No hay novedad, Señora Baronesa
«No hay novedad, señora baronesa» es la versión en castellano de una canción humorística del francés Ray Ventura («Tour va trės bien, Madame la Marquise»), que fue traducida, o «versionada» como dicen en el no siempre muy culto medio de la música radial, a muchos idiomas. En ella, una señora noble llama por teléfono a su mayordomo para preguntarle cómo están las cosas y el hombre le responde (en la versión española) que no hay novedad: «Solo pasó -agrega sin darle la más mínima importancia- que anoche nos robaron las perlas de su gran collar», a lo que agrega que un terremoto destruyó el castillo y que el marido de la señora murió cuando lo asaltaron y hubo un gran incendio durante el velorio, etcétera, todo intercalando el retintín de «No hay novedad, señora baronesa, no hay novedad, no hay novedad», hasta que la pobre señora va a tener al manicomio, desesperada no solamente por las noticias que le va dando una a una Ramón, el mayordomo, sino por la impasibilidad con que se las da.
En la actualidad, Venezuela es la noble señora que pregunta y el régimen narcomilitar chavista es el mayordomo, no solamente porque dejó que se quemara el palacio, se robaran las joyas y se produjeran otras catástrofes, sino porque se niega a reconocer que hay muchas y muy negativas novedades. El «Mensaje» del infeliz que representa el papel de Presidente de Venezuela, presentado ilegalmente ante la también ilegal ANC, y no ante la legítima Asamblea Nacional, presenta un cuadro ideal, falso, como si en el país no existiera hambre ni crisis humanitaria, como si las bandas del estado no asesinaran a nadie, como si no hubiera centenares de presos políticos y miles de exilados políticos y millones de emigrados por la situación catastrófica que atraviesa la pobre Venezuela.
Y lo hace cuando una combinación de policías y delincuentes comunes masacra a Óscar Pérez y sus compañeros de aventura que manifestaron públicamente que se iban a entregar, se iban a rendir, iban a someterse a la política y corrompida «justicia» oficial. Esa actitud de no solamente no informar, sino además mentir descaradamente, le revela al mundo entero lo verdadera naturaleza del chavismo, y lo que revela, desgraciadamente, justifica cualquier acción que se tome en contra del régimen forajido que aplasta hoy al pueblo venezolano. Desde luego que lo sensato es no renunciar a la negociación, no renunciar al diálogo aún cuando parezca que no se va a llegar a nada. Es lo que los juristas llaman agotar la vía legal. Pero hay que estar preparados a que posiblemente haya que apelar a otras vías, violentas, sí, pero no tan cobardes como fue la masacre de El Junquito, en la que cientos de criminales cayapearon a unos pocos hombres que ya habían manifestado su voluntad de entregarse, de rendirse, de abandonar la vía de una violencia mucho menos dañina que la que usaron contra ellos. Ojalá que en pocos días podamos decirle con orgullo al fantoche, sus jefes y sus cómplices, que sí hay novedad, y la novedad es que ellos están tras las rejas y van a ser juzgados por la montaña de crímenes que han cometido contra los venezolanos, contra la democracia, contra la humanidad.
