Opinión Internacional

OEA: Prohibido olvidar

Esta longeva organización, en la que serví como diplomático, no ha sido tan inútil. Ha intervenido en conflictos entre Estados e incluso aplicado la Carta Democrática, como en los casos de Venezuela y Honduras. Pero más que eso, debemos reconocer que sus órganos independientes dedicados a la defensa de derechos humanos (DD.HH.) han dado un aporte substancial a la región.

El castrochavismo que se ha extendido por todo el continente sobre el petróleo y los petrodólares venezolanos había venido trabajando para una situación como la que se ha presentado. Sabían que llegaría el momento en que tendrían que utilizar la fuerza y violar los DD.HH. para someter a sus ciudadanos. Había que comprar el silencio. No en balde el régimen bajo la batuta de los Castro y con apoyo de Lula se dedicó a debilitar a la OEA y crear tinglados alternativos donde el tema de los DD.HH. es marginal (Unasur y CELAC), así como mecanismos de repartidera del patrimonio venezolano como Petrocaribe y la ALBA.

Esto último se enmarca en un proceso de desentendimiento de los EE.UU. del hemisferio, producto del desconocimiento de nuestra realidad. Claro que hay un sentimiento antiyanqui en la región que tiene razones históricas concretas que expresan el repudio a sus intervenciones – armadas- al sur del Rio Grande. Esto unido con el «arielismo», que enaltece lo latinoamericano frente a lo anglosajón, la vinculación de los gobiernos norteños con las élites más nefastas del continente durante la guerra fría, dieron bases suficientes para es antiyanquismo. Pero ellos en vez de tomar una posición proactiva se han ido retirando dejando el terreno a los Castro y a Chávez, y por allí a los chinos, rusos e incluso iraníes.

Populistas y marxistas han convertido el antiyanquismo en un enfermizo apoyo a los Castro, a quienes consideran los defensores de la «dignidad» regional frente al imperio, olvidándose que con esa excusa han sometido por más de medio siglo a su pueblo. Pero, ¿qué podíamos esperar a una región que nombró a Raúl Castro el primer presidente de la CELAC? Líderes que congregados en La Habana fueron incapaces de reunirse con la resistencia cubana.

Confieso que yo esperaba algo más de la OEA en esta coyuntura. En especial pues mientras ella debatía el caso de Venezuela, los paramilitares del régimen o «colectivos» atacaban a los manifestantes desarmados, en sus hogares, siguiendo llamamientos públicos de Maduro. ¡Qué vergüenza! Pero no de la OEA sino de la mayoría de sus gobiernos miembros. Pocos se salvan y se lo agradecemos. Para los otros repito: «a veces da pena ser latinoamericano» y esta es otra de ellas. Prohibido olvidar.

 

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