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Breve historia del diseño industrial en Venezuela

La historia del diseño industrial en Venezuela es tan breve como la lista de los productos que se han proyectado y producido en nuestras fábricas. El rezago de esta disciplina en nuestro país es consecuencia directa del subdesarrollo y la falta de industrialización, producto del vacío histórico de políticas tecnológicas, de la débil voluntad del empresario privado y de la inercia a nivel de investigación y promoción, así como en los ámbitos educativo y cultural.

Además se debe hacer referencia a la inacción de quienes deberían ser promotores naturales de la profesión: el Estado, la empresa y las instituciones culturales y educativas, los cuales podrían imprimir la fuerza y generar el estímulo necesario para arrancar el desarrollo del diseño industrial a través de la información, la sensibilización y el diagnóstico.

En 1883, el presidente Antonio Guzmán Blanco celebró el Centenario del Natalicio de El Libertador con una espectacular muestra escenificada en el aquel entonces recién inaugurado Palacio de Exposiciones enclavado en el corazón del Centro de Caracas, entre la universidad y el Capitolio (hoy Palacio de las Academias y Asamblea Nacional, respectivamente). El evento atrajo a 62.841 visitantes interesados en recorrer esta infraestructura que fue construida a la manera de las grandes ferias de los países industrializados.

Como producto “Made in Venezuela” se exhibió la “pinza de Rincones”, la cual tenía como objetivo recuperar piezas en los pozos de la Compañía Petrolia del Táchira. Este fue uno de los primeros dispositivos mecánicos diseñados y aplicados en nuestra incipiente industria petrolera.

Luego de la “pinza de Rincones” no se tiene noticia de algún otro artefacto ideado completamente por el ingenio venezolano hasta el comienzo de los años cincuenta, cuando se desarrollaron muebles y elementos de decoración doméstica, puestas en un mercado creciente que pasaba de lo rural a lo urbano, por la Galería Hatch de Don Hatch, Decodibo de Tony Dibo y Tecoteca de Cornelis Ziman. Estas tiendas fueron las primeras en promover el diseño industrial como manifestación de una creciente calidad de vida, creando versiones de los muebles escandinavos. Años más tarde Capuy tomó la representación de las firmas nórdicas para distribuirlas en exclusiva en el país. Hoy día, han adquirido los derechos de fabricación y desarrollan algunos diseños propios, pero siempre con influencia foránea.

(%=Image(4505155,»R»)%) En el año 1964 se creó el Instituto de Diseño Neumann, por iniciativa del empresario Hans Neumann, quien obtuvo la colaboración de los artistas gráficos Nedo Mion Ferrario (Italia), Gerd Leufert y Gertrudis Goldschmidt, mejor conocida como Gego. Esta pareja provenía de Alemania. Este trío tuvo la visión de integrar el diseño bidimensional y tridimensional en un corpus pedagógico que duraba tres años, orientado hacia la publicidad y el arte.

Se aprecia que en Venezuela, igual que en el resto de Latinoamérica, los pioneros del diseño industrial son extranjeros, pero entre nuestras particularidades ha resaltado el crecimiento y saludable desenvolvimiento del diseño gráfico. Sin embargo, nuestros primeros diseñadores se caracterizaron por el polifacetismo que les permitió abordar diferentes campos, como en el caso de Nedo, quien se consideraba primordialmente diseñador gráfico, pero incursionó también en el área tridimensional en la proyección de diferentes elementos arquitectónicos.

Retornando al Instituto de Diseño Neumann vale comentar que el pensum del área tridimensional incluyó escultura, vitral, joyería y algo de mueblería, hasta 1968. Desde 1965 se pactó un convenio de índole económico con el Instituto Nacional de Cooperación Educativa (INCE), que obligaba a orientar tecnológicamente el Neumann.

En 1968 se crean dos departamentos, el de diseño gráfico, a cargo de Manuel Espinoza; y el de diseño industrial, dirigido por Elías Toro. Se considera que durante la existencia de esta mención como tal, se cimentó una estructura curricular coherente, pero los proyectos eran pretenciosos y ajenos a la realidad del país, teniendo entre ellos un ala de avioneta, un ícaro, un trailer y mobiliario en general.

