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Literalia: Pensar a Venezuela

No es casual que en un período de pocos meses se hayan publicado cuatro densos libros de análisis sobre el país, tiene sentido en las graves horas que vivimos, instantes de hacernos preguntas, interrogantes que suele puede responder la historia, la político-social y la literaria. Nos referimos a La épica del desencanto(Caracas: Alfa,2009. 254 p.) de Tomás Straka, a La picardía del venezolano(Caracas: Taurus, 2008.185 p.) de Axel Capriles, a La herencia de la tribu(Caracas: Alfa, 2009. 287 p.) de Ana Teresa Torres y a Pensar a Venezuela(Caracas: Bid & Co. Editor, 2008. 227 p.) de José Balza, de este queremos ocuparnos especialmente ahora, tiene tanta significación para la comprensión de Venezuela como los tres anteriores.

 

ABRIENDO LAS HOJAS

 

Este extraordinario y denso libro que es Pensar a Venezuela nos indica otra vez que si queremos entender al país más debemos apelar a los escritos de los ensayistas por ser ellos quienes mejor nos muestran, más allá de los libros que son solo documentales, los matices de lo que es el país, por ello siempre pendemos de Mariano Picón Salas(1901-1965), de Arturo Uslar Pietri(1906-2001), de Augusto  Mijares(1897-1979, de Teresa de la Parra(1889-1936), de Elisa Lerner(1932), de María Fernanda Palacios(1945). Y desde luego de la parte ensayística de la obra de Balza en la que ha explorado especialmente nuestros universos culturales: literatura, artes plásticas y música.

Y con sus observaciones penetra en el alma de Venezuela con honda agudeza. Por ello advierte: “Un pueblo inconsciente de su lenguaje termina por convertirse en marioneta”(p.197) porque es la lengua la que ilumina el alma del hombre y su vida, como indicó Ángel Rosenblat(1902-1984). Pero es tarea esta la propia del intelectual, “Al artista, al poeta… le corresponde mantenerse ‘ajeno al poder, ser contraste’”(p.197) como dice Rafael Cadenas.

Pero a la vez hay que leer a los ensayistas, a los pensadores y a los críticos. Nunca en el análisis de una sociedad hay que perder el sentido crítico, sin él no podemos entender aquella nación. Por ello anota Balza “La crítica surge como un llamado de la obra misma; es un sofisticado acompañamiento: la cifra con la cual van a ser abordados los procedimientos, las invenciones y los recursos misteriosos del arte. Siempre se nutre de un pasado, habita el presente y en sus leyes se vislumbra lo que viene”(p.179). O como escribió Jesús Semprum(1884-1931): “El verdadero dominio de un crítico sobre la mayoría de sus lectores, no arraiga, por grande que sea la autoridad que se le conceda, en las fórmulas y afirmaciones que presente, ni en las tendencias que se le supongan, sino en la rectitud y sinceridad del carácter, de la imparcialidad del juicio, que no debe cegar por ninguna pasión, en el pleno conocimiento del asunto que trate y en los principios y argumentos que desarrolle en el estudio de la obra y del autor”(p.161). Es así, “cada crítico arriesga o consagra la huella de su vida al opinar”(p.182) porque todo crítico es un buceador de lo escrito o el “rondador desesperado de la obra de arte”, como escribió nuestro profesor don Pedro Beroes(1912-2000).

