Un nuevo capítulo de Al Qaeda
La serie de atentados que sufriera la ciudad de Londres la mañana de este jueves 7 de julio 2005, lleva la misma impronta de los atentados contra las embajadas de los EE.UU. en Nairobi y en Dar Es-Salaam; contra las Torres Gemelas en New York y el Pentágono el 11 de septiembre 2001; contra las discotecas frecuentadas por turistas australianos en Bali; contra los pasajeros de los trenes en Madrid el 11 de marzo 2004 y contra el consulado general británico y la agencia del banco HSBC en Estambul. Lo sucedido en 7 puntos diferentes de la ciudad de Londres al día siguiente de ser nominada ésta como sede de los juegos olímpicos 2012, no es una simple y fatal casualidad; sino una nueva entrega de Al Qaeda, organización ésta que sigue siendo fiel a su estilo sincronizado, determinado y sangriento. El blanco, siguen siendo inocentes ciudadanos, quienes dentro de sus respectivas y diarias rutinas, se dirigen a sus lugares de trabajo, en transportes colectivos. Condiciones éstas indispensables en el accionar de unos ungidos muyahidines, quienes actúan en horarios de gran circulación, con el fin de alcanzar el mayor número de víctimas posible en cada atentado. Las autoridades londinenses en un primer tiempo han anunciado la muerte de 33 personas y cientos de heridos, algunos de suma gravedad; un mortal y doloroso balance, plagado de imágenes que comienzan a ser familiares, dentro de una macabra trama que se viene repitiendo desde el 11 de septiembre 2001. ¿Estará comenzando el mundo civilizado a acostumbrarse a ver imágenes como las de hoy en Londres, y ayer en Madrid y New York? Por lo pronto, este terrorismo globalizado que Al Qaeda acapara sigue sumando puntos, no solo para su mortífero record, sino en su campaña en favor de la hipermediatización de sus actos, hecho éste último que sin duda constituye una atractiva campaña de imagen para los futuros reclutas de la organización terrorista. Mientras se comienza a recabar informaciones precisas sobre lo ocurrido en Londres, expertos en materia de lucha antiterrorista acaban de señalar que atentados como el de éste 7 de julio, no necesitan de mucho dinero, ni de grandes medios para su realización; tan solo hace falta una planificación de al menos 9 meses, coordinación y determinación. Sin embargo, además del aspecto víctimas inocentes y mediatización de sus actos, Al Qaeda es muy celosa de su fachada política. Recordemos que apenas horas antes de los atentados del 11 de septiembre 2001 en New York, Al Qaeda había asesinado al comandante Massoud líder de la resistencia afgana. De igual forma, para éste 7-J de Londres habría sido previamente asesinado Ihab al Sharif, quien fungía como embajador de Egipto en Irak. Dicho crimen – aún por confirmarse – representaría el primer asesinato de una personalidad árabe-musulmana en Irak y al mismo tiempo es un mensaje directo que Al Qaeda le envía al gobierno de Mubarak en Egipto, principal aliado de occidente en la región. En el pasado Egipto vio nacer en su territorio a la organización “Hermanos musulmanes” y en la actualidad es casualmente en Egipto, donde estarían creciendo de manera importante las redes terroristas islámicas, detalle éste de gran valor político para Al Qaeda. Lamentablemente atentados como el de hoy en Londres, sirven para preguntarse en cuanto a la efectividad de la lucha antiterrorista internacional. Aunque de momento, los mensajes tanto del primer ministro británico Tony Blair, como del alcalde de Londres Ken Livingstone, ambos de tono churchiliano, dejaron en el ambiente la valerosa sensación de que el mundo civilizado ni está intimidado, ni va a dejarse destruir por estos salvajes terroristas de Al Qaeda.