Cuando durante el primer período presidencial de Rafael Caldera se cierra la Universidad Central de Venezuela, muchos estudiantes de arquitectura se mudaron al departamento de diseño industrial. Este auge duró del 71 al 78, fecha de cierre definitivo de la especialidad como consecuencia de diversos roces descritos por Pedro Mancilla, ex -director del instituto, de la siguiente manera:

”Hubo un problema de identificación porque los estudiantes de diseño gráfico decían que los de diseño industrial estaban completamente desubicados en la realidad del país y que era absurdo mantener unos talleres tan costosos. Por otra parte, los estudiantes de diseño industrial decían que el departamento de artes gráficas sólo esta creando publicistas y en la época la publicidad era muy mal vista en el instituto. De manera que se decidió eliminar el departamento de diseño industrial en 1971, llegando hasta allí la experiencia en este campo. Luego, la última experiencia industrial del instituto se dio en el año 1973 con la materia de composición tridimensional dictada por un profesor inglés. Este tomó la materia y la puso frente a la calle; es decir, que dejó de hacer ejercicios planteados por él para los estudiantes y comenzó a buscar problemas afuera. Se hicieron tres o cuatro grupos de trabajo y cada uno de ellos fue en busca de proyectos. Ahí murió la experiencia industrial del instituto. Luego, todo se plegó al diseño gráfico. Del 71 al 78 los talleres vieron reducirse su dotación, los materiales se fueron acabando y, se comenzó a eliminar materias como marquetería, resistencia de materiales, mecánica, todos los vitrales y joyería”

.30 (1)

En fin, esta historia estuvo signada por la irregularidad y la falta de continuidad programática. EL mismo Pedro Mancilla indicó que con los cambios, se fueron botando los archivos del Instituto Neumann. Estos se perdieron por primera vez cuando salió Nedo y entró John Lange a la dirección, se extraviaron por segunda vez cuando se eliminó el diseño industrial y nuevamente a la entrada del Ince, lo cual significó en repetidas ocasiones recomenzar la historia. Otro problema se suscitó desués del llamado “Viernes negro” del año 1983, ya que con la devaluación del bolívar escacearon los materiales de trabajo en los talleres, todos importados, además de frenar la traída de técnicos invitados del extranjero.

La crisis económica también conminó a la privatización del instituto, por ende, contribuyó a convertirlo en un centro de formación elitesca. Esta tendencia atrajo a una población estudiantil homogénea:

“Casi toda la gente del instituto vive en las mismas zonas, se viste y habla igual y tienen los mismos intereses. Estos son, pues, profesionales que van a diseñar para un país y una población que no conocen”, indica Pedro Mancilla.31 (2)

Con miras a buscar el sustento por otras vías y autonomizar este centro de estudios, se formó en 1982 la Fundación Instituto de Diseño.

Se considera que Venezuela, gracias al empuje del Instituto Neumann se convirtió en una potencia en las artes gráficas, sobresaliendo en la producción editorial, la creación tipográfica y en la creación de afiches y catálogos para las instituciones culturales. La producción nacional en este rubro ha sido preciosista y reconocida a nivel mundial con la inclusión de varios de nuestros profesionales en el catálogo Who’s who in graphics arts y con la obtención de galardones como el Libro más bello del mundo otorgado a Alvaro Sotillo en Leipzig. La situación es contraria para el diseño industrial, pese a las intenciones iniciales expresadas en el testimonio del propio Hans Neumann:

“Cuando empezó el Instituto de Diseño, se tuvo la idea de hacer un instituto de diseño industrial. Su primer director fue Argenis Madrid quien se graduó en Pittsburg de diseñador industrial. Tratamos de lograr que el país apreciara el diseño y se creyera en él. Por ser cautelosos, hemos hecho dos: diseño industrial y diseño gráfico. Con el tiempo se demostró que los que egresaron de diseño industrial no encontraron realmente posibilidad de canalizar su creatividad en este campo, porque aquí se diseñaban muy pocas cosas (…). Primeramente el diseño gráfico tomó el camino hacia el arte puro y tuvimos que empujarlo para que adquiriera una ‘utilidad’ en lo que es fácilmente reproducible (…). La razón por la cual el diseño industrial no tuvo auge en Venezuela fue porque el mercado para este producto era sumamente pequeño”.32(3)

Al modo de la Bauhaus, el empaque, la cerámica, el mobiliario, la cubiertería y los tejidos han sido el centro de interés del diseño industrial de nuestro país. Así quedó registrado en las revistas Integral, El Farol, Cruz del Sur, así como en la revista del Centro de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela.

