Trump no piensa retirar su acusación, Spicer declaró que «hay muchas cosas» que no se han trataron en la audiencia del lunes y que la investigación todavía está en su «fase inicial».

Comparaciones

Según Trump, Obama ordenó interceptar las comunicaciones de la Torre Trump de Nueva York, donde el magnate vivía y trabajaba durante la campaña electoral.

«¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Torre Trump antes de la victoria. No se encontró nada. Esto es ¡McCarthyismo!», tuiteó Trump el pasado 4 de marzo al aludir a la «caza de brujas» liderada por ese senador ultraderechista durante los años cincuenta.

El mandatario equiparó su denuncia al escándalo del Watergate que acabó en 1974 con la Presidencia de Richard Nixon.

Pese a que Obama ha negado rotundamente las acusaciones a través de un portavoz, Trump se ha mantenido firme y el pasado viernes, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca junto a la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que ambos tienen «algo en común»: haber sido espiados por orden del expresidente.

El comentario de Trump fue una referencia a la revelación en 2013 de que un teléfono móvil de Merkel fue intervenido por la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA) entre 2002 y 2012, un periodo que incluye parte de la presidencia de George W. Bush y parte de la de Obama.

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