Opinión Nacional

Ventajismo.¿cuando NO?

Aquí no hay nada nuevo bajo el sol. Todos los gobiernos cuando se saben perdidos utilizan el poder y el dinero del Estado para hacer creer a sus detractores que está cómodo. Lo vimos en la Nicaragua de los sandinistas, en el Chile de Pinochet, en el Perú de Fujimori. Agasajaban a la opinión internacional, se retrataban sonreídos con sus homólogos, sacaban sacos de dinero a la calle para ganar o falsear elecciones, mataron, hirieron o encarcelaron a sus opositores pretextando seguridad pública, tapizaron a sus países con su mentirosa publicidad. Pero todos perdieron el poder, su pueblo no les perdonó la mentira, el abuso, el atropello a los derechos humanos, el ventajismo, la corrupción, la arbitrariedad. Es la historia universal que nunca leen los pichones de dictadores, quienes se concentran en aprender lecciones de nazismo, fascismo o revoluciones totalitarias. Lástima que no lean el capítulo final, ese que dice que no hay armas, poder ni dinero suficiente para someter a los pueblos que quieren ser libres.

Por eso vemos al régimen usando con ventaja el poder contra los venezolanos desde hace seis años; sometiendo a cárcel, persecución y manipulados juicios a sus opositores; transfiriendo recursos del Estado a la campaña política de un Comando Maisanta integrado por los que firman los cheques del erario público. Por eso el chorro de las dádivas está abierto, para que a última hora la gente crea que el gobierno está haciendo algo por los más necesitados; por eso el aluvión ventajista de publicidad por el NO con financiamiento público y con la red audiovisual del Estado al servicio de Florentino.

A quienes se asustan ante este despliegue publicitario de toldos rojos, vallas y afiches hasta en el último hueco del país, déjenme decirles que el venezolano no cree en pajaritos preñados. Tradicionalmente y eso lo saben los expertos de campaña, el votante lo hace con el corazón y con el estómago. Chávez y sus maisantos tratan de que vote NO la mayoría de este país, casualmente la misma que come una vez al día, que no tiene trabajo, que pasa las de Caín para educar a sus hijos, que carece de protección social, hospitales, seguros o pensiones decentes, que todos los días es presionado por un gobierno que sólo cumple su obligación si le muestran incondicionalidad. Ese venezolano, cansado de la cotorra aliñada de una revolución impuesta por un grupo de orates apocalípticos y corruptos, cansado de que lo chantajeen hasta con la comida, es el mismo que en el pasado recogió su lámina de zinc y votó en contra de los adecos, es el mismo que recibió su beca alimentaria y votó en contra de los copeyanos, es el mismo que ahora va a Mercal, saca su cédula en un operativo y votará porque Chávez se vaya al mismo infierno del que salió.

Así que no hay que tener miedo a esa cifra prodigiosa de 15 millones de votantes. De esos dos millones y medio de nuevos inscritos, calculen la misma proporción nacional: 65% por el SI, 35% por el NO. No le paren a la publicidad oficial, a Chávez con cara de cordero degollado, a las misiones que reparten millones, a la escalada inmoral del régimen sobre el TSJ con sus fichas Carrasquero y Velásquez Alvaray. Hay que concentrarse en dos puntos fundamentales: Abstención Cero y Control Electoral.

La sociedad civil, más arrecha aún por el ventajismo oficial, lo que debe hacer es declararse en campaña, ubicar dónde están los votantes de su edificio, de su calle, de su urbanización, de su oficina, de su gremio. Aunque el pálpito electoral dice que la abstención disminuirá debido a que nos estamos jugando a Rosalinda, siempre habrá alguien indeciso a quien convencer de lo necesario que es hasta el último voto posible. Argumentos sobran: si no le funciona el muy objetivo de que esta es la peor gestión económica de los últimos 50 años, entonces háblele del crimen cometido contra PDVSA, de los miles de hogares divididos por el odio y el exilio, del hambre de los niños de la calle, del dolor por los muertos y heridos en manifestaciones, háblele de los hijos de Carlos Alfonso Martínez, de las mamás de los muertos del 11 de abril, del 6 de diciembre y de tantos otros que enlutan este país. Póngales cualquier grabación presidencial, y pregúnteles si quieren ese discurso de confrontación, segregación, insultos, ignorancia, vulgaridad y mentiras, hasta el 2021.

El Control Electoral es la parte a cargo de la Coordinadora, de los partidos, de las organizaciones con maquinaria humana para controlar logísticas, listados, máquinas, testigos, traslados de actas y todos esos detalles que son vitales para que se respete la voluntad del votante. Si los ciudadanos demócratas de este país cumplen con su responsabilidad para lograr que el SI triunfe, el 15 de agosto, igual que ocurrió hace 150 años, el gobierno perderá la batalla de Santa Inés.

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