Para mostrarnos el panorama que desea ofrecernos Balza nos presenta una extensa visión del país, visto desde sus grandes libros, en el estudio que da titulo al volumen. Y luego toca, en “Bohemios”, el asunto relativo a quienes siempre han escrito, contra viento y marea y desde los anocheceres de Nueva Cádiz de Cubagua, donde existió nuestra primera peña literaria a comienzos del siglo XVI, cuando los que escribían se reunían a conversar, a contarse sus lecturas, leerse sus poemas o a escuchar la músicas de las vihuelas allí llegadas. Luego examina Balza dos autores sin duda exepcionales, fray Juan Antonio Navarrate(1749-1814) hombre de pensar enciclopédico; al magnífico canónigo José Ignacio Moreno(1748-1806), quien tenía en su Libro copiador en 1777 las Proclamas de Filadelfia de 1774 y 1775 que hicieron posible la Independencia de los Estados Unidos y difundieron sus ideas en aquella Caracas de fines del siglo XVIII. Estas fueron impresas como Las proclamas de Filadelfia de 1774 y 1775 en la Caracas de 1777(Caracas: Centro Venezolano Americano, 1973. 109 p.) Además, indica Balza, sobre él “su tertulia, dentro y fuera de la Universidad, puede haber sido tan importante como la que realizaría la familia Ustáriz”(p.68). También se detiene ampliamente Balza ante el crítico Jesús Semprum(1884-1931) y explora a los autores entre nosotros de lo que denomina el discurso aforístico(p.191), “un lenguaje casi gestual, económicamente breve, ha buscado entre nosotros una sintética manera de acentuar la celebración, la burla, el consejo, el consuelo, el desprecio, la irrisión, la sexualidad, el temor, el heroísmo”(p.186).

 

LA RAZON

 

Lo que busca Balza en su libro es encontrar “el impulso expresivo, secreto, arrollador: caldo desde el cual emergen las obras, cuya hechura es exactamente la medida de la soledad, del cálculo sensible, de la creación”(p.98)

Así a todo lo largo de vasta meditación que Balza nos propone en su libro viene del aforismo de Simón Rodríguez(1769-1854) “O inventamos o erramos”(Sociedades americanas. Caracas: Biblioteca Ayacucho,1990,p.88) completado en el siglo XX por el maestro mexicano Octavio Paz(1914-1998) al escribir:”modernizar es adoptar y adaptar. También es recrear”(Tiempo nublado. Barcelona: Seix Barral, 1983,p.107).

Y por ello subraya el pensamiento de Luis López Méndez(1863-1891) el pensador positivista, no sus homónimos el prócer o el pintor, cuando expresó:“sin la cultura que dan las letras las naciones no son más que sombras pasajeras, espectros pálidos que marchan en las tinieblas y que se desvanecen sin dejar huellas de su existencia”(p.163).

 

REFLEXION

 

Y dicho esto enfatiza la necesidad que tiene todo pueblo de meditar sobre sí mismo, por ello indica “La reflexión, punto culminante de la totalidad humana, como quería (Giambattista) Vico(1668-1744), es un elemento más de los imaginario. Porque esa reflexión tampoco tendrá testigos. El pensamiento se apodera de cuanto está cerca…Los devora, los adapta, los comenta, escribe sobre ellos, pero todo pasa al gran depósito secreto de una imagen secreta: la de la mentalidad, la de la cultura en el venezolano”(p.90)

 

LO QUE ENCONTRAMOS

 

Insiste Balza en “el carácter de ‘mosaico’ que hemos atribuido a este texto”(p.162) es por ello no se sale del perigeo del ensayo, género que propone, acota, sugiere, que es lo que él mismo hace a todo lo largo de Pensar a Venezuela.

Por ello anota que “Cada una de estas páginas ha cercado un instante(verbal, psíquico, plástico, sonoro) para preguntarse qué revela, que encierra; intentando inquirir desde él mismo cómo ha partido de una realidad inmediata para transfigurarse en otra”(p.75). Y para hacerlo encuentra su asidero en la parte esencial del pensamiento de Augusto Mijares. Por ello escribe: “El ‘signo positivo” de Mijares, por lo tanto, mucho nos ha acompañado permitiendo la continuidad de aquello que, orgánicamente, se renueva y se independiza”(p.74).

Y ello se hace evidente cuando tanto en América Latina como en Venezuela la singularidad de la historia hispanoamericana se hace presente, “Tres siglos de hechos que, aparte de su incidencia económica y política, casi pasan desapercibidos para la metrópoli misma. No somos interpretados desde allá, no somos escritos como totalidad…tampoco somos percibidos en profundidad, analizados, interpretados, comprendidos por nosotros mismos, desde aquí”(p.88).

