Opinión Nacional

Cuchillos en la economía

Como es de rutina, el ave agorera volvió a ser el Fondo Monetario Internacional que pronosticó, según la agencia AP, que «el crecimiento de las economías de América Latina y el Caribe descenderá a 2,5% tras alcanzar 2,7% el año pasado». El FMI atribuye esta caída a «una baja en el precio de las materias primas y a condiciones financieras globales más restringidas».

Se dirá que el margen de la caída es reducido y no merece tanta alharaca, pero si se toma en cuenta que el crecimiento de la economía global será de 3,6% entonces la cuestión sí torna preocupante y, más aún, para los venezolanos cuyo gobierno es lo más parecido a un gigantesco avión de pasajeros cuyos pilotos son unos ineptos.

Tomemos en cuenta un pequeño dato. De acuerdo con el FMI, Perú exhibirá «una tasa de crecimiento de 5,5%, seguido de Bolivia (5,1%) y Colombia (4,5%)». No se trata de unos gigantes de la economía latinoamericana pero igual sirve: las cifras indican que, por encima de las carencias e ignorancias de un presidente, una nación puede mantener unos niveles aceptables de crecimiento como es el ejemplo de Bolivia. Diferentes son los casos de Perú y Colombia donde los gobiernos han superado los cambios de mandatarios y, a la vez, continuado con sus planes económicos exitosos.

Desde luego que en este informe del FMI aparecen dos ovejas negras que, de antemano, ya sabemos quiénes son: la primera es la economía argentina, peronista, corrupta y arbitraria. La otra es Venezuela, «el único país del continente que padecerá una contracción del Producto Interno Bruto (-0,5%) y una tasa inflacionaria de dos dígitos (50,7%)», como bien lo informa la agencia AP a partir de las cifras del Fondo Monetario.

De la economía venezolana ya hemos anotado sus numerosas fallas y dislates. No era necesario esperar los pronósticos del FMI para saber que este año iba a ser uno de los más oscuros de la época chavista. Recordemos como a finales de enero el Banco Central anunció, con un redoble de tambores, que se había frenado «la tendencia de la inflación». Consideraba como un logro el hecho de que el alza anual de precios hubiera aumentado «solamente» de 56,2% a 56,3%. Silenciaba que la cifra había subido de 2,2% en diciembre pasado a 3,3% en el primer mes del año.

Estamos ya en abril y los técnicos del BCV, al parecer, no han podido construir «las herramientas que permitan apreciar el impacto social de las actividades del gobierno en el bienestar de la población» prometidas en su última entrega, y por ahora simplemente escamotean las cifras y las entregan selectivamente.

Algo así como si en los resultados de su examen de sangre le silenciaran al enfermo el conteo de sus glóbulos blancos con el objeto de no causarle más preocupaciones.

El único consuelo o consejo que ofrecía para esa época el instituto emisor era el siguiente: «Es necesario enfatizar que la población continúa recibiendo, con igual o superior intensidad, los beneficios que brinda el Estado en todo el país, a través del sistema de comercialización público, en las que se pueden (sic) adquirir los alimentos de la cesta básica a precios solidarios». Haga hoy la cola de 4 horas y compruébelo, si acaso le es posible o encuentra lo que busca, pague más caro y agarre lo que haya.

 

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