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EEUU-CUBA: Un giro imprevisto

Esta semana se ha producido la más profunda transformación en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en décadas. Lo anunciaron simultáneamente los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué este cambio histórico —en una política que lleva vigente más de medio siglo— no se produjo hace tres años, o hace cinco, o por qué no ha esperado otros cinco años más?

La respuesta corta es que el cambio ha sido impulsado por una convergencia sorprendente entre la biología y la tecnología. La primera ha determinado el envejecimiento tanto de los hermanos Castro y de otros líderes de la revolución, como de sus opositores exiliados en Florida, y ha alterado los equilibrios políticos dentro del régimen cubano y la propia política electoral estadounidense. La biología también intervino con el cáncer que causó la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez. Su desaparición contribuyó a aumentar el caos institucional que ha hecho de este país petrolero un benefactor menos seguro para Cuba.

El otro elemento, la tecnología —especialmente las innovaciones en la extracción de petróleo y gas de esquisto— ha permitido que Estados Unidos revolucione el mapa energético mundial, forzando a la baja el precio del petróleo y minando la capacidad de Venezuela de mantener a flote a un país en bancarrota. Cuba necesitaba una alternativa económica y, sorprendentemente, ha terminado encontrándola en su archienemigo, Estados Unidos. Esto dice mucho del pronóstico que sobre Venezuela tienen los bien informados cubanos, cuando deciden abandonar a su generoso e incondicional país títere para abrirse a las inversiones, el comercio y el turismo estadounidenses.

Estados Unidos promulgó en 1961 el embargo económico contra Cuba en respuesta a las expropiaciones de empresas y ciudadanos norteamericanos. La pretensión de derribar el régimen de Castro se hizo explícita en la Ley Helms-Burton, que endureció el embargo al someter a la dictadura a sanciones internacionales. No funcionó. La Ley Helms-Burton no solo no alcanzó sus objetivos sino que, además, redujo las opciones en política exterior de la Casa Blanca. Tanto el Gobierno de Bill Clinton como el de Bush vieron obstaculizada su capacidad para modificar una ley elaborada más en función de estrechos cálculos de la política interna norteamericana que desde una visión más amplia de los intereses nacionales de Estados Unidos en el continente. En un artículo publicado en Foreign Policy (When countries go crazy, 2009) expliqué por qué el embargo contra Cuba no solo era ineficaz, sino que iba en contra del interés nacional de Estados Unidos.

Tanto los republicanos como los demócratas perseguían con ahínco el apoyo del gran contingente de exiliados cubanos con derecho a voto en el decisivo Estado de Florida. Conseguir los apoyos necesarios en el Congreso para cambiar o relajar algunas de las condiciones más duras de la Ley Helms-Burton se convirtió en misión imposible.

A los presidentes les quedaba la opción de actuar unilateralmente mediante decretos, pero los cálculos electorales les disuadían de hacerlo. Todo esto ha cambiado recientemente debido a dos circunstancias políticas: la parálisis persistente en el Congreso y las últimas elecciones de mitad de mandato, que otorgaron la mayoría a los republicanos tanto en el Congreso como en el Senado.

Obama se enfrentaba a dos años más de inacción total, un panorama que le pareció inaceptable. En su último discurso sobre el estado de la Unión en enero pasado prometió que, si continuaba el estancamiento en el Congreso, actuaría cuando lo considerase necesario “para tomar medidas sin el Legislativo”. Desde entonces ha sido fiel a esas intenciones de avanzar a solas, emprendiendo reformas políticas muy transformadoras, y enormemente controvertidas. Algunas del año que termina incluyen la respuesta a la llegada desde México y Centroamérica de menores que cruzan solos la frontera; la reforma de las políticas de concesión de préstamos a estudiantes; medidas para contener el cambio climático y la contaminación y un plan para proteger a casi cinco millones de inmigrantes de la deportación y permitir a muchos de ellos trabajar legalmente en Estados Unidos.

El cambio de la política hacia Cuba era un punto más en la lista de cuestiones por resolver antes del final de su segundo mandato. El miércoles pasado, Obama tachó esa casilla.

