Opinión Nacional

Carta a Hugo Chávez Frías

Estimado Hugo, o debo decirte Comandante o Su Excelencia: como tú sabes me alejé de ti desde aquel día, hace ya muchos años, en que aún no eras presidente porque al denunciarte el ingreso de dinero sucio al MVR, junto a otros compañeros, me tildaste de ser demasiado honesto. Que yo no entendía la revolución, ni sus procesos, ni de las armas que esta debía usar para ganar el poder.

Tú admirabas mis libros. ¿Recuerdas ese que se titulaba «Neoliberalismo: prosperidad o miseria?»[i] , que llevabas siempre contigo y lo mostrabas como si fuera una Biblia? Luego, vinieron otros los cuales los devorabas y los usabas en tus discursos. ¿Te acuerdas del Ensayo que te hice sobre el IVA y tú prometiste en tus discursos abolirlo, por ser un impuesto expropiatorio del salario?
Luego, recuerdo, en Maracay, cuando te fuiste rodeando de tipos de la calaña de tu ex Fiscal General Isaías Rodríguez, contra quien apuntan los indicios de haber mandado a asesinar al Fiscal Anderson y que nuestro común amigo Pablo Medina, denunciara con pelos y señales en su libro «El caso Anderson? Más tarde, le permitiste a Isaías Baduel, a quien ungiste como Pro-Cónsul de la Roma maracayera, para que abusara de todo el mundo, en especial de periodistas e hiciera desaparecer, como por arte de magia los famosos pollos brasileños destinados al pueblo. Isaías por coincidencia, quien también te tenía asustado con sus brujerías como lo hace Fidel Castro.

Bien, hace diez años ganaste el poder y te encuentras sentado en el sillón de El Libertador y, al parecer, se te olvidaron muchas cosas de las que también hablábamos, como, por ejemplo, la democracia, la libertad, los derechos humanos, que contribuí a que se te respetaran a ti y tus seguidores cuando ocurrió aquel incruento, pero infeliz golpe de Estado de la ultra derecha, que afortunadamente duró sólo dos días.

Una vez más, estimado Hugo, has ganado una elección popular, con más del cincuenta por ciento de los votos. Claro, hubo, como siempre, quejas de falta de pulcritud en el sistema electoral, el cual, a pesar de ser cibernético, se demora demasiadas horas en entregar resultados, los cuales en otros países, en donde se vota manualmente, se entregan en un par de horas. ¿No te has puesto a pensar que si ese sistema no funciona correctamente es porque no tienes ni a los profesionales ni técnicos ad-hoc a cargo del manejo de las nuevas tecnologías?
Sería bueno, estimado Hugo, porque ya han pasado diez años desde que asumiste el poder, estudiar el sistema de enseñanza técnica y profesional de Venezuela, porque no es posible que las cosas no funcionen: cortes diarios de electricidad, de agua potable, carencia de gas y gasolina, fallas en las telefónicas, en los sistemas de plataformas de información de los bancos, etcétera.

Por otro lado, estimado Hugo, no has podido acabar con lo que me decías era el peor cáncer de los gobiernos de Acción Democrática, de Copei y del MAS, cuestión en la que estábamos de acuerdo pero, si estimado Hugo, siempre hay un pero, mientras esos bellacos ilustrados cobraban hasta un diez por ciento de comisión por los contratos estatales y locales, ahora, en tu gobierno, no se cobra menos del sesenta por ciento y es, por eso, que el dinero no alcanza para, por ejemplo, construir viviendas, escuelas, hospitales, ancianatos, y mantener a los servicios en óptimo estado de funcionamiento.

Tú, como yo, hemos estado en los Emiratos y otros países árabes, que reciben menos dinero que Venezuela y llega a dar envidia ver las calles, los edificios, los hospitales y universidades conque cuentan, todo con una renta petrolera inferior a la venezolana.

Tú, estimado amigo, te has ufanado en estos últimos días del proceso electoral del 23 de noviembre pasado (2008), de la democracia que existe en Venezuela y, sin embargo, tus partidarios no pudieron reprimirse en muchas partes obligando a mantener los sitios de votación abiertos a pesar de no haber votantes. ¿Esperaban un milagro? Te ufanabas ante la prensa extranjera[ii] de tu democracia pero mantienes en prisión a estudiantes, militares, profesionales, banqueros, agentes policiales, periodistas, sin juicio, ni derecho a defensa y, es más, muchos sin ser juzgados por sus jueces naturales, cuestión que tanto criticabas en los gobiernos anteriores[iii] .

