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Abuso continuado

Un ambiente en el que predomina el terror tiene a los venezolanos encerrados en sus casas después de las 6 p.m. Aquellos que se ven obligados a salir después de esa hora debido a alguna urgencia o compromiso de trabajo, como por ejemplo un viaje al aeropuerto para llevar o ir a buscar un pasajero, corren con el riesgo de ser asaltados, secuestrados y asesinados, pero que aun así deben enfrentar las terribles probabilidades ya que el ciudadano común en la Venezuela de hoy en día tiene como necesidad primordial lograr un ingreso adicional que les permita medio complementar el escaso presupuesto para cada semana. Estas restricciones las padecen los millones de ciudadanos comunes que por supuesto no gozan del servicio de guardaespaldas, no tienen carros blindados, ni cercas eléctricas y puertas de seguridad, ni soldados y policías que los protejan. Los personeros del gobierno son seňorones que cierran calles, levantan muros y tienen patrullas de policía guardándoles sus casas para que nada perturbe sus vidas de nuevos ricos. Para los personeros del gobierno no hay limitaciones en lo que a seguridad se refiere, es el ciudadano común el que las padece en todas las formas habidas y por haber, sin que le sea ofrecida la más mínima protección. Una comunidad enardecida que por obra y gracia del régimen sufre cada día los efectos del abuso de tener la violencia, impunidad, siembra de miedo y ausencia de justicia como políticas de estado, está recurriendo al linchamiento como venganza hacia aquel que sea sorprendido cometiendo un asalto, una violación o un asesinato. Esto es lo que se llama tomar justicia por su propia mano, una barbarie producto de la desesperación y aniquilación de los principios.

Un país regido por un régimen deshonesto, que ha hecho de las arcas públicas y confiscación de los bienes privados de sus ciudadanos, un pozo sin fondo del cual son extraídas fortunas para el beneficio de sus personeros, que de humildes ciudadanos han pasado a tener fortunas de millones, disfrute de palacios, haciendas, yates, carros, caballos, cuentas bancarias en monedas duras en el extranjero, le ha trasmitido al pueblo un mensaje negativo con el que le dice que robar y, no el estudio y el trabajo honrado, son las veredas que deben ser transitadas para alcanzar un mejor nivel de vida. El régimen Castro comunista de Chávez y Maduro con un discurso de odio, rencor y mezquindad le inculcó al pueblo la envidia, el alegrarse del mal ajeno, hizo de la división un estandarte, lo que a primera vista pareció ser la distribución directa de la renta petrolera que les pertenece a todos los venezolanos por igual , sin excepciones de tipo alguno, no fue otra cosa que la compra de su voluntad a cambio de un dinero, que los obliga a seguir a la “revolución “ y de no seguirla se pierde la beca, la vivienda, la misión , el trabajo. Cuando se es un verdadero demócrata, se respeta el estado de derecho que le pertenece a todos los ciudadanos por igual, y que no se le puede sustraer a ciudadano alguno por el simple hecho de pensar diferente, de disentir. Cuando se le roba, suprime o limita ese derecho se está cometiendo un abuso, se le está faltando el respeto y se está quebrando la ley.

La falta de respeto, el abuso gubernamental es tan pronunciado que ante las elecciones que por voto popular directo y secreto, deberían elegir libremente a los miembros de la Asamblea Nacional, lo cual sería el primer paso para lograr una Asamblea con representación ciudadana verdaderamente legítima y el regreso del estado de derecho a Venezuela, ha desplegado todo un operativo a nivel internacional y nacional para justificar una trampa con la que pretende darle continuidad a su poder írrito sobre un país y una nación que han sido traicionados y torturados hasta el tuétano de los huesos.

El pueblo venezolano que está harto de la traición, abuso y maltrato continuado, espera que en esta ocasión no hayan excusas que justifiquen unos resultados que ante el destrozo habido en el país y el dolor sufrido por el pueblo diariamente, serían una prueba fehaciente y evidencia del desarrollo de un fraude electoral continuado con el que se le estaría aplicando la pena de muerte a Venezuela.

Mercedes Montero

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