Es lógico que nuestra peculiaridad solo es percibida por nosotros mismos tanto en el ahora llamado, por Guillermo Morón, régimen provincial como tras “los estremecimientos de la emancipación y de la independencia crean una nueva conciencia. Pero esta se busca en documentos europeos. Todavía nadie advierte que los propios habitantes de la región(como hoy) anotan, cartas, testamentos, papeles oficiales, su historia y que hay filósofos y músicos entre ellos”(p.88).

Y son, para Balza, y para nosotros, las palabras, la escritura, lo pintado, lo compuesto sobre el pentagrama, hasta que más adelante llegue el cine, ya en el siglo XX, lo que marca nuestro destino. Por ello anota Balza:“Prodigio y carencia: el despertar de un universo imaginario nos forja, nos reúne, nos impele, nos define, exacerba nuestra libertad, nos contiene”(p.89).

 

¿CÓMO Y QUE SOMOS?

 

Venezuela, y nuestro continente también, “es original hasta en su pobreza (y) el caos político, poder, dinero, ignorancia, egoísmo”(p.194). Tanto es así que Picón Salas habló de “la gran tragedia y el azaroso vivir al día de la historia política venezolana”(Compresión de Venezuela. Caracas: Monte Ávila Editores, 1976, p.115), lo que no hay que perder de vista. Aunque siempre tuvimos, el propio Picón Salas lo recalca, a aquellos seres que “representaron la previsión, la prudencia, la búsqueda de un pensamiento nacional afincando en la realidad de nuestra existencia histórica y servidor de ella”(Comprensión de Venezuela,p.115). Fueron aquellos seres  que dijo Uslar Pietri: “A todo lo largo de la historia de Venezuela hay como una voz que se alza continúa y patética para advertir los riesgos de los tiempos y la necesidad de rectificar el rumbo del país. No es una sola voz, pero sí es, en lo esencial, una sola prédica que pasa de boca en boca descendiendo por los sucesivos escalones de las generaciones”(Veinticinco ensayos. Caracas: Monte Ávila Editores, 1969,p.143).

 

MESTIZAJE

 

Pero ese país que hay que entender para enrumbarlo, siguiendo las observaciones de “la orden de predicadores de la salvación del país”(Veintinco ensayos,p.150) a las que se refiere Uslar, país debemos siempre que comprender, entender que somos en esencia un país mestizo, el “pequeño género humano” del que habló el Libertador en la Carta Jamaica(Septiembre 6,1815) que es además de su significación política el literariamente nuestro primer ensayo. Balza recalca también la importancia de la “conquista negra” de la nación, de la que habló Manuel Díaz Rodríguez(1871-1927) en su libro Entre las colinas en flor(Barcelona: Araluce, 1935.411 p.).

Pero a la vez que comprender la influencia que la negritud ha tenido en la sociedad venezolana desde la llegada de los esclavos negros a comienzos del siglo XVI con los Welser.

 

LA MATRIA

 

Insiste Balza en otra de nuestras esencias: la presencia mujer, fue “oculta y feliz” para Teresa de la Parra. De ellas hizo hondas deducciones Gilberto Antolinez(p.20-21). Hemos podido comprobar como la nuestra es desde muy atrás, desde la conquista,  la sociedad centrada en la mujer, la  “matricentrista” de José Luis Vethencourt(1924-2008), concepción profundizada por el padre Alejandro Moreno(p.22). Una nación que desde muy atrás  estuvo formada por “núcleos de mujeres con un ‘padre itinerante’”(p.22), “la mujer sin hombre, mujer sin pareja, madre sin padre”(p.23). Y además de los hijos son padres. La gran distorsión sexual que se sucede desde los primeros años fue el núcleo de la meditación del primer autor que trazó nuestra historia con los ojos de la psiquiatría: Francisco Herrera Luque(1927-1991), asunto evidente tanto en Los viajeros de Indias(Caracas: Imprenta Nacional, 1961.536 p.) como en Los amos del valle(Barcelona: Pomaire, 1979. 2 vols). La esencialidad de la mujer sola, junto a sus hijos sin padre, es una esencialidad de la sociedad venezolana en la cual hay que reparar, es demasiado fundamental. La mujer sola en nuestra sociedad es lo que ha dado lugar hoy en día a esas bellas y hondas relaciones entre mujeres que al no tener hombre no tienen tampoco interlocutores en su cotidiano vivir. Es por ello que hay que llamar a Venezuela sociedad matrial o sencillamente matria.