A nivel gubernamental, la contribución ha sido pobre, resaltando entre la escasez, la actividad realizada por el Instituto Internacional de Estudios Avanzados (IDEA) y la Unidad de Diseño Industrial que estuvo adscrita al centro de Ingeniería Mecánica de la Fundación Instituto de Ingeniería (FII) ubicado en Sartenejas.

El maestro Carlos Cruz-Diez como director del IDEA tuvo la iniciativa de convocar en marzo y julio de 1986 a dos talleres de reflexión sobre el diseño en Venezuela, y en diciembre del mismo año a una reunión conclusiva con diversas personalidades del diseño, la arquitectura y actividades conexas a la problemática de la producción masiva de objetos, las cuales quedaron asentadas en un libro registrado bajo el nombre Debate sobre la situación del diseño en Venezuela. La justificación de estas reuniones se enunció así:

“La situación económica y social que vive el país últimamente, ha despertado problemas e inquietudes que parecían no preocuparnos en los momentos de abundante riqueza petrolera. Todo podíamos comprarlo fuera y resultaba menos costoso importarlo que producirlo en el país. Hoy, la situación es sensiblemente diferente y el elevado costo de los productos importados nos obliga a plantearnos la posibilidad de autoabastecernos. La amplia competencia que representa la calidad de los productos importados en cuanto a materiales, diseño y posibilidades técnicas, nos impone, de manera evidente, la necesidad de desarrollar un verdadero diseño industrial en nuestro país, enfrentándonos a una serie de interrogantes: ¿existen profesionales aptos para enfrentar el reto que representa el diseño de un producto? ¿poseemos una industria y una mano de obra preparada para esta eventualidad?”.33 (4)

El primer taller abordó el tema “¿Se consume o se genera diseño en Venezuela?”, mientras que el segundo se refirió a lo tocante a “La enseñanza del diseño”. Entre las inquietudes se consideró la enseñanza como la principal traba para el desarrollo de la disciplina en el país. El segundo problema fue la precariedad de las industrias venezolanas y la tercera limitante el pequeño y poco educado mercado de nuestro país.

A través de exposiciones orales de índole históricas, se desembrolló el tema del desarrollo del diseño industrial, del cual se extraen algunos puntos que llaman la atención por ser propuestas:

  • El diseño industrial debe ser visto en función de las capacidades técnicas de nuestra industria.
  • Debemos mejorar la calidad para competir con los productos importados.
  • La industria debería hacer un esfuerzo para facilitar la variedad del diseño industrial.
  • Realizar un inventario de los diseños que faltan y de aquellos que podrían ser mejorados.
  • Se propone la invitación de personal oficial del Estado en las próximas reuniones.

(%=Image(9508839,»L»)%) En la Unidad de Diseño Industrial de la Fundación Instituto de Ingeniería trabajaron tres diseñadores industriales y tres ingenieros mecánicos liderados por el ingeniero Henning Bergold entre 1990 y 1995, tiempo suficiente para que desarrollaran productos para la industria nacional y otros, cuyas patentes han sido vendidas para ser comercializadas por empresas extranjeras. Asímismo hubo una preocupación por la reflexión y la búsqueda de mecanismos de promoción de la disciplina, para lo cual se organizó una Convención nacional de Diseño Industrial que integró a profesionales de diferentes disciplinas, lo cual ha sido una constante, pero en este caso, mucho más amplio: diseño industrial y gráfico, mercadotecnia, derecho, ingeniería y arquitectura, así como estudiantes y funcionarios de entes gubernamentales como la desaparecida Corpoindustria y el gremio privado, Conindustria. Para esta actividad, así como otros encuentros, vinieron personalidades internacionales de renombre como el germano Gui Bonsiepe y el colombiano Rómulo Polo, presidente de ALADI en aquella época. Quizás los únicos invitados faltantes a las reuniones fueron los gerentes de las empresas productoras del país.

