¿Vamos hacia un desastre agrícola?
Un reciente comunicado abierto de todos los gremios del campo advierte sobre el peligro latente que se cierne sobre la agricultura nacional si no se reciben oportunamente, es decir antes del 25 de mayo -fecha de inicio de las siembras del ciclo de invierno, las semillas, abonos y fertilizantes requeridos.
Lo grave de esta falta de previsión es, que de no tener esos insumos se perderá, como sucedió en el ciclo del verano, la posibilidad de recuperar la muy menguada producción agrícola nacional.
La tan cacareada producción agrícola urbana, que con bombos y platillos proclama el gobierno, no resolverá el déficit ya que productos esenciales como el maíz, el arroz y el sorgo, entre otros, no pueden ser cosechados en los balcones de los apartamentos, ni en los zaguanes de las casas.
Pero a esta crisis de la producción agrícola nacional hay que agregar la que está ocurriendo, por falta de alimentos, a los porcinos y las aves de corral, sin hablar de la dramática disminución de la ganadería en nuestro país.
Esta situación no es casual, es la directa consecuencia de una errada concepción política que literalmente destruyó la producción del campo venezolano y pretendió sustituirla, en la época de las vacas gordas petroleras, con importaciones de países amigos o aliados para así asegurarse una forma de clientelismo internacional.
Ahora que las divisas son escasas es que se puede notar en los anaqueles de los diversos dispendios de alimentos el craso error de esa política, si es que así se puede llamar a ese disparate que destruyó intencionalmente la soberanía alimentaria del país.