Cameron – Clegg: una nueva forma de hacer gobierno
“En momentos en que abandono el segundo trabajo más importante que jamás he tenido, aprecio todavía más el primero, como esposo y padre. Gracias y adiós», Gordon Brown, ex-Primer Ministro de Reino Unido
Este martes Reino Unido resolvió una de las fases de mayor incertidumbre política en su historia, un nuevo camino que jamás se había recorrido está a punto de iniciar en uno de los sistemas políticos más modernos y apasionantes el mundo.
Después de cinco días de incertidumbre debido a la elección del primer Parlamento sin mayoría absoluta en 36 años, afuera del número 10 de la calle Downing Street, Brown anuncia «si la Reina acepta, le aconsejaré que invite al líder de la Oposición a que busque formar Gobierno», su renuncia no es sólo como Primer Ministro, sino también como líder del partido laborista que gobernó la isla durante más de 13 años ininterrumpidamente.
Se anticipaba que el repunte de los liberales demócratas iba a ser clave y así sucedió, el carisma de su líder Nick Clegg hizo de su partido la pieza que inclinara la balanza hacia la continuidad de Brown o el arribo del conservador Cameron. Aunque ideológicamente más cercanos a los laboristas, los liberal-demócratas habían anunciado desde hace tiempo que no era posible un gobierno de coalición con el partido en el gobierno, por una sola razón, Gordon Brown; quien entendió que era él mismo el obstáculo que impedía que Gran Bretaña siguiera su rumbo, por lo que anuncio su dimisión.
Cameron, de 43 años, aprovechó esta coyuntura y también lo que muchos pensaban como imposible ideológicamente, formó una coalición integral y profunda con la tercera fuerza política del país y ofreció a su líder Clegg el cargo de Vice Primer Ministro. Cameron cedió al menos 20 posiciones de gran relevancia a los liberal-demócratas, entre los que destacan David Laws en Finanzas. El nuevo primer ministro asegura, «será una administración unida detrás de un propósito esencial que es dar a nuestro país el liderazgo fuerte, estable y decidido que necesitamos para el largo plazo… Clegg y yo seremos líderes políticos que pondremos de lado nuestras diferencias por el bien de la nación».
La importancia de los actos de Brown, no son más que clara evidencia de un sistema consolidado, donde nadie se aferra al poder y entiende el oficio y los alcances de éste, sabe también hasta donde ceder y cuando es tiempo de hacerse a un lado, tiene claro el proyecto de nación y ningún partido ni personaje político está por encima de ello.
Todo lo anterior deja varias lecciones para democracias y sistemas políticos como el de México. La negociación política es un elemento fundamental en cualquier político y en cualquier democracia, claro que lo anterior se pone en práctica en pocos países. Hoy Gran Bretaña apuesta por una consolidación de fuerzas que prometen cambiar un dinamismo económico en declive, que habían encabezado Blair y Brown.
La negociación no es más que una herramienta indispensable para llevar a cabo un proyecto específico, se trata de uno de los motivos fundamentales por los cuales elegimos a los políticos. Políticos que entiendan la importancia de hacerse a un lado cuando así lo convenga, políticos que entiendan las estrategia hacia la cual va encaminado el cumplimiento de un proyecto de nación. Nuevos actores que apuesten por cambios estructurales significativos, sin temer a las formas nuevas de gobernar y hacer gobierno y que lleven a consolidar las instituciones y el sistema político de su país, dejando a un lado la ideología, la formación política y, por supuesto, los intereses que han cooptado el poder de gobernar al propio Estado.
Distamos mucho de poder ver un escenario similar en México. Sin embargo, si deseamos presenciar un escenario similar en nuestros países algún día, todos en Latinoamérica debemos estar pendientes de lo que ocurre en el proceso de formación del nuevo gobierno británico, y empezar a aprender algunas lecciones.