La biología tiene su impacto en la política exterior

La avanzada edad de los hermanos Castro (Fidel tiene ahora 88 años y Raúl, 83) y el surgimiento del debate sobre la cada vez más cercana sucesión han contribuido a modificar los cálculos del régimen. El envejecimiento del exilio cubano en Estados Unidos (cuya media es de 40 años, comparados con los 27 años del conjunto de la población hispana) también ha creado condiciones más favorables para un acercamiento entre Estados Unidos y Cuba.

En Florida este cambio demográfico ha dado lugar a un nuevo paisaje político. La generación de exiliados cubanos que se oponía ferozmente a cualquier liberalización de la política respecto a Cuba se ha visto reemplazada por un nuevo grupo de población de votantes cubanoamericanos más jóvenes y más dispuestos a explorar nuevas opciones en la relación entre su antiguo país y su país actual. El cambio de actitud es evidente, especialmente entre cubanoamericanos de segunda y tercera generación que llegaron después de 1980 buscando una oportunidad económica más que un lugar en el que refugiarse de las persecuciones políticas, como había sido el caso de gran parte de la anterior oleada de inmigrantes.

Los más jóvenes, que llegaron a EE UU hace menos tiempo, saben que la arruinada economía cubana necesita desesperadamente un reajuste. Pocos creen que Cuba vaya a abrirse pronto al libremercado, ni mucho menos a convertirse en una democracia. Pero el presidente Raúl Castro ha sido muy explícito en sus críticas al sistema económico actual, expresando su preferencia por el “modelo chino”, en el que una economía más abierta coexiste con un sistema político cerrado.

El régimen de Castro lleva mucho tiempo posponiendo unas reformas que fortalecerían la economía de la isla, pero que significarían admitir el fracaso de la revolución. Adoptar las mismas políticas que lleva tanto tiempo denunciando sigue siendo un paso demasiado grande para muchos miembros de la dirigencia cubana, especialmente para Fidel.

Retrasar la hora de la verdad ha sido posible gracias al enorme subsidio que Venezuela lleva otorgando a Cuba hace más de una década. Ese salvavidas está ahora en peligro. De nuevo, ha intervenido la biología. La muerte del presidente Hugo Chávez a causa de un cáncer contribuyó a la inestabilidad política de Venezuela. El sucesor que designó, Nicolás Maduro, se ha mostrado ineficaz a la hora de afrontar los muchos problemas que aquejan a su país, y se encuentra maniatado por la lucha de poder entre las diferentes facciones chavistas. El colapso económico y el caos institucional de Venezuela han empujado al régimen cubano a buscar alternativas, en previsión de que Caracas no pueda seguir brindándoles el apoyo del que depende su precaria economía.

Los bajos precios del petróleo afectan a la política exterior

Esta no sería la primera vez que La Habana logra cambiar con éxito de benefactor. A principios de la década de 1990, el desmoronamiento de la Unión Soviética desencadenó una brutal crisis económica en Cuba. El nuevo régimen ruso decidió acabar con el subsidio de entre 5.000 y 6.000 millones de dólares al año (entre 4.000 y 4.900 millones de euros) que había mantenido a flote la economía de la isla hasta entonces. Muchos factores contribuyeron a la desaparición de la Unión Soviética, pero el fuerte declive de los precios del petróleo entre 1985 y 1991, que supuso una pérdida de aproximadamente 20.000 millones de dólares al año, representó un golpe severo a su economía que fortaleció la posición de los reformistas dentro del Gobierno soviético.

Cuando Rusia dejó de sostener a la economía cubana, la isla entró en una etapa de austeridad económica extrema conocida como el periodo especial. Después de un prolongado sufrimiento de la población, a principios de este siglo el régimen se las apañó hábilmente para sustituir a su antiguo benefactor por el recién elegido Gobierno de Hugo Chávez. Cuba recibe unos 100.000 barriles diarios de petróleo venezolano desde hace casi una década. Si se toma como referencia un precio medio del crudo de 100 dólares, eso suma más de 36.000 millones de dólares, que los cubanos han pagado en especie: con entrenadores deportivos, médicos, servicios de seguridad, instrucción militar y productos agrícolas que cubrirían solo una mínima parte de lo que Venezuela podría haber ganado si hubiera vendido ese petróleo en el mercado.