Los derechos humanos, estimado amigo, desafortunadamente brillan por su ausencia durante tu mandato. ¿Te imaginas que ellos no se te hubieran aplicado durante el tiempo que estuviste en prisión, en donde no se te negaba nada, ni siquiera el ron, según me contó tu amigo y camarada Arias Cárdenas?
Pero, los derechos humanos, como tú sabes, no solo tienen que ver, estimado Hugo, con los presos. Por cierto, alguien dijo que las prisiones y las cárceles eran el vivo retrato de una sociedad. Estos derechos, amigo, tienen que ver con el derecho a la vivienda, al trabajo digno y bien remunerado, el derecho a obtener los remedios en hospitales y consultorios, a no esperar meses para ser operado, a no tener que llevar las sábanas y los cubiertos al hospital para poder ser hospitalizado, estos derechos Hugo, tienen que ver con la seguridad en las calles y carreteras; con la seguridad en las casas, lugares públicos…
Has tenido la suerte, amigo Hugo, de contar con una oposición ignorante, estúpida, ambiciosa, y solícita de favores de tus adláteres, para hacer negocios que luego se revierten en contra del pueblo. Permitiste a Isea llegar a la gobernación del mismo Maracay que era esquilmado por Didalco Bolívar, quien fue tu seguidor por muchos años y quien se hizo multimillonario de la comunicación gracias a tú revolución. Isea, como ministro, como parlamentario y como tu edecán fue siempre siniestro y sinvergüenza. Pregúntate como con su sueldito de funcionario público ha podido obtener tanta riqueza.

Hugo, esta es tu oportunidad de reivindicarte con la Patria de Bolívar. Se por tu formación poco académica y por tu formación militar, que le temes a la democracia, a las críticas y te gusta que te adulen; es más, a veces te veo frente al espejo auto adulándote como si fueras El Libertador de América. Despierta Hugo, estamos en el siglo XXI; no hay socialismo, eso quedó en el pasado; los paradigmas de este nuevo siglo son los Derechos Humanos, la libertad, la democracia, el cambio, pero no a lo Lampedusa[iv] ; puedes hacer un gran gobierno pues aún te quedan tres años y en tres años puedes cambiar la faz de Venezuela y ponerla en el mapa de las equidades y no de las inequidades. Puedes ponerla en el mapa de la revolución social con escuelas dignas, universidades científicas de verdad y no fabricadoras de títulos; con vivienda y hospitales en lugar de armas. ¿Para que te sirven las armas? ¿Para qué le sirvieron a tu amigo Sadam Hussein? Sólo para hambrear a los pueblos. Hugo, olvídate de eso, las armas no dignifican a nadie pero el Pan y la Mantequilla si. Como dicen los economistas serios como Samuelson[v] , que un día te dije que leyeras la economía se debate entre dar pan con mantequilla o comprar cañones.

En esta misiva, estimado Hugo, te podría decir muchas cosas, pero con aprecio te digo deshazte de los aduladores, de los corruptos como J.V. Rangel, que maneja una tenebrosa camarilla corruptora, de los grandes negociantes de tu régimen. ¿Si tú supieras cuando viajan al exterior los famosos empresarios chavistas lo que hablan de ti?
Llama a la oposición, tienes que hacer un gobierno de amplitud nacional, de concertación; de paso, terminas con la gerontocracia política que tiene las mismas mañas de tus nuevos revolucionarios, que como tú sabes, aparecieron desde debajo de las piedras. «Si hasta en Barinitas aparecieron revolucionarios». Un gobierno de concertación en estos momentos de crisis, hará de Venezuela una gran nación. Las naciones no solo son poderosas por tener armas. No; son poderosas porque son capaces de alimentar a sus pueblos y hacerlos vivir con dignidad, no de rodillas y con una gran calidad de vida.

A los que te estiran la mano desde el extranjero, déjalos sin dinero para ver de qué son capaces. ¿Recuerdas que tú mismo y el coronel Dávila me decían que los procesos revolucionarios no requerían de dinero? ¿Qué ganan los venezolanos con los dineros que bota, por ejemplo Ollanta Humala, en Perú, el senador Navarro en Chile, quien acaba de dividir a su partido y se llevó a cuatro gatos; Evo Morales, en Bolivia, que nunca será capaz de ordenar su país, que tú, como bolivariano sabes fue un país artificial creado por Sucre, por orden de Bolívar para parar la guerra civil de Perú., Daniel Ortega de Nicaragua, individuo que fue capaz de violar a su propia hija; Rafael Correa de Ecuador, individuo que lamentablemente es totalmente hamártico.[vi] .

Yo sé Hugo que quieres a los venezolanos. Pero trátalos con amor, dignidad, con cariño, discute pero no insultes, conversa pero no grites. Olvídate de ideas retrógradas y sin sustentación ideológica. Hasta Dieterich y Harnecker dudan en estos momentos del socialismo del siglo XXI. Ahora, si es por ponerle nombre a los cambios, a la adecentación de la política, llama a tus propuestas lisa y llanamente «`por una Venezuela mejor», y todos te acompañarán. Sin odios Hugo, sin odios que te hace mal para el corazón…
Tu amigo chileno-venezolano
Mario H. Concha Vergara
Doctorando en Comunicación Estratégica

E-mail: [email protected]

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