La victoria popular del 15 de febrero
La marcha del sábado 07 de febrero señala el camino por recorrer en la mañana siguiente al referendo de la enmienda reeleccionista. La demostración de cientos de miles de manifestantes por las calles de Caracas desde Petare hasta la Avenida Libertador, refleja la nueva Venezuela que está resurgiendo y la espontaneidad de un pueblo que no se dejó amedrentar por las amenazas presidenciales. Ese patriótico día se juntaron los que venían de la Dolorita de Petare, los de Sabana Grande, con los de Catia y las urbanizaciones del Este de Caracas, con un solo objetivo reconquistar la democracia perdida.
El talante del gentilicio venezolano se ha reafirmado ante el mundo entero luego del 23 de Noviembre, en las jornadas que han transcurrido luego que el Presidente de la República orquestara la emboscada de la enmienda. a un pueblo diezmado del reciente proceso electoral y de las penurias sociales y económicas agravadas por este desgobierno.
El mandatario nacional subestimó la conciencia popular como otros gobernantes otrora lo han hecho y pagado caro la osadía con su desalojo del poder. En esta ocasión de nuevo los estudiantes sacaron la cara con cientos de protestas en todo el territorio nacional cruelmente reprimidas, con la intención de espantar al electorado del referendo del próximo domingo. No contaba con que la juventud lograría congregar en torno a ella a todos los estratos sociales, partidos, gremios y sindicatos, con el norte de derrotar la enmienda reeleccionista.
A la vez ha despertado un sentimiento y un aire de cambio, que no podrá ser detenido por el abuso del aparato estatal cómplice de los desmanes presidenciales. Mas bien ha dejado al desnudo las verrugas, los atropellos y los crímenes del régimen, cada día mas evidentes ante la opinión pública nacional e internacional.
Al Presidente le salió un fantasma que no lo deja dormir, la inminente victoria del NO el próximo domingo lo aterra, se siente solo y ya no lo acompaña el gentío que soñaba con una redención verdadera. Sus movilizaciones terminaron siendo un ejército sin moral, humillado, obligado a imponerse una franela roja si no serán los próximos despedidos de turno; sus actos perdieron la gracia y la espontaneidad para convertirse en caricatura y muecas de un régimen incapaz de esconder su rotundo fracaso.
La jornada del 15 de febrero confirmará que los hechos políticos no son mera casualidad. Ese día los venezolanos confirmaremos el nuevo curso que se inició en nuestro país el 2-D de 2007, reafirmado el pasado 23-N cuando el oficialismo perdió el centro político del país y nos preparamos desde el sector de los trabajadores, para el día siguiente al referendo unir a todos los venezolanos en torno a la reconquista de la libertad, la libre opinión y la democracia.
