Salvadores de la patria
Lo que pasó, pasó y para nadie fue un secreto lo del sismo del 4-D, aunque de allí a pretender manipular al elector con el endeble argumento de que al retirarse la mayoría de los partidos opositores de la contienda, mas del 80% de los votantes siguió esa línea; no deja de ser un sueño infantil a manera de consuelo por la más reciente tragicomedia electoral, pues de antemano el pueblo ya había tomado su decisión. Sin embargo, aún todavía en medio de ésta difícil circunstancia, se exhiben algunos “héroes” políticos de la cuarta con tanta estridencia como los de la quinta celebrando su efímero cuarto de hora de menguada gloria aduciendo que ya el gobierno cayó, que Chavez es puro cuento y que ahora sí se vá. Se equivocan de plano otra vez si piensan de esa manera, pues el hecho de que nos lanzáramos abruptamente del autobús electoral justo antes de caer por el despeñadero y quedarnos colgados al borde del risco, no significa que estemos a salvo ya que el argumento de no concurrir a los comicios no es nuevo ni mucho menos original de la directiva de los partidos, sólo con mencionar entre otros el documento público de los dirigentes históricos de AD relativo a no participar en las elecciones del 7-A de 2005, es demostrativo de las precarias condiciones que existían y aún existen para garantizar el secreto y la transparencia del voto como arma democrática y pacífica que corroboró un hecho que ahora es lamentablemente incontrovertible.
Ha llegado la hora de actuar sin titubeos para enfrentar la tormenta con decisión, retomando el rumbo y engrasar los ejes de la maquinaria opositora hoy oxidada y subestimada de cara a las equivocaciones y a las experiencias electorales fallidas, promoviendo con inteligencia y habilidad los ajustes imprescindibles del conjunto opositor que nos permitan renovar con entusiasmo el ideario político, social y democrático del país. No se sienten todavía en el colectivo nacional los resonantes triunfos de nuestra valiosa y abigarrada juventud universitaria de oposición, así como las conquistas gremiales, sindicales o vecinales a pesar de la lluvia ilimitada de recursos con que cuenta el gobierno. Las estrategias de lucha cívica dentro del marco legal tienen que tomar nuevos bríos, eso sí, con caras diferentes y acciones valientes para atender con la misma intensidad los frentes social, económico y electoral, dejando de embestir sistemáticamente al trapo rojo electoralista que en cada ocasión a su conveniencia nos muestra el régimen.
Buen comienzo para contener los negros nubarrones que se observan a distancia en el próximo año, sería desmontar el tesoro más preciado de la
revolución y su arma electoral infalible como lo es el C.N.E., forzando por todos los medios legítimos para convertirlo en un árbitro imparcial e idóneo que garantice un mínimo de equilibrio y transparencia en sus actuaciones como manda la constitución, el sentido común y hasta el ejemplo de lo sucedido en Chile y Bolivia más recientemente, países que sin tanto alarde tecnológico y sin petróleo, obtuvieron resultados definitivos en pocas horas aceptados por las partes, porque se respetó el sagrado derecho al voto sin maquillaje alguno. Por ello, lograr un C.N.E. confiable es fundamental y aún más importante que la propia candidatura que confrontará a Chávez, ya que de mantenerse el ente comicial como está o de hacerse cambios gatopardianos para que nada cambie, El Presidente y próximo candidato jamás perderá elección alguna ni siquiera en el Mister Venezuela o incluso en una hipotética confrontación con Oswaldo Guillén o Johan Santana, también se las ganaría de calle como mejor manager o pitcher respectivamente; sino pregúntenle a Fidel o a Kirchner y comprobarán lo que afirmo. ¿Verdad Jorge?
