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La Filosofía de hoy

Todavía estamos sumergidos en el modernismo. El hombre de hoy repite los modelos ya experimentados en el pensamiento y las artes, lo mismo que en los sistemas que rigen la economía del mundo desde los Acuerdos de Bretton Woods, en 1944. Frente a esa vieja tendencia, surgió el posmodernismo, calificado como la cultura que no acepta ni las normas ni los valores de la tendencia racional y progresista del caído modernismo de la segunda posguerra: “Todo vale.”

Pero la vida continua su movimiento perpetuo, mientras el hombre sigue pensando en su propio yo: “Conócete a ti mismo”, ante la persistente inquietud de su individualidad nunca comprendida pero único asidero ante el mundo.

Y así, nada ha cambiado. Séneca habla desde el púlpito y recalca el interés en la persona: “Si hago todo en interés de mi persona, es porque el interés que pongo en ella se antepone a todo”. El sujeto y la verdad serán los temas de la filosofía de hoy.

La filosofía debe buscar el pragmatismo y ser útil en la práctica, ya que esto hará de esa disciplina un saber más enriquecedor para beneficio propio de nosotros mismos. La famosa frase de “Conócete a ti mismo” tendría hoy otro significado: Examina lo que deseas saber y quieras hacer, no extiendas las dudas hasta el infinito porque nunca hallarás respuesta. Nada en exceso en las esperanzas que te alientan, y tampoco en tu relación con el otro. El principio griego del “Conócete a ti mismo” no es autoconocimiento sino la advertencia de nuestra mortalidad, para que no presumamos de tener un fondo divino.
La búsqueda de la verdad debe ser un acontecimiento relevante en cada instante en la vida del hombre, y, obviamente, para buscarla y encontrarla, puede y debe hacer uso de sus potencialidades para alcanzarla. Pero, ¿Cuál verdad? Todos los seres humanos ya sea en menor ó mayor medida debemos desarrollar ésta actividad exclusiva en nosotros con el fin de la verdad; pero debemos saber qué buscamos. Realmente, parece que el medio que tenemos más a mano es la Ciencia y la Tecnología de hoy, de lo cual se puede deducir que Filosofía y Ciencia van unidas en el Siglo XXI. Sigue en pie la idea platónica de verdad: Correspondencia entre lo que pensamos y decimos con aquello que estamos desarrollando, es decir el objeto de nuestro juicio.
Nuestra filosofía de hoy está conectada con todas las ciencias, tanto sociales como exactas o puras, permitiéndole sin que nos demos cuenta, que produzca cambios en todas las áreas y actividades del ser humano de hoy. No es la filosofía contemplativa sino la filosofía que debe construirse, el pensamiento que nos espera. Para llegar a ella requerimos del consenso y de los acuerdos, la supresión provisoria o definitiva de los enfrentamientos y la superación de los antagonismos. Será fundamental la comunicación, la presencia de multitudes, las páginas de Internet, los congresos, los debates políticos ó los sistemas educativos.

También en las relaciones de poder nos toca tener una noción que no sea exclusivamente la del poder político gubernativo, pues sabemos que hay muchas formas de poderes que se ejercen en la esfera social, los cuales se pueden definir como poder social en La verdad y las formas jurídicas respetadas por todos. Michel Foucault habla del sub-poder, de “una trama de poder microscópico, capilar», que no es el poder político ni los aparatos de Estado ni el de una clase privilegiada, sino el conjunto de pequeños poderes e instituciones situadas en un nivel más bajo: “No existe un poder; en la sociedad se dan múltiples relaciones de autoridad situadas en distintos niveles, apoyándose mutuamente y manifestándose de manera sutil.” El autor la llamó La microfísica del poder.

El análisis de este fenómeno sólo se ha efectuado a partir de dos relaciones: 1) Contrato – opresión, de tipo jurídico, con fundamento en la legitimidad o ilegitimidad del poder, y 2) Dominación – represión, presentada en términos de lucha – sumisión. El problema del poder no se puede reducir al de la soberanía, ya que entre hombre y mujer, alumno y maestro y al interior de una familia existen relaciones de autoridad que no son proyección directa del poder soberano, sino más bien condicionantes que posibilitan el funcionamiento de ese poder, son el sustrato sobre el cual se afianza. “El hombre no es el representante del Estado para la mujer. Para que el Estado funcione como funciona es necesario que haya del hombre a la mujer o del adulto al niño relaciones de dominación bien especificas que tienen su configuración propia y su relativa autonomía».
( Foucault, Michel: Hermenéutica del sujeto. F.C.E. 2000)

No quedarán en el olvido las ideas de los filósofos de la historia: ellos constituyen el paradigma del filosofar al proponer sistemas complejos con reglas propias de pensamiento.

En un breve ensayo anterior traté de la filosofía en nuestra lengua española, y dije que no hay tal filosofía. Hoy rectifico aquellas afirmaciones con solo nombrar a Miguel de Unamuno, porque al hacerlo miramos hacia el existencialismo ya proclamado por Heidegger, Husserl y Sartre. Don Miguel escribió ensayo literario, novela, poesía, teatro, pero nunca propuso un sistema filosófico. Toda su obra está teñida del pensamiento existencialista. Y no obstante, la tendencia a fijar como necesidad inexcusable de la filosofía la de expresarse en un sistema, ha encontrado en Unamuno la defensa del pensamiento filosófico ajeno a la rigidez de la forma para expresar la idea, tal cual lo exige la ciencia. “Es prejuicio llamar filosofía solamente a la filosofía sistemática. Es preciso decirlo: los alemanes no son más que constructores de sistemas. Pero se encuentran en Goethe mucho más que en Herbart. El pensamiento español hay que buscarlo en Cervantes, en Calderón, en Íñigo de Loyola. ¿Vamos a buscarlo en Balmes? Se comete, por eso, un absurdo cuando se quiere tratar la filosofía medieval aparte de la teología. ¡Pero si toda ella es una justificación del dogma!”

El anhelo de Dios viviente seguirá llamándonos, lo mismo que las obras del cine moderno de Ingmar Bergman nos mostrarán cada día el combate entre el caballero medieval y la muerte, cuando le confiesa: “Mi indiferencia me ha alejado de todo. Vivo en un mundo de fantasmas, soy un prisionero de los sueños. Quiero que Dios alargue su mano, muestre su rostro y me hable. Reclamo su presencia desde la oscuridad, pero nadie responde.” El ajedrez fatal no cesa.

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