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Constituyente versus calle

Con la convocatoria por parte de NMM el 1ro de Mayo a una Asamblea Nacional Constituyente “electa con voto directo del pueblo para elegir a unos 500 constituyentistas, aproximadamente; unos 200, 250 electos por la base de la clase obrera, de las comunas, de las misiones, de los indígenas” (Maduro dixit), el grupo radical del gobierno se impuso sobre el democrático, prácticamente dando por tierra con las esperanzas electorales y con la democracia tal como la conocemos.

Refrescando y poniendo en perspectiva, el tema está conceptualmente alineado con las leyes del poder popular y con el Plan de la Patria y como tales, no totalmente alineados con los principios constitucionales. Los pasos naturales evolutivos serian, o bien adaptar estos instrumentos a la constitución, o bien adaptar la constitución a estos instrumentos. Y la decisión aparentemente fue la última. De triunfar esta propuesta (ya rechazada en referéndum en el 2007 cuando el chavismo estaba más fuerte que nunca) el rol del estado sería mucho más fuerte, la propiedad privada seria condicionada y en general nuestra sociedad continuaría su empobrecimiento.

Por su parte, la oposición, ya dentro de esta nueva agenda, deberá reposicionarse pero sin abandonar la presión de calle, representativa del 70% de la población, como su única herramienta para contrapesar el inmenso poder del chavismo que controla las instituciones, el dinero y las armas…sin menospreciar al (más o menos) 30% de la población que los apoya.

Es razonable pensar que la oposición, el partido MUD, debe rápidamente reaccionar haciendo los ajustes a su organización interna. Debería llevar a cabo una sesión de estrategia para definir un nuevo curso de acción…las reacciones airadas y altisonantes escuchadas ayer son comprensibles por la irritación que genera el anuncio, pero de ninguna manera deberían ser la respuesta que guiará sus pasos.

No olvidar que el anuncio es estratégico y estructural y que la reacción opositora debería estar en esa misma dimensión…y no quedarse en lo táctico que son las marchas y las declaraciones.

La clave de este movimiento del chavismo está en la operacionalización la cual podrá conocerse recién cuando salga la gaceta que la oficialice. Ahora, la intencionalidad si puede ser “leída” sin gaceta y se podrían identificar algunos posibles motivos:

  • Al haber fracasado el dialogo como lo conocemos, el gobierno la convoca como ámbito de paz
  • Para evitar elecciones universales, las cuales perdería, se va por este camino que las transforma en posibilidad de seguir gobernando pero sin votos
  • Para cambiar la agenda y mantener la atención fuera de los problemas reales de la gente
  • Como vía de reconstrucción de una institucionalidad que ya no asegura gobernabilidad
  • Como logro de posiciones fuertes frente a un venidero proceso de negociación con el Papa como mediador

En caso de avanzar en la convocatoria, la posibilidad de éxito estará asociada a las condiciones electorales que plantee. No hay que olvidar que este escenario, si bien estaba en el radar, lucia y aun luce débil por el apoyo popular que requiere una medida de este tipo. Una vez más, querer y poder no son lo mismo.

Arrancar el camino de la ANC, así parezca desbalanceado a favor del chavismo por lo de la mitad de los constituyentes de las bases comunales (institución casi 100% chavista), podría terminar clarificando el rechazo que, en sus mismas bases, hay al modelo (especialmente el económico) y a sus consecuencias.

Hay que estar claros que ante una radicalización del accionar opositor, no se podía esperar que el gobierno no reaccionara también en forma radical. Ambas partes fueron redoblando la apuesta hasta llegar a un callejón sin salida que por sus características se encamina o bien a una mayor violencia, o bien a una negociación.

El Papa en su vuelo retornando de Egipto adelantó que esta vez la participación de El Vaticano iba a requerir “condiciones muy claras” (Francisco dixit) y la llamó Mediación, entiendo que con todo el peso que el concepto significa: “Intervención de una persona u organismo en una discusión o en un enfrentamiento entre dos partes en conflicto para encontrar una solución. Los principios rectores de la mediación son: la confidencialidad, la oralidad entre las partes y la plena comunicación entre las mismas, la imparcialidad del mediador interviniente y la neutralidad del mismo frente a la materia traída a cuestión”.