 

¿O DIOS O EL LIDER?

 

Y otro asunto: el lugar que ocupó Dios en la colonia hasta con su nombre se encabeza el Acta de la Independencia(Julio 5,1811), “En el nombre de Dios todopoderoso”, pasa ser ocupado por el líder político, “el héroe, visionario, audaz, espléndido, atrabiliario, cruel, dictatorial, frustrado”(p.25). Fíjese que cada una de las palabras que usa Balza pueden ser aplicadas a cada uno de nuestros gobernantes, claro no todas a todos ya que en muchos predomina lo negativo y los que poseyeron valores positivos casi siempre, por no decir siempre, fracasaron o no lograron hacerse escuchar o ser seguidos por el país. Los nombres nos los sabemos de memoria: el proyecto innovador de Antonio Guzmán Blanco(1829-1899), lo que se vivió en la década posterior a la muerte de Gómez, lo creador que fueron los gobiernos de Eleazar López Contreras(1883-1973) e Isaías Medina Angarita(1898-1953) frustrado por el golpe de 1945 en el que se rompió la estabilidad institucional, nos llevó al menos a tres golpes sucesivos y al magnicidio de un presidente, Carlos Delgado Chalbau(1909-1950) y luego lo concebido por el dúo Rómulo Betancourt(1908-1981) y Rafael Caldera(1916-2009) que pese a haber hecho nacer el régimen más estable de toda nuestra historia se distorsiona éticamente y concluye en el gran atraso político que significa el régimen actual, a este se le pueden aplicar los vocablos de Balza que antes hemos citado.

 

LA SENSIBILIDAD

 

Otro punto de la compresión de Venezuela que nos propone Balza es el de la sensibilidad, la que recorrió Pedro Cunill Grau con tanta exactitud en una obra mayor(Geohistoria de la sensibilidad en Venezuela. Caracas: Fundación Polar, 2007. 2 vols). Así para entendernos tenemos que comprender “Colores, aromas, sabores, sensualidad táctil, riquezas materiales, cuerpos, ritmos de vientres y genitales: un perturbador imán conecta a los espíritus con la inmediatez”(p.30) como escribe Balza, precisamente el prologuista del libro de maestro Cunill Grau.

Es así como Balza “va anunciando los contornos no admitidos: una incesante movilidad de las franjas sociales, la excesiva espontaneidad, el goce, bebidas, tabaco, danzas, sexo, la fe sostenida, pero proclive a ser alterada, la burla, el escaso respeto a lo legal”(p.31), todo lo que nos hace el país díscolo que somos, anárquico casi siempre, por ello es que somos un país tan “contigente”(p.32) que no ha hallado cuál es nuestro sendero, pese a que el proyecto de país está trazado claramente en el ideario de los pensadores de la generación de la Independencia. Somos por encima de todo un país caribeño, afectivo, sensual, fiestero y boleroso, siempre el pueblo solar como nos describió Darcy Ribeiro(1922-1997) en Las Américas y la civilización(Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1992. XXXV, 546 p.).

 

LAS LEYES NO QUERIDAS

 

Lo legal dicho por Balza ya lo había sido apuntado por el propio el Libertador en el Discurso de Angostura “los venezolanos aman el país pero no aman sus leyes”(Febrero 15,1819), allí está la base de nuestra anarquía, explica que los gobiernos usen las leyes solo contra sus adversarios, lo cual es la mayor distorsión jurídica posible, como la que vivimos ahora en donde hemos llegado al colmo ver detener a la Juez María de Lourdes Alfiuni y sacarla esposada de su tribunal, por hacer cumplir la ley, lo cual era su tarea.