Además del Instituto de Ingeniería, a principios de los 90’ surgió el Fondo para la Innovación Tecnológica (FINTEC), uno de tantos organismos que mueren al nacer, con la idea de promocionar los diferentes rubros tecnológicos, entre los que contemplaba al diseño industrial. El FINTEC no llegó a arrancar, hundiéndose en poco tiempo. Situación similar fue la de FUNDADISEÑO, la cual se definía como una fundación privada sin fines de lucro, dedicada a estimular la inserción del diseño industrial a través de la creación de bienes de capital y de consumo local o de exportación, mediante la acción conjunta de representantes de la industria privada, el Ejecutivo Nacional y de instituciones académicas, científicas y tecnológicas venezolanas.

Perseguía doble objetivo:

  • Ser un centro de asistencia técnica y de consulta en materia de diseño industrial.
  • Promover intercambios y colaboraciones entre organismos, instituciones, asociaciones y empresas nacionales, internacionales o del exterior, dedicadas o interesadas en mejorar la calidad de los productos a través del diseño.

La Convención Nacional de Diseño Industrial fue patrocinada por el FINTEC y organizado por FUNDADISEÑO, la Fundación Instituto de Ingeniería, el Centro de Innovación Tecnológica Universidad de Los Andes (CITEC ULA) y Prodiseño.

Un paso contundente fue la inauguración del Centro de Arte La Estancia como primera institución cultural promotora del diseño industrial, además del gráfico y la fotografía. Esa iniciativa de Petróleos de Venezuela aparecía en 1995 como la esperanza de dar a conocer, proyectar y difundir la idea de generar la necesidad de introducir el diseño industrial como herramienta para el avance tecnológico y la competitividad, y como meta a largo plazo, contribuir con el desarrollo de nuestro país.

En los años recientes es posible conseguir algunos ejemplos de buen diseño industrial hecho en Venezuela, los cuales se ilustran en el catálogo de la exposición Detrás de las cosas, montaje que tuvo lugar en 1995. Para el mismo su curador, el arquitecto es historiador del diseño Alberto Sato, seleccionó piezas que se ajustaban a los valores originalidad, excelencia, ajuste a las tecnologías del momento y planteamiento estético definido, que conceden la calidad comercial y la aceptación de los usuarios. Los objetos se presentaron divididos en tres grupos: productos de uso doméstico, mobiliario y equipamiento urbano.

Recientemente se ha creado la licenciatura en diseño en Venezuela, siendo la abanderada la Universidad de Los Andes (ULA), aún en espera del egreso de su primera promoción. Su directora en la actualidad es la arquitecto María Elena Owens.

(%=Image(4467389,»R»)%) Como parte del desarrollo de productos estimulado dentro del programa de innovación tecnológica auspiciada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT), se cuenta el proyecto de diseño y construcción de un máquina automática para la fabricación de moldes medianos utilizados en el proceso de hornear pan de sandwich, llevado adelante por la empresa Alumware, lo más cercano al diseño industrial. La importancia de este hecho es que se aporta una solución nacional a un problema industrial: el de crear tecnologías capaces de doblar láminas de aluminio de forma repetitiva y rápida, proceso considerado poco común porque el producto que se crea es muy especializado y que puede dar pie para el diseño de los envases.

Por otra parte, Venezuela conformó desde 1991 su propio comité nacional de Aladi. Esta instancia ha promovido el diseño industrial en el país por medio de actividades como el foro “Perspectivas del Diseño Gráfico e Industrial en Venezuela” y el “Congreso Nacional Diseño Venezuela 98”, llevados a cabo en Maracaibo, además de la asistencia a los congresos internacionales por parte de la delegación oficial.

Con el auspicio del Centro de Arte La Estancia, Aladi Venezuela organizó en 1996 el Concurso Nacional de Mobiliario Urbano para las ciudades de Coro y La Vela, así como los dos encuentros de diseño latinoamericano que también fueron escenificados en la antigua hacienda La Floresta.

Los estatutos de ALADI Venezuela apuntan que este organismo se constituye a partir de los siguientes principios:

”Aladi Venezuela se fundamenta en la necesidad de institucionalización del Diseño Industrial y del Diseño Gráfico, como disciplinas necesarias para el desarrollo tecnológico, económico, social y cultural de Venezuela.