La historia se repite. El impacto de la caída del precio del crudo en las relaciones internacionales es otra vez determinante y vuelve a afectar a Cuba. De nuevo, el petróleo limita la capacidad del benefactor de Cuba para mantener el nivel de apoyo que ha estado proporcionándole la mayor parte de este siglo. De la misma manera que Cuba sustituyó a la Unión Soviética por Venezuela, ahora espera sustituir a la República Bolivariana por remesas, turismo, comercio e inversiones que llegarán de los Estados Unidos de América, su gran enemigo desde hace años.

¿Y ahora qué?

Será muy difícil que el régimen de Castro consiga mantener un sistema político fuertemente controlado si permite más libertad de comunicaciones, viajes, comercio e inversión. Sin embargo, no es probable que se produzca ni siquiera una apertura política limitada, a no ser, por supuesto, que de repente el actual régimen implosione. Pero la dictadura cubana ha resultado ser muy resistente a las presiones políticas y reprime a los disidentes de manera sistemática, haciendo oídos sordos a las demandas de que ponga fin a las habituales violaciones de los derechos humanos. El Gobierno intentará mantener sin duda un control férreo sobre la población, y sus métodos brutales de represión no desaparecerán. Habrá momentos en que esa represión se haga incluso más dura, cuando el régimen necesite reafirmar su poder. Pero la coacción política resulta más fácil cuando el país está cerrado, aislado y hambriento que cuando está más abierto al mundo. A largo plazo, puede que el régimen sea vulnerable al impacto de una sociedad más abierta.

Muy pronto el Gobierno cubano no podrá seguir culpando de la bancarrota de la isla a la política estadounidense. A lo largo y ancho de Latinoamérica, el embargo ha sido una reliquia de las torpes intervenciones de Estados Unidos en la región. Se convirtió en un poderoso símbolo que los críticos de Washington ya no van a poder usar tan fácilmente. Si una relación más cercana entre los dos países es buena para Cuba, ¿cómo no va a ser buena también para otros Estados, como el gigante Brasil o la pequeña Bolivia, dos naciones que mantienen relaciones tensas con Estados Unidos?

Las consecuencias imprevistas de los cambios políticos serán probablemente tan sorprendentes como variadas. Afectarán a la política de Venezuela y a las conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, a la política interna de Estados Unidos y a la agenda de derechos humanos en la región. Tras el anuncio del restablecimiento de relaciones entre La Habana y Washington, la organización Human Rights Watch hizo público un comunicado celebrando “la decisión del presidente Obama de reformar la política de Estados Unidos ante Cuba y de pedir al Congreso que levante por fin el fracasado embargo. Es evidente que Estados Unidos y la comunidad internacional necesitan una actitud nueva que ayude a poner fin a décadas de abusos del Estado en la isla”.

El senador Marco Rubio (republicano por Florida) no está de acuerdo. Criticó tanto al presidente Obama por tomar esta iniciativa como al papa Francisco por el papel que ha tenido el Vaticano en el proceso para lograr un acuerdo. “Tengo el compromiso de hacer cuanto esté en mi mano para revertir esos cambios”, declaró.

Las decisiones anunciadas el pasado miércoles tal vez no sean el final de una era, pero sin duda abren la puerta a muchas transformaciones históricas.