 

LA FILOSOFIA

 

Importante es también el examen que hace Balza de las teorías filosóficas que cruzaron nuestra vida intelectual y colectiva: tomismo y enciclopedia en la colonia e Independencia y buena parte del siglo XIX; positivismo, al menos desde la llegada del sabio Adolfo Ernst(1832-1899), 1867 es una buena fecha para su inicio y más tarde, ya en el siglo XX, más que solo el marxismo, introducido por Pío Tamayo(1898-1935), de todas las formas del socialismo porque el socialcristianismo tiene sus raíces también en él, no, desde luego en el socialismo marxista que es ateo sino en las formas cristianas evidentes en el socialismo utópico que fue uno de los grandes movimientos humanistas del siglo XIX, anterior al llamado socialismo científico, el marxismo, de vasta influencia en el siglo XX, forjador de terribles dictaduras y de eliminaciones de muchas más personas que bajo el nazismo, treinta millones de personas solo bajo el régimen de Stalin(1879-1953), regimenes, caídos plenamente con el Murode Berlín el 10 de Noviembre 1989, fin de todas sus prohibiciones. Y también momento final de la Guerra Fría.

 

PINTURA Y MUSICA

 

En cuanto al arte en el sentido más lato de la palabra toca Balza sus distintos modos. Señala que somos “pueblo eminentemente visual”(p.38) como nos llamó Miguel Arroyo(1920-2004). O como dijo Alfredo Boulton(1908-1995): “Hemos tenido una sola obsesión: aferrarnos a la luz. Toda nuestra historia es un largo tejido hacia ella”(Reverón. Caracas: Ediciones Macanao,1979,p.108).

Pero hay un segundo hecho, decisivo, que también anota: “no hay duda de que el carácter musical del venezolano parece estar genéticamente predispuesto”(p.53).

Pero Balza, con entender a profundidad nuestra pintura, y nuestra música con la honda sensibilidad con que sabe examinarlas, logra trazar los paralelismos con el lenguaje propio del historiador de la cultura cuando traza, por ejemplo, este esquema a partir de los cuados de Federico Brandt(1878-1932), quien para él “establece un acorde con la libertad de la luz reveroniana: el refugio íntimo la complementa, habla también de autonomía y soledad. En tal sentido la obra que Teresa de la Parra escribe al mismo tiempo pudiera definir un signo de esa intimidad abierta dentro del cerco”(p.49); más tarde en los acercamientos que halla entre la pintura de Alejandro Otero(1921-1990), la novela El falso cuaderno de Narciso Espejo(1912) de Guillermo Meneses(1911-1978) y el Concierto para orquesta(1949) de Antonio Estévez( 1916-1988), todo ello para buscar “el nudo de las interrupciones y los entrecruzamientos biológicos, religiosos, míticos, eróticos, sociales en general, cuya dispersión parece unirse en la materia estética”(p.51).  

 

LOS VENEZOLANOS

 

Y no podía dejar de detenerse ante los venezolanos de carne y hueso, hombres y mujeres. Así lo que define nuestro carácter para él serían, por ejemplo, “las referentes al afecto, el calor humano, lo dócil, el entusiasmo, los modales sencillos, lo accesible y jovial, la bondad, el desprendimiento, la espontaneidad, la fe, la curiosidad intelectual, el talento, la paciencia, lo susceptible, los ideales de paz, el amor a su tierra, la solidaridad social y el respeto, la igualdad de derechos”(p.57).

 

EL PAIS FUGAZ

 

Se pregunta Balza por nuestra fugacidad como país, la nación en donde nada dura nada, en la que poco perseveran y los que lo hacen son mirados con suspicacia como si lo que hacen fuera extraño o imposible. Es por ello que cabe la interrogante:¿”solo somos un clima?” se escucha en un parlamento de un obra teatral de Isaac Chocrón o a “humanidad momentánea que representamos”(p.59) que dijo Pedro Emilio Coll(1872-1947).

 

LITERATURA

 

Conocer nuestra literatura es esencial para conocer al país y a nosotros mismos nos dice Balza.

Pese a ello nuestra aventura literaria es “A la vez que interrumpido, el proceso de nuestras letras fue un caso de aislamiento y fragmentación”(p.60). Entre otras cosas para nosotros, por la carencia de la imprenta hasta 1808, lo cual condenó a lo inédito, a la perdida y a la dispersión los productos de nuestra literatura. Fuera de Juan de Castellanos(1522-1607), y el lejano Pedro de la Cadena(c1538-c1607), quienes escribieron en el siglo XVI fueron los historiadores y los cronistas.

