Opinión Nacional

CNE ¡El gran perdedor!

Como desde tiempos inmemoriales se dice que, ‘No hay peor sordo que el que no quiera oír o peor ciego que el que no quiera ver’, nos encontramos nuevamente en el inicio de este siglo veintiuno con el más absoluto y rotundo fracaso electoral que Venezuela haya vivido en sus 189 años de vida republicana. Y qué triste es pasar a las páginas de esa historia que tarde o temprano será inclemente con los que la escribieron. Me refiero a las autoridades anteriores y presentes del Consejo Nacional Electoral o del CNE, como también es conocido, a las autoridades del bien llamado ‘Congresillo’ que a dedo las eligieron y a los ignorados y complacientes miembros del Poder Moral o Ciudadano o como se llame por los tristes, cuestionados, dudosos y fraudulentos resultados electorales. Sin embargo, de todas esas autoridades, con su alícuota de responsabilidad en este proceso electoral del 30 de julio que no termina de pasar, el gran perdedor fue, es y será el actual Consejo Nacional Electoral, cuyos miembros tienen nombres y apellidos.

¿Por qué esta afirmación que pareciera ser traída por los cabellos a la palestra pública? Muy sencillo. Revisando toda la información desplegada por los medios de comunicación social, antes, durante y después del proceso nos damos cuenta que el actual Consejo Nacional Electoral MATO con sus actuaciones, las esperanzas de millones de venezolanos y extranjeros que creímos en la democracia y en un proceso electoral transparente sin mácula de ventajismo, oportunismo, trampa y cuanto epíteto se le pueda ocurrir a usted, amigo lector. El deseo de votar en un nuevo proceso electoral lo enterró, por lo menos por muchísimo tiempo el actual CNE ¿votará usted en el siguiente?

Revisando sistemáticamente los antecedentes denunciados por amplios sectores de la sociedad civil, de las ONG y del Frente Institucional Militar nos damos cuenta que, en efecto, las elecciones jamás se debieron haber efectuado el 30 de julio, en virtud de que las condiciones no estaban dadas. La misma empresa Indra en boca de su presidente le aseguró a siete representantes del FIM el 8 de junio del 2000, que una vez suspendidas las elecciones del 28 de mayo, se requerían por lo menos tres meses para poderlas efectuar, una vez subsanados todos los errores y fallas encontradas. Además de ello, se consideró conveniente que la Fiscalía y el Poder Moral o Ciudadano hiciera las averiguaciones pertinentes para determinar las responsabilidades penales, civiles y administrativas a que hubiera lugar para reiniciar elproceso ¿Resultados? Nunca hubo un pronunciamiento oficial y todo, absolutamente todo se le dejó a Indra. Qué pobre oposición política, jurídica, civil, militar y ciudadana con la que cuenta Venezuela.

Por ello, como unos borregos como lo que aparentamos ser y como la mayoría actúa fuimos ‘confiados’ a un proceso electoral a votar para elegir nuevas autoridades cuando lo que fuimos fue a relegitimar un proceso podrido y tramposo en todas sus acepciones. El CNE se prestó a ello. Las impugnaciones, la fe de erratas cuestionadas, los reclamos constantes, el silencio de los observadores internacionales, las protestas de los veedores de la UCAB, Universidad Simón Bolívar, y Universidad Central de Venezuela, los cientos de heridos en todo el territorio nacional y muerto de Cojedes es el haber que en su estado de ganancias y pérdidas siempre ofrecerá este CNE, ante la historia. ¿El debe? Muy fácil de determinar. Serán los millones de venezolanos que jamás volveremos a las urnas electorales por muchísimo tiempo, a sufragar un voto por un sistema en el que no creemos. Por un sistema que se ufanó en la campaña electoral de 1998, que la legitimidad de todo acto en el que participara el ‘soberano’ debería ser el norte y ley inequívoca en Venezuela, pero que después del 06 de diciembre de ese año, esa legitimidad, nunca más se mencionó ni mucho menos al soberano estúpido que creyó y que aún cree en promesas lisonjeras. Por ello, mi duda a si en efecto en este último proceso electoral hubo oposición o si todo fue pan y circo preparado en un laboratorio magistralmente para eliminar toda posibilidad de resurgimiento civilista ante un gobierno militarista.

Las colas jamás volverán a los centros electorales, es factible que los testigos imparciales de mesas deban ser llevados enlazados por los uniformados a cumplir con un ‘deber cívico’, es probable que las cárceles se llenen de renuentes o que se apliquen medidas coercitivas contra los que no voten, y paremos de contar. Todo esto nos llevará irrefutablemente a afirmar tarde o temprano que el actual CNE fue el gran perdedor en las elecciones del 30 de julio de 2000. ¿El ganador?, el pueblo venezolano que aprendió la lección y que no será tonto la próxima vez. Finalmente de Dale Wimbrow y del libro El corazón de un líder , la siguiente reflexión: ‘Quizá puedas engañar a todo el mundo en tu paso por la vida y recibir muchas palmadas en la espalda, pero si has engañado al hombre que está en el espejo, tus recompensas finalmente serán angustias y lágrimas.

Miguel Aparicio es [email protected]

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