No puede haber alcaldes de oposición
Hace ya tiempo que Maduro llamó al (o a la) presidente de la Sala Inconstitucional del Tribunal Supremo de Injusticia para decirle algo así como: “Busca la manera de eliminar a todos los alcaldes de oposición”. Pronto, la Sala encontró la manera, seguramente ingeniada por el gordo Escarrá: Se les ordena a los alcaldes impedir manifestaciones de calles de su jurisdicción so pena de que, si no lo hacen, incurren en desacato de una orden de la Sala, que lo es también del Führer Maduro [Führer Befehl] y en consecuencia, se les prohíbe salir del país, se les destituye e incluso se les condena a prisión.
Quisiera que los “juristas del horror” de la Sala Inconstitucional –la Sala del Führer como diría Ingo Müller– nos dijeran cómo un alcalde puede impedir que haya manifestaciones callejeras en su jurisdicción. Quisiera que esos mismos ‘juristas del horror” nos dijeran por qué no le aplican el mismo ilegal procedimiento de desacato a los muy numerosos alcaldes del PSUV. Para tan solo citar un ejemplo en jurisdicción del Municipio Libertador, el alcalde Jorge Rodríguez no logra impedir las manifestaciones –muchas veces más graves que las que hay en el Este de Caracas– sino que, lo que es más, fomenta violentas manifestaciones pro gubernamentales en las que él mismo participa.
Vemos que, en la lista de espera de los alcaldes que Maduro y los “juristas del horror de la Sala Inconstitucional” están los alcaldes de los municipios Sucre y Baruta. Ya destituyó y condenó a prisión al alcalde de Chacao, Ramón Muchacho y acaba de anunciar la misma suerte para el de El Hatillo, David Smolansky, en una suerte de Alicia en el País de las Maravillas, donde tal como esperábamos “primero fue la sentencia y luego el veredicto”.