Del siglo XVII,  Uslar Pietri lo llamó el “siglo silencioso(Letras y hombres de Venezuela.2ª.ed.aum. Caracas: Edime,1958,p.26-32), no nos llegó ningún libro. Quizá solo las Jornadas naúticas del padre Jacinto de Carvajal cuya singularidad recalca Balza con razón porque esa obra, al fin publicada en 1892, como Relación del descubrimiento del río Apure hasta su ingreso en el Orinoco, es esencial en la génesis de nuestra literatura, pese a los interrogantes que nos plantea, ¿quizá fue el magnífico dominico el autor de todos los poemas que allí aparecen? Posiblemente.

El cambio nos llega en el siglo XVIII, que es el siglo de la madurez de la nación y de la unificación del país, en esa centuria nos llega todo. Lo recalca Balza “En el siglo XVIII tendremos libros completos y vivenciales, como los de José Oviedo y Baños(1671-1738) y el jesuita José Gumilla(1686-1750). Pero también, hay que insistir en ello, el Diario(1771-1792) de don Francisco de Miranda(1750-1816), que Balza considera “fascinante”(p.69) y nosotros, además de ello, como la obra en prosa más importante escrita por un venezolano a lo largo de los tres siglos provinciales.

También se fija Balza, y hay hacerlo con atención, en todo lo que salvó el padre José Ignacio Moreno(1748-1806), en especial en su Libro copiador(1777) que terminó cayendo en manos del incansable anticuario que fue Mauro Páez Pumar(1923-1974), quien también fue haciendo otros hallazgos que están en su antología Orígenes de la poesía colonial venezolana(1979) crestomanía que tantas luces ha encendido. Por ejemplo traza Balza el paralelismo que encuentra entre las “Clamorosas, melancólicas voces”, el poema del gobernador Joaquín Moreno de Mendoza(c1710-1790), uno de los grandes civilizadores de Venezuela, el fundador de Angostura, personaje del siglo XVIII y el poema “Derrota” de Rafael Cadenas(1930), sobre la convulsión armada de los sesenta ya vencida cuando el poeta publicó sus versos(Clarín, Caracas: Mayo 31,1963). Ambos Moreno de Mendoza y Cadenas lloran sus frustraciones.

Explica Balza: “dos figuras venezolanas del 1700, son ya, cómo dudarlo, escritores en el estricto sentido de la palabra…Nicolás Herrera y Ascanio(1673-1721)…(y) Juan Antonio Navarrete(1749-.1814)”, ambos sacerdotes.

 

¿Y EL EROTISMO?

 

Antes de cerrar esta exploración de nuestros libros coloniales hay que copiar una importante observación Balza sobre un conocimiento que aun nos falta: “¿Cuando tendremos un listado de los volúmenes con tema erótico que aquí debieron circular?”(p.107), asunto a lo que nos llega tanto la observación de Balza como de un pasaje de Doña Inés contra el olvido(1992) de Ana Teresa Torres.

 

LA MONJA POETA

 

Pero también del terremoto de 1812 nos queda el testimonio literario de nuestra primera escritora sor María de los Ángeles(1765-c1818), un poema tan documental como las Elegías de varones ilustres de Indias(1589) de Juan de Castellanos en el siglo XVI, raíz de nuestra poesía histórica, tan cultivada en estas décadas, con tan belleza, por Ramón Palomares(1935).

 

LAS INTERRUPCIONES

 

Indica Balza que nuestras letras tuvieron varias interrupciones. La hubo, él lo dice, en la colonia, para nosotros por la carencia de imprenta. Hubo una segunda durante el período bélico “la guerra impone una segunda interrupción”(p.72) pese a lo cual en medio de ella, en Filadelfia, publicó Juan Germán Roscio(1763-1821) El Triunfo de la libertad sobre el despotismo, el primer gran tratado politico latinoamericano, la justificación del por qué de la decisión emancipadora.  Y además a todo lo largo de aquel mismo tiempo Bello en Londres trabaja sin detenerse, funda nuestra libertad cultural en sus grandes revistas Biblioteca Americana(1823) y El repertorio americano(1826-1827), nuestra crítica literaria mientras prepara su notable edición crítica del Poema del Mio Cid.

