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La cabeza hueca de Chaderton

Visiono un video del embajador venezolano ante la OEA Roy Chaderton tomado del programa “Zurda Konducta”, que bien debería llamarse “Mala Conducta” y en el cual comparó el “sonido” que produce un tiro en una cabeza de la oposición con el de una cabeza chavista.

Tal como debieron sonar la del niño de 14 años Kluiverth Roa o la de Geraldine Moreno que recibieron un disparo a la cabeza y a quemarropa de la mano de fuerzas del orden, que deberían estar protegiendo a los venezolanos y no al régimen asesino que gobierna en Venezuela.

En las imágenes lo vemos sonreír con un gesto afectado, banalizando el horror, cuando afirma: “Los francotiradores apuntan a la cabeza, pero llega un momento en que una cabeza escuálida no se diferencia de una cabeza chavista, salvo en el contenido. El sonido que produce una cabeza escuálida es mucho menor, es como un chasquido, porque la bóveda craneana es hueca y pasa rápido. Pero eso se sabe después de que pasa el proyectil”.

La abominable afirmación se realiza frente a un panel compuesto por el nuevo “hombre chavista”, ese producto del mensaje de la revolución bolivariana, quienes asienten sin ninguna conciencia del delito.

Los sentimientos que producen escuchar sus palabras van de la indignación a la rabia mezclada con desprecio, lo que en principio me inhibía de escribir un artículo como respuesta. Generalmente prefiero esperar y poder escribir de manera civilizada. Pero las imágenes de los jóvenes caídos con el cráneo destrozado me perseguían y por ellos decidí escribir.

Al contrario de Chaderton yo no vi que “Las bombas son generosas en el sentido de que se reparten por igual entre todos los que se encuentran por delante”, ni que “Las armas cumplen la misma función”, yo vi dolor, sangre derramada, vidas truncadas, sueños destruidos, familias devastadas y madres inconsolables. Me vi a mi mismo, te vi a ti que lees esto, a tus hijos o a un hermanito.

Las palabras del Embajador son armas, balas verbales para justificar al defensor del régimen que nos disparará a todos. Son peores que los francotiradores que apuntan a la cabeza, ellos son mercenarios, miembros de colectivos o soldados, que cumplen ordenes muy altas del Ejecutivo o cumplen con contratos muy bien pagados, provenientes de tanta cuenta oculta. Su motivación es esa y el odio que sembró el comandante.

Que lo haga un francotirador no excusa la acción criminal, pero es difícil de probar, sobre todo si después los vemos como los tristemente célebres “pistoleros de puente Llaguno”, condecorados y considerados héroes revolucionarios bolivarianos. Quienes fueron dejados en libertad luego que un tribunal complaciente, en un país donde los poderes no son independientes, determinó que habían actuado en legítima defensa.

Las 19 personas que murieron el 11 de abril de 2002 en el centro de Caracas, también deben ser, según Chaderton, cabezas huecas, a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos admitió el caso presentado por un grupo de víctimas del 11-A en contra del Estado venezolano por “denegación de justicia”.

Probablemente también justifica a João de Gouveia, el inmigrante portugués responsable por el asesinato de varios manifestantes, opositores al gobierno de Hugo Chávez, que se encontraban reunidos en la Plaza Francia de Altamira, el 6 de diciembre de 2002. Muertes que pronto se olvidaron, como ya sucede con Génesis Carmona, Bassil Da Costa y Juan Montoya y los otros 49 muertos por protestas sociales, producidas recientemente entre 2014 y 2015, cometidas por la patria que construyó la revolución bolivariana que él defiende.

Es necesario repetirlo para que nadie olvide, para que se haga justicia en el futuro. Como parece que Chaderton es un experto en los sonidos que producen las bóvedas craneanas atravesadas por sus “generosas balas”, me atrevería a preguntarle ¿cómo sonaron las de los 200.000 venezolanos asesinados durante su régimen? de los cuales el 85% permanecen impunes.

Todas las víctimas claman al cielo, exigen justicia, que las afirmaciones que estamos analizando salgan de la boca del representante del gobierno ante la Organización de Estados Americanos, exigen una aclaratoria del Gobierno, ¿Es esa la posición oficial? El mundo entero espera una reacción a favor o en contra, no cabe desentenderse o hacerse los locos.

Chaderton con sus declaraciones reconoce la política criminal del régimen de Maduro. Su actuación se encuentra definida como apología del delito, lo hizo desde un canal del Estado ¿Tenía la aprobación del Gobierno? ¿Forma todo parte de la campaña de terror con la que pretenden neutralizarnos? Lo planteado por él es un crimen contra la humanidad.

Ese delito es reconocido en todas las democracias del mundo, el régimen se cierra puertas internacionales, pura provocación para justificar lo que tienen en mente, utilizar la fuerza bruta y sanguinaria para reprimir al pueblo venezolano que proteste.

La apología del crimen realizada por Roy Chaderton es un delito de derecho penal, una instigación a la ejecución de venezolanos de oposición, total tienen la cabeza hueca. Con ello establece dos tipos de asesinados en Venezuela, de los cuales los disidentes no tienen los mismos derechos. Sea cual sea su motivación ha cometido “dolo eventual” con el menoscabo para el bien jurídico tutelado, el derecho a la vida. El embajador habló dispuesto a provocar el fin perseguido, que ocurrirá por el simple curso de las cosas y los hechos provocados.

La “glorificación del hecho punible” fue realizada ante una concurrencia de personas y a través de un medio de difusión televisivo. Eficiente manera delictiva de provocar e incitar a cometer un delito. El elogio público lesiona la memoria de las víctimas, a sus familiares, la tranquilidad de los habitantes, Chaderton pretendió convencer a su público que es legítimo lo que es criminal, induciendo a diferenciar a los venezolanos frente a la ley. En el fondo justifica el accionar delictivo de los asesinos.

En varias ocasiones he leído mensajes enviados al Embajador Chaderton, donde le desean larga vida, para que experimente bien el desprecio que sienten sus antiguos amigos. Hoy yo también se lo deseo, pero para que cumpla la pena por la cual debe ser condenado.

Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
[email protected]

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