Segunda paliza el 23

Después del 2 de diciembre cuando el pueblo mayoritariamente le dijo NO a la reforma constitucional cuyo leit motiv era la perpetuidad del teniente coronel en el poder, las cosas electoralmente han cambiado sustancialmente en el país. Y eso lo saben muy bien él, sus allegados y sus asesores. Y ellos además saben, al igual que el CNE y el alto mando militar, que esa derrota no fue ni tan pírrica ni tan olorosa a excremento como él quiso hacérnosla ver. Fue la primera paliza electoral que el pueblo le propinó. Y desde entonces no ha podido sanarse de esa herida, más bien se le ha empeorado la infección y algunos piensan que va vía gangrena, al menos eso se puede deducir de sus últimas actuaciones.

El exceso de antibióticos y de otros fármacos ha logrado que tanto él, como sus asesores políticos hayan equivocado la estrategia para este proceso electoral del 23 de noviembre. Si se van a elegir 23 gobernadores y 335 alcaldes no pareciese muy prudente, ni eficiente, ni posible, que una sola persona asuma todas esas candidaturas, porque la única forma de salir victorioso en esas circunstancias es que se ganen las 23 y las 335. Pero eso parece como que muy improbable. Así que si esa persona llega a perder, al menos uno solo de los cargos en disputa, logra una derrota. Simple matemática como le gusta decir a él mismo. Y el panorama que se vislumbra para ese día no parece que pueda perder solo uno de esos cargos, más bien todos los pronósticos de la oposición, los de los independientes y hasta los del propio gobierno y partido oficial predicen que muchos de esos cargos pasarán a manos de lo que se ha dado en llamar oposición democrática. El pueblo, que no es bobo, sabe que la elección es entre candidatos y candidatas, diferentes al señor de los anillos, y como los de éste, me refiero a los candidatos (as) no a los anillos, son mudos o gafos, calamares bien pesados, se avecina una segunda paliza electoral. Es decir que en la noche o madrugada del 23 para el 24 de noviembre muchos serán los cuadros, puertas, sillas y mesas rotas en el palacio. Recolección de vidrios pues. Y mucho litio y curas y vendas y bolsas de agua fría se tendrán que usar para que se pueda volver a la calma y luego del apaciguamiento y entrada en razón, intermediación mediante del alto mando nuevamente, pueda salir en cadena nacional y decir algo así como que los contrarrevolucionarios han obtenido una muy pírrica y maloliente victoria. Para a renglón seguido darles instrucciones a sus generales, mayores y menores, de que prepararen los tanques para comenzar la invasión a aquellos estados que han caído en manos del enemigo, más o menos como la invasión al hermano país.

Pero como nuestro teniente coronel nos tiene acostumbrados a su carácter de plastilina, pasarán los días, llegará diciembre, las hallacas y los perniles de Cudemus, hará acto de contrición ante un crucifijo y le mandará a regañadientes los recursos a los gobernadores contrarrevolucionarios. Llegará enero y no habrá devaluación, solo que el dólar se cambiará un tantito mas caro, las cuentas no cuadrarán, pero si cuadrarán, seguirán las cadenas, las promesas y los regalos intercontinentales, ahora vía satélite. Se olvidará del crucifijo y volverá la escatológica verborrea y tendrá ahora mejores y más razones para decir que no lo dejan gobernar y que lo quieren suicidar. Entre el imperio, el del trigueño o el del catire, Ledezma, Capriles, Ocariz, Rosales el maracayero, el Pollo, Galíndez, las señoras Bella y Manuitt, Dávila y Pérez Vivas y Eduardo, Morel y el Rosales maracucho, entre otros, le darán suficientes argumentos para encubrir su ya proverbial incapacidad para gobernar. Y, como bien le dijo Lula, alguna otra elección inventará durante 2009 y se preparará para asumir la candidatura de las 167 curules que se pondrán en juego en 20100 y en consecuencia la tercer pela. Mientras, el país seguirá su rumbo al socialismo del siglo 21, con menos patria y más muertes. Hasta que pase lo que tiene que pasar.