Y terminados los combates, ya en 1824, publica Domingo Navas Spínola, un realista venezolano, su pieza teatral Virginia, la que se imprime en Caracas.”Ambiciosa pieza”(p.72) la califica Balza. Y lo es. Bello la reseña en  El repertorio americano.

Y la creación literaria ahora no se detiene más. De 1837 es nuestro primer cuento, “La viuda de Corinto” de Fermín Toro(1806-1865); de 1842: Los mártires, nuestra primera novela, también Fermín Toro.Y de allí en adelante la tarea literaria ya no se detiene en ningún momento.

 

LOS GRANDES TEXTOS

 

Hay que subrayar muy especialmente los otros cinco textos fundamentales de Pensar a Venezuela, fuera del que da titulo al volumen que ya hemos comentado. Son los relativos al fraile Juan Antonio Navarrete, a Jesús Semprum, al canonigo José Ignacio Moreno, a los bohemios y al aforismo.

 

EL PADRE NAVARRETE

 

Comenzaría con el que dedica a fray Antonio Navarrete, a este lo caracterizó “su insaciable deseo de saber”(p.193). Se refiere a su Arca de letras y teatro universal(Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1993. 2 vols), cuya edición crítica debemos a Blas Bruni Celli(1925), es un obra enciclopédica, propia de su tiempo y que ha deslumbrado a sus lectores de estos días cuando pudimos tener acceso a aquella obra impar.

El Arca de letras y teatro universal es el libro de un erudito insaciable: hondo saber, humor, ironía y agudeza están siempre presentes, piensa Balza(p.120).

Es todo un proyecto el que se propuso el franciscano:”lee todo lo anterior, escribe sobre lo anterior y su presente. Reescribe el pasado, registra el presente, prepara al futuro(nosotros)en sus textos”(p.123).

”La soledad erudita de Juan Antonio Navarrete vuelve a diseñar lo que sin lugar a dudas se perfila como una constante en las personalidades literarias de América Latina: la absorción de la cultura, del pensamiento universales hasta convertirlos en cerco de una existencia individual”(p.109),válida esta observación de Balza tanto para el fraile sabio como para el propio Miranda, ambos hacen la misma tarea, uno viajando y el otro encerrado en la biblioteca del Convento de San Francisco, como lo ha señalado Juan Carlos Chirinos(Miranda, el nómada sentimental. Prólogo: José Balza. Caracas: Norma,2006. 335 p.). Pero ambos eran hombres de libros: el sacerdote tenía la biblioteca de su convento, Miranda formó la propia suya. Miranda fue además, y esta es una faceta que apenas se señala, un escritor, su  Diario es singularísima obra, fue un erudito y uno de los grandes helenistas latinoamericanos del siglo XVIII. Ello además de haber sido el mayor conspirador de la historia de América Latina.

El arca de letras y teatro universal ”constituye una guía memorística para los lectores y usuarios de la biblioteca(donde indirectamente el fraile impone su propia manera de leer). Resúmenes de varias obras, improvisaciones y comentarios inesperados: porque tal vez, el fraile anota para sí mismo”(p.108). En su extenso escrito, el único suyo que ha llegado hasta nosotros, ”Es notable su desenvoltura para exponer asuntos de índole religiosa, científica y sexual. Y sus intereses musicales, pictóricos y literarios revelan no solo una sensibilidad especial sino también un apasionado deseo por el goce, cuyo más alto equivalente pudiera ser la sorna o la ironía con la que alude al ámbito religioso e intelectual que lo rodea”(p.109). Hay incluso un momento en que se acerca a la escritura de ficción(p.116), tan singular es aquel escrito que Balza no puede dejar de preguntarse: “¿Es acaso Navarrete nuestro más puro cuentista”(p. 116).

 

EL CRITICO SUFRIDO

 

La otra gran exploración que nos ofrece Balza es relativa al crítico Jesús Semprum(1884-1931) a quien redescubre.

