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Peso militar

Si esto fuera una dictadura siglo XXI, –que ya parecen ser muchos los que así opinan- error descomunal seria enfrentarla con mentalidad democrática.

Para aquellos que han venido avalando esa tesis ese ha sido el magno desacierto de la actual dirigencia, al pisar la trampa que representan la utilización manipulada de una serie de conceptos inherentes a la democracia  como negociación, dialogo, conversaciones, separación de poderes, elecciones, etc., pero que en dictadura se transmutan en  retardos, taimas y no sé qué otra sarta de maromas legales, morales y políticas, que no son más que asquerosas  tácticas dilatorias  para resguardar su  fuerza vital: el mantenimiento y la prolongación indefinida del poder.

Hoy, en Venezuela, ya parece ser suficientemente explicita la  abierta, pública y comunicacional  oposición del régimen a cualquier expresión de derechos y libertades políticas y constitucionales, por lo que la descripción del sistema vigente dista mucho, muchísimo, del de una Democracia. Las dificultades que encara la Mesa de la Unidad (MUD) para ejecutar citas electorales previstas en la Constitución: referéndum, gobernaciones, y la nulidad en que han convertido las decisiones de la Asamblea Nacional, entre otras atrocidades del Gobierno en funciones-, por cierto, muy cuestionado- comprueban, a todas luces, la inexistencia de una democracia plena, por decir lo menos. En tal circunstancia, (¿dictadura cívico/militar siglo XXI?) las elecciones son utilizables sólo si avalan a quien tiene el poder, caso contrario son un instrumento indeseable pequeño  burgués.

En ausencia de democracia, el problema de la sucesión se constriñe así al mundo…. MILITAR, nos guste  o no.  La calle, en ese encuadre, se convierte en imprescindible disparador de esa  fuerza decisiva y en expresión insustituible de ese vacío.  En la multitudinaria demostración del pasado 1 de septiembre, en Caracas,  los cuadros medios de la oficialidad Institucional debieron haber quedado convencidos sobre la colocación exacta de la mayoría, y de la consciencia UNITARIA de ésta, aunque desde hacía tiempo las encuestas, todas, lo venían prediciendo. Prueba reciente del PESO MILITAR frente a los “socialistas” en función de mando  había tenido lugar en diciembre pasado, con ocasión de las elecciones de la Asamblea Nacional.

Las conversaciones que supuestamente han ocurrido entre los dos bandos-abiertas o cerradas- podrían ser, en parte resaltante, efecto del empuje uniformado pues, como ya hemos sostenido en escritos previos, el Referéndum, a pesar de ser UN DERECHO CONSTITUCIONAL, Y ESTOS NUNCA SE NEGOCIAN, -como lo ha hecho valientemente la MUD- difícilmente será activado de manera absoluta por el Consejo Nacional Electoral (CNE)-dependencia electoral roja- debido a que en la actualidad el régimen está  convencido de que su ejecución los llevaría a la pérdida del poder,  siendo este el resultado más dañino que puedan experimentar para su imagen futura, en Venezuela y el resto de América Latina.

Entonces, al irse cerrando progresivamente las opciones electorales, pacíficas y constitucionales,  nuevamente las posibilidades de  cambio político van quedando en las manos de este estamento armado. Es esta la historia patria. Lo fue durante la mayor parte del siglo XIX, y al menos la mitad del XX. Aunque el mundo civil haya enfrentado  esta realidad socio cultural obstinadamente pero, quizás, en insuficientes ocasiones.

Dialogo o no, el problema se simplifica  entonces: ¿cuál es la situación dentro de la Fuerza Armada Nacional…..y la Bolivariana? La respuesta exhibe cuatro escenarios:

  1. No ocurre nada. Se supera el año 16 sin mayores traumas de los ya experimentados. La realidad interna de los componentes es una de suma cero, por lo que tolerarían las circunstancias políticas antes de ir a un conflicto de imprevisibles consecuencias convirtiéndose, de tal forma, y por ahora, en cómplices del estiramiento y agudización de la actual tragedia venezolana.
  2. Los institucionales, mayoritarios, fuerzan una salida, una transición, gracias a la presión MULTITUDINARIA, PERSISTENTE y UNIFICADA de las calles. En tal panorama una división en el tolete rojo y la activa participación de las fuerzas vivas, principalmente: Iglesia, gremios, etc., podría hacerla menos traumática.
  3. La escasez, la inflación, la criminalidad, la intolerancia, el despiadado autoritarismo y otras aberraciones hoy insoportables llevarían a una explosión social generalizada, cuyo destino dependería, a la larga, de la eventual inclinación de la Fuerza Armada Nacional.
  4. Enfrentamiento cívico-militar

¡Tres a uno!: lamentables, muy lamentables, las opciones futuras de esta “desgraciada tierra”, que no………. “tierra de gracia.

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