Galería 39 nuevamente presente en la FIA
El 27 de Junio se dará inicio a la XVI Edición a la Feria Iberoamericana de Arte de Caracas. En esta oportunidad la Galería39 presentará en el Stand # 6, una muestra de los mejores trabajos de 9 artistas contemporáneos venezolanos entre los que se destacan: Milton Becerra, Corina Briceño, Joel Casique, José Antonio Fernández, Pepe López, Gabriela Morawetz, Nela Ochoa, Pedro Terán y Jenny Woodman.
La Galería39 se estableció en Caracas a partir de 1998. Desde entonces, ha trabajado con artistas en su mayoría venezolanos, que de alguna manera mantienen características individuales en correspondencia con las nuevas tendencias del arte.
La trayectoria de estos 9 artistas venezolanos destacados se puede resumir de la siguiente manera:
Milton Becerra va armando laboriosamente su camino, lo sigue mientras lo está tejiendo, se distancia, profundiza y se hunde en la materia, en el soporte cósmico de su naturaleza, con una percepción que alterna simultáneamente macro y micro cosmo.
Corina Briceño desde sus inicios ha tenido interés por la naturaleza; esto la ha llevado a emprender numerosos viajes a la selva de Venezuela donde ha investigado, trabajado, pintado y fotografiado desde muy joven. La selva, su entorno, las comunidades, mitos y símbolos ancestrales se han convertido en motivos para ir insertándolos en el paisaje, este último siendo su medio creativo de nuevas interpretaciones.
Joel Casique conjuga una poética del espacio y un minimalismo llevado a su máxima expresión, es la filosofía artística que sutilmente brota desde lo más profundo de las formas multiplicadas en la luz y sombras. Allí relucen antiguas verdades de civilizaciones pasadas.
José Antonio Fernández toma, se recrea y parodia la naturaleza. Lo vegetal, lo mineral y, en ocasiones lo animal. Escultura figurativa, por definición, que cuando se acerca en su indagación de la naturaleza, puede llegar a síntesis propias del arte abstracto. Pero la abstracción en su obra no corresponde al concepto plástico sino a una cualidad de la naturaleza, a la pureza de unas formas, a la complejidad de lo espacial.
En la obra de Pepe López se transforma la trama geométrica en una trama numérica y orgánica, redimensionando la obra: concepto, espacio y tiempo, para comunicarse de una forma directa con un público acostumbrado a consumir productos industriales; descubriendo encuentros entre diferentes representaciones culturales, entre obra de arte y producto.
Para Gabriela Morawetz lo inesperado de su historia y de su obra se lee como un paisaje de realismo mágico, así como en el tipo de literatura que fue su principal influencia durante su juventud, en la cual los aspectos cómicos y trágicos de la vida se encuentran íntimamente entretejidos en una narrativa circular acerca de la vida, el amor, la muerte y la oscuridad.
Nela Ochoa se dirige a ese particular entrelazamiento de naturalezas biológicas y culturales que vivimos hoy en día. Apropiándose de los códigos genéticos, cuyo poder social reside en buena parte en su carácter críptico, abstracto e intangible, trasformándola en una realidad concreta y cercana.
Pedro Terán integra medios y épocas en un esfuerzo por recrear una historia individual que se sustenta por sí misma. Lo primigenio y lo actual confluyen en un tiempo: el de hoy; y en un espacio: el de sus obras, para poner ante nuestros ojos el recuento del tiempo y el espacio, concepciones que, de una u otra manera, han sido eje de su proceso plástico en el transcurso de su vida artística.
La obra de Jenny Woodman constituye un ensamblaje del cuerpo humano desnudo presente o insinuado que muestra signos de debilidad frente al medio que la rodea. Sus fotografías adquieren matices mayores cuando muestran el dominio del agua en fotos que parecen regresar a la semilla del vientre materno y a su soledad.