El zuliano ”rescató y cubrió lo más inquietante de nuestra literatura del siglo XIX, del mismo modo que acercó a los autores, a la plástica y al cine de su tiempo, sin dejar de percibir con rara inquisición los acontecimientos mundiales de entonces”(p.125). Fue, para nosotros también, el crítico por excelencia del movimiento modernista, supo avizorar la plenitud del criollismo en el joven Rómulo Gallegos(1884-1969) y descubrir lo insólito que había en las ficciones de Julio Garmendia(1898-1977). En cambio con la vanguardia, especialmente con Barrabás y otros relatos(1928) de Usla Pietri su mirada no fue muy certera.

Pero fue Semprum un crítico auténtico que todo lo sacrificó al ejercicio de su vocación, no temió ni pasar privaciones para ser fiel a ella. Fue tan autentico que apunta Balza que por él circuló “la huella de una vida persistente”(p.125).

En su escribir ”nos deja anotaciones acerca de lo que es esencial para él: los misterios de la creación literaria, el balanceo entre el lenguaje colectivo y los impulsos no siempre verbales que subyacen en aquel y en las obras”(p.172).

Su tareas intelectuales tuvieron al menos dos períodos. Entre 1905-1919 explica Balza actuó el crítico literario; la tarea de comentarista internacional cubrió los años de 1919-1928. Los tres últimos años de su vida fueron sin duda muy dolorosos(1928-1931), los vivió aislado en El Valle donde volvió a ejercer la medicina. Lo triste de su hora final lo dejó claramente expresa en su última página “El crítico sufrido”(El Nuevo Diario, Caracas: Enero 13,1932) que su amigo el poeta y sacerdote Carlos Borges(1882-1932) hizo imprimir el día se recordó el primer año de su deceso.

 

EL AFORISMO

 

Capítulo muy sugerente es el que dedica Balza a nuestros “escritores aforísticos”: el padre Navarrete, don Simón Rodríguez, José Antonio Ramos Sucre(1890-1930) y Rafael Cadenas.

 

UNAS PRESENCIAS

 

Si algo nos ha llegado muy hondo como estudioso de las manifestaciones intelectuales venezolanas, del alma de Venezuelas, es ver aquí utilizados en los exámenes que nos ofrece Balza el pensamiento de Augusto Mijares, quien buscó en sus estudios aquello que forma “el equilibrio orgánico de nuestras sociedades”(p.55), nos hizo ver como era necesario que los venezolanos detuvieran la autodenigración nacional, “el funesto hábito de blasfemar contra la patria y cubrirnos de cenizas y de lamentaciones”(p.55).

El hecho que don Augusto interpretara ”las aspiraciones colectivas de regularidad legal, probidad administrativa, libertad y cultura”(p.55) colocan a su meditación en el sitio del civilismo. Tan profundo llegó Mijares en sus análisis que Balza subraya: “Creo que una encarnación del ‘signo positivo’ que Mijares añoraba ha estado entre nosotros desde muchos siglos antes de la llegada de Colón”(p.59).

 

UNAS INSISTENCIA

 

El hecho de que Balza insista en el uso del pensamiento de Andrés Bello(1781-1865), sobre todo en su observación que “todas las verdades se tocan”(p.59) dicha al inaugurar la Universidad de Chile en el texto cenital de su obra(Septiembre 17,1843); el volver al significado de nuestro gran crítico Amenodoro Urdaneta(1829-1905), el autor de Cervantes y la crítica(1877), explorador de lo literario anterior cronológicamente a Julio Calcaño(1840-1918) y a Semprum; la importancia que da a las ideas del ensayista Luis López Méndez(1863-1891); que se detenga en don Luis Correa(1886-1940) no sólo crítico destacado sino gran esteta y que destaque la significación de Andrés Mariño Palacio(1927-1965), el joven por excelencia de nuestra literatura, escribió su obra entre los 17 y los 21 años y pasó el resto de sus días en un clínica psiquiátrica aquejado de una grave esquizofrenia(p.196).

 

Julio 8,2010

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