Lo anterior es importante pues una intervención papal en nuevas condiciones pondría al chavismo a comprometerse con resultados concretos. Claro que al sentarse a la mesa las partes (JVR, HE y EJ por el gobierno y aun no hay representantes de la oposición) se encontrarán con una condición de hecho que no estaba en la versión anterior, que es la convocatoria a la ANC. Es posible entonces que el peso de esa negociación se de alrededor de las condiciones de la convocatoria y ya no en términos del calendario electoral del cual creo que por el momento hay que olvidarse. A menos que la oposición se mantenga en su llamado a elecciones y no acepte entrar en el juego del gobierno.

Es de esperar que el camino de la negociación prospere, pues pese a que por su estructura tiende a mantener en el poder a quien lo detenta, también ayuda a ponerle límites y fechas a ese poder. No tan rápidas como la oposición querría, y no tan lentas como al gobierno le gustaría. Y digo esto pues la alternativa violenta que ya ha comenzado a expresarse confirmaría la cada vez más evidente fractura de la institucionalidad. El inapelable TSJ tuvo que retroceder, el poder moral está cuestionado en su legitimidad el Defensor del Pueblo, en su imparcialidad el Contralor, y en su lealtad partidista la FGR. Y eso puede traducirse en perdida de gobernabilidad que conduzca al escenario disrruptivo que tanto he mencionado en informes anteriores.

Cuando se cierran las puertas a lo conocido, se abren las puertas de lo desconocido. Y si descartamos cualquier intervención armada extranjera (todo indica que tiene una probabilidad de ocurrencia muy baja) solo quedan la guerra civil o el golpe de estado…o ambas, uno consecuencia de la otra. Nos estamos acercando peligrosamente a temas que podemos saber cómo comienzan pero no como terminan…y esa apuesta a todo nada no habla bien de nuestra sociedad y mucho menos de nuestra dirigencia.

Tal vez no se nota por el día a día, pero el deterioro general que está teniendo el país desde hace cuatro años es impresionante. Se podría decir que el gobierno todo lo hace para su 30% dejando afuera al resto de la sociedad. Lo cual no se notaba tanto cuando representaba el 60% del país, pero con solo el treinta (decreciente) ya se hace insostenible. Como ejemplo está esta convocatoria de una ANC la cual debería ser un ámbito de consenso para buscar una salida a la situación crítica del país y termina siendo un arma para enfrentarse y sostener el poder. Por esa vía, y con esa tendencia las cosas no pueden salir bien.

Con esta victoria parcial del ala radical del gobierno, en lo económico se avanza contra la agenda económica bolivariana y  los motores, por aquello de las condiciones de continuidad comprometidas.

La congelación de precios parece destinada a cubrir todos los ámbitos de la actividad económica con un espíritu similar al de la inamovilidad laboral.  La economía se oscurecerá más y el mercado negro será más grande, en un país cuyo PBI está cada vez más chico. Hasta que no haya medidas cambiarias no se podrá dimensionar en su totalidad el impacto de esta radicalización en marcha. Los cupos, las cuotas, los permisos, los controles volvieron a tomar fuerza poniendo un contrapeso a las iniciativas que sectores más pragmáticos del gobierno están tratando de impulsar.

Los aumentos del 30 de abril serán un elemento más a considerar para la continuidad del negocio en cualquiera de los sectores por los impactos en los costos y gastos, en los pasivos laborales y en el flujo de caja. Y con precios congelados…

La conclusión es que las empresas más formales y respetuosas se verán perjudicadas, a favor de las menos escrupulosas que ganarán como siempre y como nunca.

Esta nueva etapa del proceso recién empieza y solo podemos leer intencionalidad de parte y parte. Pero dentro de poco tiempo ya se pasará a acciones concretas, las cuales lejos de acercar posiciones aumentan la brecha y la polarización. Eso explica porque se mantiene el tema político como agenda principal. Es porque si la gente se concentrara en sus problemas reales de todos los días, se darían cuenta de que esa brecha no existe sino que tienen en común casi todos los problemas que los aquejan. Hace falta una oferta de liderazgo diferente, pues es cada vez más la gente (más del 50%) que no quiere a ninguno de los dos bandos en disputa. Y hasta que eso ocurra, que aparezca un liderazgo integrador, seguiremos en una conflictividad creciente que no sabemos adónde nos puede llevar…o si sabemos…

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