Cuando el Estado recomienda invadir
Se han mantenido a flote con trabajos de secretaria, asistentes, choferes, pequeños comerciantes. Nunca me había preocupado mucho por ellos ni por su futuro, porque todos tenían techo y comida, mal que bien.
Esta niña en particular, hija única, tuvo bebés pronto. Dos muchachitos antes de los veinte años y siempre la ví muy de su casa. Y de repente, me dicen que se estaba quedando en una acera a dormir, cuidando a los que se habían metido primero en una zona verde con un dueño muy público.
“¡Que quieres que haga , Lucy? No tiene casa!” , me dijo la mamá, contrariada.
No, no tiene casa, ni menos dinero. Cualquier apartamento, cualquier hueco, cualquier cuarto, cuesta mas que el salario mínimo que ella a veces gana. El marido tampoco es que aporte mucho.
Y mi amiga, la abuela, gana apenas lo suficiente para ella.
Yo tenía la idea prefabricada que la mayoría de los que invadían terrenos eran del partido de gobierno, partidarios de Chávez. Pues no.
No necesariamente. El mecanismo es el siguiente: el Presidente ofrece por TV, que todo el que necesite tendrá casa. Solo hay que inscribirse en la Misión Vivienda.
Acto seguido, usted se da cuenta que sí, que es posible que le den casa y se va a hacer cola en la misión Vivienda, porque usted cree en lo que le han dicho. Además, todo aquello de amenazar a los bancos, para que den créditos, de las cadenas donde el Presidente le da apartamentos a la gente. ¿Porqué no a mí?..
Entonces usted se va a inscribir. Como siempre en Venezuela, hay que hacer cola, pero, gracias al tiempazo en que uno está con lo de la inscripción, conoce a cantidades de gente que está en la misma, algunos mas o menos de la misma edad y proyectos. Los organizadores del asunto explican que para obtener casa, en vista que la cosa no está fácil, hay que organizarse. Acto seguido uno forma un “colectivo”.
El Colectivo, toma un nombre, generalmente uno bolivariano para que lo tomen en cuenta y se va a la Alcaldía , en este caso de Caracas para hacer un proyecto, porque, otra vez, sin proyecto formalizado en la alcaldía correspondiente, no hay vivienda.
En la alcaldía, una vez entregado el proyecto famoso, les dicen que como no hay donde hacer el edificio, localicen algún terreno que esté “ocioso”.
Hay que ver lo que son los ojos de 42 familias, que empiezan a darle vueltas a una zona para ver donde podrán vivir. Y el que busca, encuentra. En este caso, encontraron dos terrenos. Uno, que estaba al lado de un estacionamiento y otro, una zona verde perteneciente a una institución.
El primero no fue posible invadirlo ( el dueño se debe haber movido rápido).- El segundo estaba pancita. Era un sitio donde lo que había eran árboles y soledad. De noche se metían parejitas.
Así que allí han estado por casi un mes. El líder de la toma, se ha reunido con los dueños del terreno, en una mala época porque cambió el tiempo político. Y ahora, el, partido de gobierno cree que las invasiones continuas dan mala imagen, es más, se las ha atribuido a la incitación de la oposición. El presidente Chávez ,desde Cuba, gobierna, pero no está asignando muchas casas en estos días y mi amiga vio, como empezaban a rodearlos los guardias nacionales. Como los compañeros del chavismo les gritaban que cuanto les había pagado Capriles Radonsky. “ si yo fuera amiga de Capriles Radonsky, no estaría aquí”, comentaba contrariada”
Los GN les aplican la de los desalojos judiciales: Nadie sale, nadie entra, ni la comida.
Los invasores han llamado a todo el mundo; periodistas, familiares, amigos. Los culpan de haber dañado la zona verde, de haber destruido propiedad ajena. Cada vez se ve mas lejos que les den dinero para hacer allí los apartamentos que quieren. No tienen ni medio y los días pasan con el susto de que los saquen a media noche, apaleados y otra vez en la calle.
Para mí, ellos y centenares más en toda Venezuela son simplemente unos peones más en todo este juego de entregar llaves de casas imaginarias, que solo se ven en plano. De hablarle a los jóvenes como si de verdad hay posibilidad de regalarles casa. Sobre todo con la escasez de materiales de construcción, con los malos negocios de corrupción en los que se mete el gobierno, con las fallas de suministro de los gobiernos extranjeros, con la mala suerte de encontrarse en una campaña electoral atípica.
Pero bueno, son los gajes del oficio: ser jóvenes, crédulos y capaces de soportar meses en una acera o años en un refugio.
Solo que esta experiencia es de esas que marcan. En diez años adelante, como a muchos de nosotros, para ella decir gobierno será decir una mala palabra. Y de los políticos, sobre todos los de alcaldía tendrá una imagen de lo peorcito.
¿Ven como crecemos los venezolanos?. El mismo Estado te envía a invadir, no te garantiza seguridad y cuando tu vas a reclamar, responde con una boca rellena de slogans. Hay que felicitarlos por conseguir mas votantes todos los días, por seguir construyendo nuestro futuro ferozmente antipolítico. Después se preguntan porqué no los quieren.