Es objeto de la Asociación el incentivar el Diseño en Venezuela y promover tecnologías, productos y sistemas de comunicación que satisfagan los problemas de mayor relevancia nacional.

Estimular el intercambio y la difusión de tecnologías, productos y sistemas de comunicación, desarrollados en Latinoamérica y en países con problemáticas similares.

Representar a los diseñadores venezolanos ante la Asamblea de la Asociación latinoamericana de Diseño Industrial y Gráfico (Aladi) y viceversa.

Representar a los diseñadores venezolanos ante organismos nacionales o internacionales con los cuales se mantenga relación, como así en los eventos que le invite”.

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Estos enunciados son acertados, pero en la práctica, ALADI Venezuela durante los últimos dos años aproximadamente, ha resultado un organismo un tanto afuncional y poco conocido, por lo que tanto los estudiantes como los profesionales del diseño industrial, sobre todo, deberían acercarse a la misma para exigir la representación y sugerir algunas acciones concretas que vayan en pro de esta carrera.

Para finalizar este punto, se subraya un proyecto en conformación. Se trata de “Diseño Industrial: Una Herramienta para la Competitividad”, el cual se está gestando en el seno de la Fundación Educación Industria (FUNDEI), institución adscrita a la Confederación de Industriales de Venezuela (CONINDUSTRIA), órgano cúpula de nuestro empresariado privado.

“Diseño Industrial: Una Herramienta para la Competitividad”, cuenta con la participación de un Comité de Asesores conformado por especialistas en áreas ligadas a la disciplina -arquitectura, ingeniería mecánica y diseño industrial, por supuesto-, quienes guían de la forma más idónea el desenvolvimiento del plan de acción de dicho proyecto.

Los objetivos del proyecto son:

  • Vincular a los promotores del Diseño Industrial en Venezuela: Las Entidades gubernamentales formuladoras de políticas de innovación y competitividad, la empresa privada, las instituciones educativas como formadoras de recursos humanos y generadoras de investigación, organismos culturales como sensibilizadores del público en general y los profesionales del diseño tridimensional propiamente dicho.
  • Sensibilización, adiestramiento y consultoría en Diseño Industrial, a través de actividades y eventos tales como foros, conferencias y encuentros, entre otros; dirigidos al Estado y a las empresas como las fuerzas capaces de integrar de forma consistente el diseño industrial en el proceso productivo del país. En segundo lugar, se dirige a estudiantes y profesionales en forma de eventos de actualización y capacitación que atiendan las necesidades de los primeros.
  • Formulación y ejecución del Estudio Diagnóstico para analizar la situación real del Diseño Industrial en Venezuela y formular un plan de acción concreto y efectivo.
  • Divulgación y difusión de qué es el Diseño Industrial y los beneficios que aporta, tanto para los actores involucrados en su desarrollo, como para el público general.

A aquellas personas interesadas en obtener mayor información sobre dicho proyecto, se pueden comunicar con FUNDEI, a través de los teléfonos 9918612 / 2116 o del correo electrónico [email protected].

Notas
30 1) Instituto Internacional de Estudios Avanzados. Debate sobre la situación del diseño en Venezuela., P. 20.

31 2) Idem., p.24.

32 3) Ibidem., p.24.

33 4) Ibidem., p.5.

34 5) Estatutos de la Asociación latinoamericana de Diseño en Venezuela. Disposiciones generales, p. 1



Texto basado en la tesis de grado: “La Promoción del Diseño Industrial en Venezuela a través de una institución cultural: Centro de Arte La Estancia”, mención honorífica y mención publicación.

Elina Pérez Urbaneja: Lic. en Comunicación Social, UCAB. Lic. en Artes, mención Promoción Cultural, UCV.
Fue Jefe de Redacción de la revista Laser-faire. Trabajó entre 1997 y el año 2000 en el Departamento de Prensa del Centro de Arte La Estancia, acción cultural PDVSA. Actualmente desarrolla para la Fundación Educación Industria (FUNDEI), organismo adscrito a Conindustria, el proyecto “Diseño Industrial: Una Herramienta para la Competitividad”. Coordina la sección de Diseño Industrial en la revista Logotipos.

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