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Así habló Venezuela (I)

Américo Gollo Chávez

La abstención como ejercicio de la consciencia política alcanzó una hazaña histórica en Venezuela. Precisemos que tipo de abstención.  Lo que no fue. Un voto castigo para vengarse de la tragedia que nos imponen Maduro y sus secuaces. Tragedia que se expresa en el hambre, la inseguridad, la muerte, la emigración, la destrucción de la familia, destierro, la destrucción de país, etc. Pero esta tragedia tiene su máxima expresión en el terrorismo de estado que impone el régimen para mantener el poder y mantenerse en él.  Este terrorismo tiene sus concreciones  en la conformación de una atmósfera de crueldad y represión política en donde el terror juega el perverso papel de deshumanizar al hombre, de controlar sus decisiones hasta eliminar su consciencia, generando abulia y de allí avanzar hasta la ataraxia.  La abulia es impedir el ejercicio de la voluntad para la realización de acciones que garanticen los derechos ciudadanos, su libertad, y la ataraxia es el paso final, mediante el cual el ser social es absolutamente indiferente al Otro y la más grave, es indiferente consigo mismo, a sí mismo. De manera gráfica, el ser humano deja de serlo y se convierte en zombi

El proceso del terrorismo de estado se inscribe en el proyecto de crear un “hombre nuevo”, que Chávez asume de, entre otros, J. Giordani quien de manera brutal afirmaba que para crear ese hombre nuevo (socialista) se debía exterminar el hombre viejo (burgués, capitalista). Ese crimen cultural, de lesa humanidad, hasta este momento ha fracasado como meta del proceso Fidel chavista.  La abstención consciente es prueba de que la meta del régimen no ha logrado sus fines, independientemente de la llamada abstención natural, pero, que, en estas circunstancias, no puede darse la misma consideración que se haga de una sociedad estable, con derechos consolidados, demócrata.   Esta visión se fortalece al observar que el voto tampoco fue un castigo por la indefensión, el hambre, las carencias, la inflación, la depauperización. Sin duda que estos elementos pueden acelerar la decisión consciente, pero ello se ve en su completitud, al observar que su abstención afectó decisivamente a Falcon, en quien no solo se tuvo desconfianza, sospecha, sino mucho más, que ese candidato no expresaba   el sentimiento democrático de nuestra sociedad y muy menos un deslinde entre el régimen y su postura, mucho más formal y cuidadosa pues, en lugar de terminar de desnudar al rey le mejoraba la soberbia de su ropa. La abstención fue una decisión critica en función de demostrar la ilegalidad, la ilegitimidad, la inhumanidad.  Una acción consciente por la democracia.

Resumí de este modo para Facebook, la consciencia ciudadana infligió la más dura derrota política a la tiranía de Maduro. La más trascendental victoria de la mayoría democrática, base de la reconstrucción de una y única política para superar esta tragedia y, a la par, castigó impecablemente la deslealtad de Falcon. ¡Gloria a ese bravo pueblo!

Imprescindible es necesario observar que la votación de Maduro, por una parte, se consiguió con el terrorismo ya delineado en general, pero que con su militancia la medida se hace más cruel, es chantaje, extorsión, que el régimen, el PSUV con los medios policiales y de seguridad del Estado ejerce contra ellos, desde el ejército hasta los ministros, por la otra, los medios de control sobre los empleados públicos, los beneficiarios   de misiones, la limosna. La ilusión de poder. Empero ese universo viene decreciendo, vale decir que muchas personas bajo esa férula han venido dando pasos para zafarse de esa felonía sádica.  Queda un conjunto muy importante de militantes, soldados por el odio, odio contra la sociedad libre, odio contra el poseedor, odio, odio, en fin, que los une en su desgracia con la esperanza de que alguna vez alcanzarán el paraíso. Odio a la verdad, a la razón, al arte, al conocimiento.

Habló la sociedad tal como está. Y como no quiere estar.  Pero, hay otros hechos que están allí, verlos como se ven, cómo existen y buscar la causalidad de su ser.   Acerquémonos a las interpretaciones post electorales que algunos políticos ya formularon y  algunos críticos cuya sabiduría nos asombra.  Sin orden, veamos algunas. Ganó maduro y ganó la abstención. Salgamos de esto. El “fundamento” parte, primero, de ver la política como una apuesta, no en el sentido de Pascal, sino tal como el jugador de terminales, del Kino, de caballos, de quien llega primero. Que no va a la iglesia sino a las agencias de lotería. Segundo, esos apostaron así, sacar a Maduro y a exterminar a la MUD.  Maduro no apostó, ni el sentido vulgar, tenia ya asegurado ser ganador. ¿Como? Como daba la gana, el poder, todo en sus manos. La abstención no apostó, razonó.  Sabía, a priori, quien era el ganador, solo que su intención iba mucho más lejos, demostrar, probar,  el carácter infame, arbitrario, ilegal, ilegitimo de la tiranía. Y en ello no hay ni puede haber apuesta.  Maduro sí apostó, quiso legalizar el poder, su poder, su tiranía y halló con quien jugar.  Falcon hizo su apuesta.  Pero, la hizo como parte de su propio juego.   La MUD, ya estaba muerta o sufría de epilepsia desde su nacimiento y, su peor enfermedad, las ansias de poder sin saber para qué. No se derrota a los muertos, en cambio, y según la literatura y cultura mexicanas ellos sí nos pueden derrotar a quienes aún no hemos alcanzado la eternidad y el poder de la muerte.

Las otras respuestas, una, Falcón perdió porque no tuvo el apoyo de la MUD, ¡vaya inmenso poder el de los muertos!   Por si acaso y ganas de sobrevivir por “razones” de poder, callan la participación decisiva del discurso comprometido de la Iglesia Católica, que no invitó a votar o abstenerse, nos invitó a pensar. Y estuvo aquí la fuente del triunfo de la abstención, pensar. Y se derrotó a Maduro, porque esta es la mejor verdad: Maduro retiene el terror, la fuerza, pero la consciencia lo exterminó. En ese inmenso esfuerzo, Iglesia jamás estuvo sola. El mundo democrático, el MUNDO abierto en pleno, Instituciones académicas, jurídicas fundamentales, estudiantes, no solo avalaron la reflexión de la Iglesia sino que muchas veces llegaron muy más lejos.  Pero esa nueva enfermedad del irracionalismo, del narcicismo y la egolatría de muchos que, por simplificar, llamo falconscista, los devoró y convencieron al sargento Falcon para que se asumiera mariscal.

Existe hoy un Frente Amplio, creado antes del fraude, surgido ante fracasos como el de la MUD, pero, sobre todo, para superar el sectarismo mudista, herederos vernáculos de los vicios del sectarismo de los partidos, entre ellos, el caudillismo, los cogollos y la sordera. De ese estilo mudista, que hubiese sido bello   y bueno de haber sido MUNdano, pero la soberbia de la MUD  de no querer oír lo que se ve y rechazar la vista de lo que se oye ha sido mucho más eficaz que el poder de la tiranía.

Para esta gente, reciente escuché al padre José  Virtuoso, Rector de la UCAB, el viernes antes de la tragicomedia, mejor y muy bien llamado Fraude, quien sabio de con dos mil años de historia,   parecido  en su modestia a José, el santo carpintero y virtuoso como un concertista, respondía por adelantado,  no se enojará creo, pero sincretizó su idea con una frase de Teodoro, “estamos mal pero vamos bien”  si no repetimos lo malo que hemos hecho.  No salimos si nos quedamos en la pegunta, qué hacen sino asumimos la respuesta a qué hago.

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