Opinión Internacional

¿Para qué sirve la OEA?

Los últimos años han demostrado que la Organización de los Estados Americanos se ha convertido en un organismo multilateral obsoleto e ineficiente. Es más, da la impresión de que se hubiese convertido en un club privado de caudillos que se defienden mutuamente, violentando todas las cláusulas democráticas firmadas por ellos mismos, o por sus antecesores. La bajeza de la organización ha llegado hasta el punto de iniciar un proceso para la readmisión de Cuba a la organización. Su secretario “Insulza” actúa casi todo el tiempo como un verdadero insulso, y cada vez que se atreve a disentir de algún gobierno autoritario; sale empapado de improperios y descalificaciones. El hombre debería retirarse e irse a jugar golf en alguna isla paradisíaca del caribe porque el papel de secretario le queda muy grande.

Si la OEA se jacta de ser un organismo libre, independiente y autónomo, no comprendo como puede caer en los chantajes y las coacciones de gobiernos abiertamente tiránicos y para nada democráticos como los de Venezuela, Cuba, Nicaragua, etc. Entre sus cláusulas más importantes están la defensa de la libertad, del pensamiento, de los derechos humanos, de credo, religión, etc. Obviamente todos estos derechos y muchos más son vulnerados abiertamente en muchos países del continente, pero sobre todo en Cuba y Venezuela. En Venezuela el gobierno los violenta de manera pública y notoria cada vez que le viene en gana. Si la OEA funcionara, la mitad de sus integrantes ya hubieran sido expulsados de la indolente organización hace mucho tiempo atrás.

Lamentablemente la Organización de Estados Americanos no defiende países ni ciudadanos, defiende gobiernos y se vende al mejor postor. Es una organización prostituida que ha perdido legitimidad y que carece de los mecanismos estructurales para hacer cumplir sus disposiciones, requisitos y exigencias. La mejor muestra de ello la pudimos ver en la pasada cumbre de las Américas que terminó siendo un show mediático entre Chávez y Obama. La cumbre no aportó absolutamente nada sustancioso en lo que a la libertad y defensa de los derechos humanos se refiere, y al contrario observamos al presidente de los EE.UU. congraciándose con un dictador como Chávez, y al secretario de la organización proponiendo el reingreso de Cuba al organismo. Una verdadera patada en las “pelotas” para todos aquellos que valoramos la libertad y la democracia.

Es tan así, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos frecuentemente dicta medidas cautelares de protección a favor de personas naturales o jurídicas en el país, y el gobierno venezolano hace caso omiso sin repercusión alguna. El dictador tropical se burla de la corte, y se mofa de la organización. Definitivamente la OEA está condenada a desaparecer, y si en conclusión los países del continente permiten el reingreso de Cuba a la organización, el próximo gobierno venezolano debería retirarse de inmediato sin chistar. No se puede pregonar lo que no se va a cumplir, ni se puede estar con Dios y con el diablo al mismo tiempo. Al igual que la OEA la mayoría de los gobiernos del continente son cínicos y practican un doble discurso. Ninguno ha tenido la hidalguía de romper relaciones con Chávez a sabiendas de que en Venezuela se ha instaurado una dictadura moderna, y pequeños gestos como el de Perú con Manuel Rosales no son más que migajas democráticas casi obligatorias.

Los demócratas venezolanos nos encontramos solos. Después de que Venezuela fuera un faro de libertad y democracia en el continente, nos han abandonado a nuestra suerte. Fuimos en gran parte los responsables de pacificar a Centroamérica que se encontraba abatida en medio de cruentas guerras civiles e ideológicas. Nos encargamos de recibir y cobijamos a todos los exiliados de las dictaduras Europeas y sudamericanas. Exportamos libertad y ayudamos a consolidar a las nuevas y frágiles democracias del continente que recién salían de feroces y bestiales dictaduras militares. Los conocedores de la historia saben muy bien que gracias al empeño y al ahínco de nuestros antepasados, países como Chile, El Salvador y Argentina, hoy en día gozan de libertades plenas y democracias vibrantes.

Dentro de muy poco en Venezuela recuperaremos de nuevo la libertad y tendremos la imperiosa obligación moral e histórica de preguntarle a nuestros vecinos: ¿Por qué nos abandonaron? Todo cae por su propio peso…
“A la luz de la verdad y del tiempo nada se esconde, el mérito brilla y la maldad se descubre”
Simón Bolívar

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