Del hambre a la hambruna
Según La Organización Mundial de la Salud, hay una crisis humanitaria cuando la GAM (Global Acute Malnutrition) afecta a más del 10% de la población, y se pasa a una emergencia humanitaria cuando ese indicador supera el 15%. La asesora externa de la ONG Cáritas y consultora en seguridad alimentaria, Susana Raffalli, ha dicho que en Venezuela “estamos ante una emergencia humanitaria de carácter nutricional”, y añade que habrá hambruna si su índice GAM llega al 30%.
La dictadura se empeña en afirmar una y mil veces que la hiperinflación, que por primera vez presenta la economía venezolana, ha sido generada por la especulación y una supuesta “guerra económica”, y no por su fracasada gestión de la economía nacional. Conindustria declara, en comunicado público del día 19 de este mes, que “la economía venezolana está quebrada”, que solo producimos el 10% de lo que producíamos hace 19 años, y que “si no hay producción, la escasez y los precios aumentan inevitablemente”. La falta de divisas (no hay subastas desde agosto del año pasado) ha obligado a establecimientos industriales y comerciales a recurrir al dólar del mercado paralelo (se disparó en un 5.320% entre enero de 2017 y enero de 2018) que sirve de precio marcador, lo que afecta la estructura de costos por su impacto en el precio de las materias primas y productos importados. En lo que respecta al sector agrícola, el presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal, informó que “solo se sembró el 30% del área cultivable porque no se entregaron semillas, fertilizantes, ni agroquímicos”. Entretanto, el déficit fiscal y los apremios de flujos de caja de PDVSA se siguen cubriendo con la emisión de dinero inorgánico, sin respaldo, dándole más alas a la hiperinflación.
La situación se agravó con la medida del pasado 16 de enero que obliga a la industria y el comercio a vender sus productos a los precios vigentes al 15 de diciembre de 2017, por debajo de los actuales costos de producción, lo que traerá como consecuencia la paralización o cierre de industrias y comercios, que no van a trabajar a pérdida. Es decir, que la caída de la producción y de los canales de distribución se dramatizará en anaqueles vacíos y una falta de alimentos que ya está pavimentando el camino que conduce del hambre a la hambruna.