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Un comentario

  1. Lo cierto es que habrán llegado al ´´ Punto 0´´ las relaciones USA – Cuba, cuando instalen sus respectivas embajadas y comiencen a espiarse recíprocamente como ha sido la costumbre entre esos dos países ; también, que ese gran negocio que es invertir en Cuba ( y lo digo sinceramente ), donde todo está por hacer, tendrá que convivir con la permanente violación a los derechos humanos, que será visto como algo tan natural como ´´esconder la basura bajo la alfombra´´. Y es que Cuba ya ha ido preparando la ´´infraestructura legal´´ para obtener esos 8.000.000.000 de dólares que necesitará para crecer un 4% anual y poder generar los empleos suficientes como para aliviar las insoportables cargas del Estado. No obstante, los ´´gringos´´ les han recordado que van a por todas para que se les cancelen los 7.000.000.000 millones de dólares por concepto de capital e intereses desde 1959 por concepto de nacionalizaciones y expropiaciones hasta la fecha. El todo es ganar – ganando y ya asomará la cara del FMI para ´´conciliar intereses´´. Lo cierto es que creo más en el formato de un ´´neo – comunismo´´ en proceso de gestación, que en una apertura político – democrática por parte del sector de la ortodoxia comunista de la isla. Y es que si la inversión en Cuba se produce y los precios del petroleo se estabilizan a la baja, Cuba se habrá ganado nuevamente la ´´lotería´, pues nuevamente habrá encontrado no uno, sino centenares de nuevos ´´mecenas´´ y hasta tiene una refinería petrolera donada por Venezuela, con lo que se le facilitaría mucho abordar el problema económico con buen pie. Al menos tiene algunos bienes ´´tangibles´´ que ofrecer aparte de sus excelentes rones y tabacos… Tanta revolución y tanto muerto para volver a los mismos orígenes cincuenta y tantos años después, y todavía hay ´´pendejos´´ que creen en el socialismo (comunismo) como la ´´solución histórica´´ a los problemas de los pueblos. Aquí, entre nosotros, todavía abundan aunque cada día son menos los ´´creyentes´´.

    Me gusta lo expresado por el señor Naim : ´´ el embargo ha sido una reliquia de las TORPES INTERVENCIONES DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LA REGIÓN ´´. Y es que desde la derrota de Vietnam hasta la intervención militar en el Medio Oriente, no han podido levantar cabeza y no dan ´´golpe en bola´´. Por el contrario, han estimulado un sentimiento anti norteamericano que no se corresponde con la grandeza de esa nación. El satisfacer las demandas de las grandes corporaciones con las que mantiene un vinculo estrecho, siempre ha primado lo económico sobre el interés político, y las consecuencias han sido graves : facilitó la emergencia de China como potencia financiera y va en camino de perder la superioridad militar. Y todo, por desarrollar una política exterior tremendamente reaccionaria no solamente con nuestra región sino con el mundo. Eso solo se puede etiquetar con un nombre : decadencia imperial. Cayó la URSS y todo apunta a que éllos van por el mismo camino. El problema es que China no es garantía de nada. Pareciera que el mundo se estuviese debatiendo en el limbo de las contradicciones dialécticas y el producto final pareciera que no augura nada bueno…por ahora.

    En el medio de toda esta compleja problemática, nos encontramos nosotros. Sufriendo la paradoja de un país que ´´ teniéndolo todo, no tiene nada´´. Anclados entre el pasado de glorias pasadas y sin ´´destino manifiesto´´ alguno. Experimentando y pretendiendo reeditar un socialismo (comunismo) fuera de todo tiempo y lugar, en medio de una ruina nacional sin precedentes y habiendo quedado en la cola de los países de la región y en los primeros lugares de la ineficiencia y la corrupción, sin una juventud que nos garantice el relevo generacional y perdiendo el tiempo en discusiones ´´esotéricas´´ sobre si el artista Dudamel es reo de muerte y traidor a la patria, como queriendo reeditar la nefasta experiencia de haber crucificado y execrado al doctor F. Morán a la caída de la dictadura del general Pérez Jiménez…¡ Carajo, no aprendemos, ni así vamos a algún lado !. Casi que hemos perdido una generación de jóvenes talentos y profesionales imprescindibles en este momento y todo se reduce a discusiones filosóficas en torno a la ´´inmortalidad del cangrejo´´. Si seguimos por este camino seguiremos bien ´´fregados´´ hasta el final de este ciclo cuando desaparezcamos como nación…

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